22.11.2016 Views

ACTAS|

2fi8PRr

2fi8PRr

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

sus propias necesidades e intereses, un concepto de amor que implica sacrificio del yo […]. En cambio, los<br />

chicos muestran una disposición mucho menor a la renuncia total, el sacrificio personal y la entrega y una<br />

mayor contención emocional (Bosch E., 2007: 15).<br />

Esto combinado con las nuevas tecnologías se convierte en un instrumento que facilita nuevas vías para el<br />

ejercicio de conductas violentas entre los jóvenes, como el ciberacoso que supone una invasión repetida y<br />

sin consentimiento de la intimidad de la víctima, donde el agresor utiliza las TIC’s para hostigar, controlar,<br />

amenazar y/o chantajear a su víctima (pareja o expareja sentimental). Además se suman a estos<br />

comportamientos las falsas acusaciones, suplantación de la identidad, usurpación de datos personales,<br />

vigilancia permanente de las actividades personales, difundir imágenes comprometidas (de carácter sexual)<br />

en donde el agresor tiene acceso a este material de manera fraudulenta “hackeando” el ordenador o el<br />

móvil de la víctima o porque la misma le confió su contraseña para ingresar a su red social.<br />

Otra manifestación de la violencia de género a través de las TIC’s es el control de dispositivos móviles<br />

inteligentes (suponen la completa integración de Internet y telefonía). Esta violencia se produce cuando el<br />

agresor controla las llamadas entrantes o salientes, así como de las personas destinatarias o remitentes<br />

de mensajes del teléfono móvil de la víctima. En algunos casos las obligan a eliminar a alguno de sus<br />

contactos simplemente por celos o hasta el punto que el mismo agresor responda directamente las<br />

llamadas.<br />

Asimismo, resulta muy frecuente que el acoso suba de nivel a través de constantes llamadas de teléfono y<br />

de mensajes hacia cualquier dispositivo móvil que utilice la víctima, con el fin de averiguar en todo momento<br />

qué hace la víctima, dónde y con quién se encuentra y que en numerosas ocasiones son el medio empleado<br />

por el agresor “para realizar amenazas más o menos explícitas contra la misma y sus allegados, además<br />

de suponer un verdadero calvario para aquellas mujeres que se ven obligadas a responder inmediatamente<br />

al agresor, repercutiendo esta actividad en las posibilidades de vivir una vida normalizada e incluso<br />

desempeñar una tarea o trabajo” (Casado Caballero, 2012: 10). Es preciso remarcar que cuando finaliza la<br />

relación en la mayoría de los casos se intensifica este medio de acoso que contribuye al proceso de elevar<br />

la violencia psicológica.<br />

De hecho, varios estudios 56 realizados por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género en 2012<br />

y 2013 nos muestran como las redes sociales y los teléfonos móviles son los medios más frecuentes para<br />

ejercer el ciberacoso y la violencia de género en parejas jóvenes, ya que los terminales móviles y tablets<br />

de última generación contienen sistemas de localización GPS, o existen programas espías como Spywere<br />

o SpyBubble (para robar datos y rastrear información por red) que ofrecen a los agresores nuevas vías para<br />

el acoso, control, humillación y amenazas hacia sus víctimas y en algunos casos bajo el anonimato.<br />

Entre las principales conclusiones de los estudios, en los que han participado más de 8.000 adolescentes<br />

y jóvenes de 13 a 19 años, destaca el hecho de que las nuevas tecnologías facilitan a los agresores alcanzar<br />

a sus víctimas sin tener contacto directo con ellas, suponen también una dificultad para cerrar una relación<br />

de pareja y que los estereotipos tradicionales que siguen existiendo en las relaciones entre hombres y<br />

mujeres se proyectan en Internet y las redes sociales.<br />

Adicionalmente, sobre el ciberacoso, se señala que WhatsApp, Tuenti y las llamadas al móvil son los<br />

medios más frecuentes para enviar y recibir mensajes insultantes o amenazantes, como forma de ejercer<br />

la violencia de género. Curiosamente, el 14,7% de las chicas que han sufrido esta violencia, por otra parte,<br />

asegura haber recibido algún mensaje para presionarlas a participar en actividades de tipo sexual. Y hasta<br />

un 16,6% de las jóvenes asegura que han visto difundidas imágenes suyas comprometidas o de carácter<br />

sexual sin su consentimiento.<br />

En paralelo, la juventud tiene una percepción del riesgo muy baja ante el uso de las nuevas tecnologías.<br />

Así lo demuestra el hecho de que más de uno de cada cuatro adolescentes (28,1%) no consideren conducta<br />

de riesgo responder a un mensaje en el que le insultan. Una proporción similar asegura que colgaría una<br />

fotografía suya que sus padres no autorizarían. El estudio sobre el ciberacoso también revela otras<br />

conductas de riesgo en ambos sexos: el 25% de las adolescentes y el 36% de los chicos no consideran<br />

56<br />

a) “El ciberacoso como forma de ejercer la violencia de género en la juventud: un riesgo en la sociedad de la información y del conocimiento”,<br />

Cristóbal Torres, Catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid.<br />

b) “La evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género”, María José Díaz-Aguado, Catedrática<br />

de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense.<br />

38

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!