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arquitec- tura escrita - CLONE Magazine

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REVIEWS<br />

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01. MAGA. A LA HORA DEL SOL. (MUSHROOM PILLOW)<br />

Los sevillanos Maga regresan con las pistas cargadas de vitalidad –la portada del pintor Juan Miguel Redondo ya lo adelanta-. Una grabación donde la na<strong>tura</strong>lidad<br />

se palpa desde el comienzo. Aquí no hay atrezzo decorativo o añadidos poco creíbles; el sonido del grupo es de tomas en directo casi intactas. ‘A la<br />

hora del sol brotan arco íris nuevos’, –letra de “Canción para Septiembre”-, así reflejan el comienzo de algo renovado los chicos bidimensionales, que vuelven<br />

al panorama actual tras el fichaje por la discográfica madrileña Mushroom Pillow –atrás queda el buen trabajo realizado bajo el sello Limbo Starr-. Continúan la<br />

impronta personal que les ha hecho un hueco en la escena española, el estilo de la voz de Miguel Rivera y una tinta cargada de auto-navegación. Reflexiones<br />

particulares sobre la Semana Santa dictan el magnífico corte “Silencio”: ‘Hoy no quiero vivir en la ciudad más triste, que llora por afición’ o pegadizas explosiones<br />

sonoras al más puro estilo Maga en el tema “Hoy”: ‘Mientras siga vivo no podréis conmigo. Mientras siga vivo soy el rey del mundo’. Un álbum que no<br />

defrauda, da lo que muestra sin artificios apegados de ningún tipo.>Eduardo Mestre-Nadal<br />

02. CARIBOU. SWIM. (CITY SLANG/NUEVOS MEDIOS)<br />

Tengámoslo bien clarito antes de empezar con esta reseña: Dan Snaith está como una cabra montesa. Lo digo para que después no se me asusten luego<br />

aquellos que no conozcan su proyecto Caribou si, después de leer estas letras, van y lo bichean a través de los interneles. También es cierto que lo del<br />

canadiense no es cosa nueva: lo sabíamos ya en la época en la que grababa para The Leaf Label como Manitoba; luego llegarían el juicio contra el cantante de<br />

los Dictators y el posterior renacimiento como Caribou. El caso es que lo último que supimos de Snaith fue el magnífico “Andorra”, y tres años de vacío se nos<br />

estaban haciendo un tanto eternos. “Swim”, la verdad, no sólo cumple los objetivos, sino que probablemente supere nuestros sueños más, ejem, húmedos...<br />

Porque precisamente de humedades va la cosa, ya que el propio Snaith atribuye el peculiar sonido de este álbum a su intención de hacer una música electrónica<br />

que parezca más “acuosa” que “metálica”. El resultado es abrumador: al principio un tanto irritante, pero de lo más adictivo en cuanto sus psicodélicas aven<strong>tura</strong>s<br />

se nos van haciendo familiares. Así que nos queda un disco así como de baile, que hasta se atreve con el house por momentos y que no extrañaría para nada en<br />

el reciente catálogo de DFA. Eso sí, me añaden ustedes la correspondiente pedrada mental y la importante sobredosis de lisergia discotequera.>Pablo Vinuesa<br />

03. DELPHIC. ACOLYTE. (COOP/NUEVOS MEDIOS)<br />

He aquí un disco peculiar. Y peculiar porque pocos trabajos se pueden encontrar, hoy día, que reflejen mejor el sonido de los tiempos actuales, viniendo de<br />

un disco de debut donde la inexperiencia es un grado y el punto de localización (Manchester) marcado a fuego en su ADN. En primer lugar, en “Acolyte”<br />

podemos hallar shoegaze revival a lo M83; teclados prístinos y desarrollos progresivos a lo Orbital; subidones extáticos a lo Underworld; estribillos EMOcionales<br />

para desgañitarse con los brazos en alto al amanecer del club y, lo mejor de todo, la producción impecable del orfebre Ewan Pearson, que hace que<br />

un trabajo que, en otras manos, podría devenir en paja mental, bazofia pasto de portada de tendencias, sea una cosa muy seria. Delphic debería suponer el<br />

golpetazo definitivo a la soporífera (requete)vuelta de los ochenta. Deberían ser unos chicos que apenas superan la veintena los que insuflen de vida la nueva<br />

escena de clubes. Van por buen camino si siguen la vereda del tema homónimo “Acolyte” (donde, que me aspen, se pueden encontrar trazas de The Field) y<br />

menos la sendera tortuosa de medianías como “Submission”, canción sosa y mil veces escuchada ya.>Antonio Bret<br />

DISCOS - CRÍTICAS

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