Tokio en tres platillos

Destinos
La medina es un mundo en constante
movimiento, con gritos y conversaciones, colores
y sorpresas. Me permito visitar los curtidores de
pieles que trabajan en recipientes fétidos al aire
libre y a los alfareros que diseñan cerámica azul
y verde, muy parecida a la talavera –pues tienen
el mismo origen –. La medina cuenta con los más
espectaculares monumentos como la madraza
TRES CIUDADES FASCINANTES PARA
SUMERGIRSE EN UN MUNDO
EXTRAVAGANTE
Por Patrick Monney
MARRUECOS
LA TRILOGÍA DEL HECHIZO
País sensual y exótico, Marruecos es
un tesoro de arquitectura, paisajes
y cultura, un libro de historia tan
cercano, pero tan diferente de
Europa. Las altas montañas del
Atlas vigilan las llanuras cultivables
y los oasis que habitan los desiertos
a la puerta del Sahara. Éste, es un
mundo de leyendas y aventuras,
donde existen tres ciudades que se
consideran como tesoro universal.
Fez
Al entrar en la medina de Fez, se penetra en un mundo
medieval donde los callejones se tuercen y transportan por
el tiempo. Yo empujo puertas para encontrar auténticos
palacetes con sus patios, mientras observo sus muros cubiertos
de zelliges (azulejos marroquíes), estuco y cedro labrados.
Mi alojo es en el fastuoso Riad Fes, un hotel que
invita a vivir los cuentos de las "Mil y una noches", muy
parecido a una alhambra pequeña pero sumamente elegante;
donde la cocina es un auténtico manjar de reyes. Y también,
un hammam que permite relajarse al modo marroquí para
disfrutar esencias y masajes. La vista desde la terraza es
fascinante y permite descubrir la medina de Fez con sus
minaretes, escuchando la melodía del músico que toca el laúd.
Cada día me pierdo en el laberinto de los callejones,
algunos sin salida. Visito los diferentes socos donde se fabrica
una artesanía hermosa de cobre, cuero, madera, telas y
tapetes. El mercado de frutas y verduras brilla, y yo miro cómo
los artesanos elaboraban arte, las babuchas lucen sus colores,
los dátiles y aceitunas se ofrecen para degustación y se inventa
el pan msmen.
Bou Inamia o la El Attarine. Ese embrollo de
9400 callejones es un paseo por los senderos de
la historia, empujando puertas para descubrir
palacios, madrazas, fondouks, hammams, socos y
puertas como Bab Boujeloud.
Fundada en 789, Fez gana su importancia
con la creación de la mezquita y universidad
Karaouina en el año 859. Dos veces capital, es
el mayor emplazamiento medieval del mundo,
Patrimonio de la Humanidad desde 1981, y con un
encanto peculiar y magnetismo que hechiza para
siempre.
Estar en Fez me permite visitar unos sitios
cercanos: las ruinas romanas de Volubilis con
sus magníficos mosaicos bien conservados, la
ciudad de Meknés con su muralla perforada por
elegantes puertas como Bab Mansour, el mausoleo
de Moulay Ismael; así como los restos de las
caballerizas reales y sus madrazas.
Decido subir el Atlas Mediano para descubrir
Ifrane, un pequeño pueblo de estilo europeo
rodeado por altos cedros, el cual se cubre de
nieve en invierno e invita a esquiar en esa región
invadida por los macacos de Berbería.
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