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EL ABRAZO DE LA SERPIENTE

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De repente, un grupo de cinco mujeres indígenas salen de la<br />

vegetación espesa, corriendo en dirección del río. Algunas de<br />

ellas cargan en sus brazos bebés de meses. Otras arrastran de<br />

la mano niños de pocos años. Pasan junto a los viajeros sin<br />

detenerse, gritándoles, en pánico.<br />

MUJER INDIGENA<br />

(en idioma cohiuano)<br />

¡Vienen los colombianos! ¡Vienen los<br />

colombianos!<br />

Manduca se asusta. Ni a Theo ni a Karamakate les importa. El<br />

cohiuano aprovecha la distracción para agarrar un leño<br />

encendido de la fogata fuera de la maloka y se dirige hacia<br />

el cultivo.<br />

Otro grupo de indígenas, ancianos, mujeres y niños pasa<br />

corriendo, gritando con terror, enloquecidos.<br />

Theo trata de detener a Karamakate, pero éste lo empuja. El<br />

virakocha cae al piso. Con lágrimas en los ojos, ve a<br />

Karamakate, loco de rabia, prenderle fuego a los árboles de<br />

caucho. La yakruna se consume rápidamente.<br />

KARAMAKATE<br />

(en español)<br />

¡Esta es la yakruna! ¡El máximo<br />

conocimiento de lo que fue mi pueblo!<br />

¡Pero no te lo vas a llevar!<br />

¡Demonio!<br />

Grandes llamas se levantan entre Karamakate y los otros dos.<br />

Entre la selva y el incendio, ahora son decenas de indígenas,<br />

mujeres, ancianos y niños que corren desesperados, huyendo<br />

por sus vidas. Los tiros se oyen cada vez más cerca.<br />

MANDUCA<br />

Tenemos que irnos.<br />

Manduca ayuda a Theo a levantarse, pero éste parece sufrir<br />

una muy profunda recaída. Se agarra el estómago, tratando de<br />

contener el dolor, pero no escucha a su amigo.<br />

THEO<br />

¡Karamakate!<br />

Pero Karamakate ha desaparecido entre las llamas. Más y más<br />

indígenas siguen corriendo junto a ellos. Cinco metros más<br />

adelante, un joven de quince años cae al piso, herido de<br />

muerte por una bala.<br />

Manduca levanta a Theo y lo carga sobre su hombro. A causa<br />

del dolor y de la enfermedad, es poca la resistencia que<br />

puede oponer. Sigue gritando.<br />

THEO (CONT’D)<br />

¡Karamakate! ¡Karamakate!<br />

71 EXT. PUEBLO COHIUANO - DÍA 71<br />

Manduca carga a Theo a través de la calle principal del<br />

caserío en medio del horror. Corre junto a indígenas que<br />

huyen en dirección del río, en medio de los balazos. Gente<br />

cae a su alrededor.<br />

Los dos soldados peruanos del puesto de policía saltan por<br />

encima de los bultos de arena, corriendo en el otro sentido,<br />

en una última y desesperada ofensiva.<br />

Manduca sigue corriendo tan rápido como puede. Detrás suyo,<br />

hombres mestizos y soldados con el uniforme de Colombia<br />

disparan sobre todo lo que se mueve. Un grupo sale de una<br />

casa, pillando sus pocos bienes y prendiéndole fuego al techo<br />

de paja. Otros cinco hombres ríen, agarrando a una mujer,<br />

que empiezan a violentar. Sin poder intervenir, Manduca sigue<br />

huyendo.<br />

72 EXT. BANCO <strong>DE</strong> ARENA COHIUANO - DÍA 72<br />

Theo y Manduca llegan al banco de arena. La imagen es<br />

dantesca; los cohiuanos se lanzan masivamente al caudaloso<br />

río, en estampida. Tratan de atravesarlo a nado pero la<br />

poderosa corriente arrastra a muchos de ellos. Un grupo de<br />

mujeres trata de desatar el bote. Manduca grita, corriendo<br />

hacia ellas.<br />

MANDUCA<br />

¡Hey! ¡Esperen!<br />

El grito de Manduca las asusta. Sueltan las amarras y se<br />

tiran al río. Manduca posa a Theo en el bote y lo empuja al<br />

agua. Theo, con un hilo de voz, llama a esas mujeres.<br />

THEO<br />

Vengan… Súbanse…<br />

Pero ellas lo ignoran, luchando ya contra la corriente. Un<br />

niño de dos años se agarra del cuello de su madre que, sin<br />

fuerzas, deja de nadar.<br />

Theo, acongojado por el dolor, le hace señas a un anciano en<br />

la orilla para que se suba a la embarcación. Este duda y<br />

prefiere nadar antes de subirse al bote con el virakocha.<br />

Theo, desesperanzado, no lo puede creer. Se agarra el<br />

estómago de nuevo y se deja caer hacia atrás, resignado.<br />

112 | GUIONES | ROTEIROS | NÚM. 6 <strong>EL</strong> <strong>ABRAZO</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>SERPIENTE</strong> | 113

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