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Siento, como sintieron otros muchos antes, como Schopenhauer o Freud o mi<br />
vecino del tercero o tu vecino de enfrente, que el <strong>amor</strong> (llámasele también afecto<br />
o cariño o incluso aceptación) es uno de los grandes motores de nuestra<br />
existencia si no el único. Algo ya habíamos comentando en el número que<br />
trataba sobre Lo erótico, que tal vez hacen camino conjunto pero también se<br />
bifurcan y lo erótico y el <strong>amor</strong> toman sendas diferentes, aunque es posible que<br />
siempre con el amar subyaciendo. Entonces, ¿cuánto crees que está presente el<br />
querer que sientan <strong>amor</strong> por uno o mantenerlo, en nuestro día a día? Desde<br />
querer publicar libros, por ejemplo, o mostrarnos a los demás, hasta decidirnos<br />
por una vida o por otra, en nuestras elecciones. ¿Es el <strong>amor</strong> -el querer tenerlo o<br />
mantenerlo- lo que dirige nuestras acciones en última instancia?<br />
No, no lo creo. <strong>El</strong> <strong>amor</strong> -o el deseo de tenerlo- puede ser un impulso para la acción -o<br />
para la inacción-, pero también hay otros estímulos, a veces más fuertes, que nos<br />
mueven: el deseo de poder, el odio, el miedo o el egocentrismo -que no es más que<br />
una forma de <strong>amor</strong> desmesurado hacia nosotros mismos, en todo caso-. En general<br />
sobrevaloramos la influencia del <strong>amor</strong>.<br />
Luego está su contrario, el des<strong>amor</strong>, que no me gusta llamarlo odio porque creo<br />
que en el fondo el odio es la forma de seguir amando a quien se amó pero ya no<br />
es correspondido, entonces, no hay des<strong>amor</strong> pues aún se ama. <strong>El</strong> des<strong>amor</strong> es la<br />
pérdida, sin más, del <strong>amor</strong> que se sentía. ¿Por qué nos desen<strong>amor</strong>amos,<br />
perdemos los afectos, se nos va el cariño?<br />
Menuda preguntita, qué sé yo, por miles de motivos… que en conjunto deben estar<br />
relacionados con el aburrimiento y la necesidad de novedad. Somos curiosos por<br />
naturaleza. Lo que ya conocemos no nos asombra. Y estamos hambrientos de<br />
asombro. Será por eso.