ACTAS|
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Entre los y las adolescentes que manejan las TRIC existe una conciencia de una conexión permanente, lo<br />
que en términos de la violencia machista produce una nueva dimensión de la misma, con mayores riesgos<br />
para las víctimas, además de la capacidad viral y multiplicadora de estas nuevas herramientas. La violencia<br />
de género puede ahora producirse de forma ininterrumpida, sin necesidad de estar cerca físicamente del<br />
agresor, ni siquiera cerca del ordenador de mesa que pudiera tener en casa.<br />
Para que exista un aprendizaje mayor en las aulas, debe cambiar el rol del profesorado, siendo una de las<br />
nuevas habilidades y destrezas a incorporar la de potenciar “acciones de aprendizaje abierto, explotando<br />
las posibilidades comunicativas de las redes como sistemas de acceso a recursos de aprendizaje” 106 . De<br />
hecho, Argibay, Celorio y Celoiro señalan que “las redes son una buena práctica de participación y pueden<br />
ser una forma de multiplicar nuestras fuerzas y amplificar nuestros mensajes” 107 .<br />
Y, a pesar de que en la escuela se fomenta el aprendizaje de las TRIC (sobre todo de las TICs) parece<br />
que, por un lado, se aborda sin perspectiva de género y, por otro lado, se niegan sus usos sociales lo que<br />
imposibilita desde la gestión pública hacer una estrategia que verdaderamente incida en cambios profundos<br />
culturales ligados a las relaciones de pareja entre los y las jóvenes.<br />
No abordar el aprendizaje de las TRIC con perspectiva de género lleva a no ser consciente de que existe<br />
un uso diferenciado entre los chicos y las chicas de éstas. De hecho, según el estudio “Menores de Edad<br />
y conectividad móvil en España, por un lado, mientras el juego con el Smartphone es habitual en el 60%<br />
de los chicos, este porcentaje se reduce al 48% entre las chicas y, por otro lado, en el caso de las<br />
adolescentes, la opinión y recomendaciones de las amigas no parecen tener tanto peso como entre los<br />
chicos: un 38% frente a un 56%.<br />
Esto significa que sigue existiendo una brecha digital de género que es necesario tener en cuenta cuando<br />
se trata de violencia de género, ya que habrá que hacer un esfuerzo adicional para que no permita un<br />
mayor protagonismo en la construcción de un mundo más democrático y justo, libre de violencia machista.<br />
La negación de los usos sociales por parte del profesorado es debido en muchos casos a la brecha digital<br />
existente entre éste y el alumnado cuando en el primer caso, son “inmigrantes digitales”, mientras que en<br />
el segundo son “nativos digitales”; la brecha digital se produce entonces entre quienes son “consumidores<br />
digitales”, de quienes son “productores digitales”. El reto está en poder educar a niños y niñas en una actitud<br />
creativa y crítica para que puedan llegar a transformar la sociedad en la que se desenvuelven, siendo para<br />
ello imprescindible aplicar la perspectiva de género a dicha formación. La educación pública fracasará si<br />
sólo utiliza las TRIC para reproducir las mismas formas y contenidos simplemente en un formato digital y si<br />
además no lo hace con perspectiva de género.<br />
En relación a la violencia de género en la juventud, esta visión limitante de las TRIC no tiene en cuenta que<br />
a través de ellas se crean espacios de afinidad y confianza (lo que evitaría los sentimientos de soledad,<br />
incomprensión y culpabilidad aparejados a la violencia de género), además de que suelen apropiarse de<br />
los conocimientos de los que sus iguales hacen partícipes a la comunidad, lo que facilitaría una mayor<br />
penetración por parte de la juventud de herramientas como la puesta en marcha por el IAM.<br />
La mayor dificultad para conseguir la máxima eficacia en el uso de este tipo de herramientas nos la<br />
proporciona la denominada brecha digital entre las generaciones a las que pertenecen las y los docentes<br />
andaluces y los y las estudiantes a quienes tienen que formar. La integración de herramientas, como la<br />
aplicación evaluada, en el proceso educativo tiene que pasar por un acompañamiento docente para el que<br />
el que se debería formar expresamente a personas que se ocupan de la educación en Andalucía.<br />
Concretamente, a las que aun estando cualificadas para una formación en género, en muchas ocasiones<br />
no tienen formación ni destreza tecnológica suficiente y, específicamente a las personas responsables de<br />
coeducación en los centros andaluces; a las que teniendo esa destreza no tengan formación en género.<br />
Por ello, se hace imprescindible preparar acciones de formación específica para el profesorado,<br />
concretamente en el uso social con perspectiva de género de las TRIC, que posibilitarán una optimización<br />
106<br />
SALINAS, Jesús. “Redes y desarrollo profesional del docente: entre el dato seridinpitti y el foro de trabajo colaborativo”. Profesorado. Volumen<br />
2, número 1, 1998, 13-24.<br />
107<br />
ARGIBAY, Miguel.; CELORIO Gema y CELORIO, Juanjo “Educación para El Desarrollo. El espacio Olvidado de la Cooperación”. Cuadernos de<br />
Trabajo Hegoa. Número 19. 1997<br />
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