EL ABRAZO DE LA SERPIENTE
El-abrazo-12-jul
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Karamakate no suelta la mirada de Anizetto. Le llama la<br />
atención el color de sus ojos.<br />
ANIZETTO<br />
¿Plantas sagradas? ¡Lo único sagrado<br />
en esta selva soy yo!<br />
Los escoltas indígenas repiten dos veces la palabra “mauarí”<br />
cuando Anizetto dice “yo”. El Mesías esculca entre los<br />
intestinos de un mono destripado sobre una mesa.<br />
Karamakate le lanza una mala mirada y vuelve junto a su<br />
paciente.<br />
KARAMAKATE<br />
(en español, a Anizetto)<br />
Permiso.<br />
Anizetto se sorprende de la osadía del viejo que se atreve a<br />
darle una orden. Sin embargo, se somete y va a sentarse en<br />
una suerte de trono a unos metros de la cama.<br />
Cúrenla.<br />
ANIZETTO (CONT’D)<br />
Karamakate exhala el humo de su tabaco sobre la niña. Empieza<br />
a cantar de manera ritual.<br />
Se lleva a la boca un pedazo del páncreas del mono y lo<br />
mastica.<br />
Evan no sabe cómo reaccionar. Sigue a Karamakate que se<br />
acerca a la cama. Descubren a una niña indígena de once años,<br />
sudorosa y anémica, con pústulas cicatrizadas en el rostro y<br />
ligeros tatuajes en las cejas. Lleva una túnica sucia, sus<br />
caderas están deformadas por la cópula y su rostro denota una<br />
tristeza infinita.<br />
EVAN<br />
Tienen que llevarla a un centro de<br />
salud.<br />
Todos los presentes, incluyendo a Karamakate, miran a Evan<br />
como si estuviera loco. Anizetto voltea la mesa de un golpe,<br />
las vísceras del mono salen volando en todas las direcciones.<br />
Lanza un horrible grito. Los escoltas del Mesías agarran a<br />
los visitantes de los brazos.<br />
Pero Karamakate los detiene.<br />
KARAMAKATE<br />
(en idioma tukano)<br />
Esperen.<br />
Los escoltas miran a Anizetto. Éste asiente levemente.<br />
Sueltan a Karamakate quien reflexiona un instante antes de<br />
tomar las manos de la niña y oler sus palmas.<br />
Saca de su cushma una serie de piedras y de cristales que le<br />
pone en el pecho. Se acerca a una antorcha y prende un enorme<br />
tabaco. Evan se suelta de los indígenas y alcanza a su<br />
compañero, susurrándole al oído.<br />
EVAN<br />
Esta niña tiene leishmaniasis. No vas<br />
a poder curarla.<br />
Evan se apoya contra el muro en una esquina del establo.<br />
Santiago llega junto a él.<br />
SANTIAGO<br />
(en voz baja)<br />
El Mesías está de mal humor. Pero hay<br />
que entenderlo, su esposa está<br />
enferma. Yo también lo estaría.<br />
Evan guarda silencio.<br />
SANTIAGO (CONT’D)<br />
Ojalá funcione. No quisiera que los<br />
invitaran a suicidarse…<br />
Evan suspira, preocupado. Karamakate hace una seña. El<br />
explorador va a acercarse, pero el viejo lo detiene.<br />
Tú no.<br />
KARAMAKATE<br />
Evan, sorprendido, se queda quieto mientras Karamakate le<br />
pasa la planta de chiricaspi a Santiago.<br />
KARAMAKATE (CONT’D)<br />
Muele esta planta.<br />
Santiago asiente. Evan, molesto, sale del recinto.<br />
52 INT. <strong>LA</strong> CHORRERA - CORREDORES - DÍA 52<br />
Evan lee una vieja placa oxidada y pintada que cuelga de uno<br />
de los agrietados muros del edificio.<br />
“En reconocimiento del valor de los pioneros colombianos del<br />
caucho, quienes, arriesgando su vida y sus bienes, traen la<br />
civilización a tierras de caníbales y salvajes, mostrándoles<br />
el camino de Nuestro Señor y su Santa Iglesia.”<br />
RAFA<strong>EL</strong> REYES, Presidente de Colombia, Agosto 1907.<br />
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