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EL ABRAZO DE LA SERPIENTE

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Karamakate no suelta la mirada de Anizetto. Le llama la<br />

atención el color de sus ojos.<br />

ANIZETTO<br />

¿Plantas sagradas? ¡Lo único sagrado<br />

en esta selva soy yo!<br />

Los escoltas indígenas repiten dos veces la palabra “mauarí”<br />

cuando Anizetto dice “yo”. El Mesías esculca entre los<br />

intestinos de un mono destripado sobre una mesa.<br />

Karamakate le lanza una mala mirada y vuelve junto a su<br />

paciente.<br />

KARAMAKATE<br />

(en español, a Anizetto)<br />

Permiso.<br />

Anizetto se sorprende de la osadía del viejo que se atreve a<br />

darle una orden. Sin embargo, se somete y va a sentarse en<br />

una suerte de trono a unos metros de la cama.<br />

Cúrenla.<br />

ANIZETTO (CONT’D)<br />

Karamakate exhala el humo de su tabaco sobre la niña. Empieza<br />

a cantar de manera ritual.<br />

Se lleva a la boca un pedazo del páncreas del mono y lo<br />

mastica.<br />

Evan no sabe cómo reaccionar. Sigue a Karamakate que se<br />

acerca a la cama. Descubren a una niña indígena de once años,<br />

sudorosa y anémica, con pústulas cicatrizadas en el rostro y<br />

ligeros tatuajes en las cejas. Lleva una túnica sucia, sus<br />

caderas están deformadas por la cópula y su rostro denota una<br />

tristeza infinita.<br />

EVAN<br />

Tienen que llevarla a un centro de<br />

salud.<br />

Todos los presentes, incluyendo a Karamakate, miran a Evan<br />

como si estuviera loco. Anizetto voltea la mesa de un golpe,<br />

las vísceras del mono salen volando en todas las direcciones.<br />

Lanza un horrible grito. Los escoltas del Mesías agarran a<br />

los visitantes de los brazos.<br />

Pero Karamakate los detiene.<br />

KARAMAKATE<br />

(en idioma tukano)<br />

Esperen.<br />

Los escoltas miran a Anizetto. Éste asiente levemente.<br />

Sueltan a Karamakate quien reflexiona un instante antes de<br />

tomar las manos de la niña y oler sus palmas.<br />

Saca de su cushma una serie de piedras y de cristales que le<br />

pone en el pecho. Se acerca a una antorcha y prende un enorme<br />

tabaco. Evan se suelta de los indígenas y alcanza a su<br />

compañero, susurrándole al oído.<br />

EVAN<br />

Esta niña tiene leishmaniasis. No vas<br />

a poder curarla.<br />

Evan se apoya contra el muro en una esquina del establo.<br />

Santiago llega junto a él.<br />

SANTIAGO<br />

(en voz baja)<br />

El Mesías está de mal humor. Pero hay<br />

que entenderlo, su esposa está<br />

enferma. Yo también lo estaría.<br />

Evan guarda silencio.<br />

SANTIAGO (CONT’D)<br />

Ojalá funcione. No quisiera que los<br />

invitaran a suicidarse…<br />

Evan suspira, preocupado. Karamakate hace una seña. El<br />

explorador va a acercarse, pero el viejo lo detiene.<br />

Tú no.<br />

KARAMAKATE<br />

Evan, sorprendido, se queda quieto mientras Karamakate le<br />

pasa la planta de chiricaspi a Santiago.<br />

KARAMAKATE (CONT’D)<br />

Muele esta planta.<br />

Santiago asiente. Evan, molesto, sale del recinto.<br />

52 INT. <strong>LA</strong> CHORRERA - CORREDORES - DÍA 52<br />

Evan lee una vieja placa oxidada y pintada que cuelga de uno<br />

de los agrietados muros del edificio.<br />

“En reconocimiento del valor de los pioneros colombianos del<br />

caucho, quienes, arriesgando su vida y sus bienes, traen la<br />

civilización a tierras de caníbales y salvajes, mostrándoles<br />

el camino de Nuestro Señor y su Santa Iglesia.”<br />

RAFA<strong>EL</strong> REYES, Presidente de Colombia, Agosto 1907.<br />

84 | GUIONES | ROTEIROS | NÚM. 6 <strong>EL</strong> <strong>ABRAZO</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>SERPIENTE</strong> | 85

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