Epitermales Mexico
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Depósitos epitermales 51<br />
Profundidad (metros)<br />
0<br />
200<br />
400<br />
600<br />
800<br />
1000<br />
1200<br />
1400<br />
1600<br />
1800<br />
25wt.% NaCl equiv.<br />
20wt.% NaCl equiv.<br />
15wt.% NaCl equiv.<br />
10wt.% NaCl equiv.<br />
5 wt.% NaCl equiv.<br />
0 wt.% NaCl equiv.<br />
4 wt.%CO 2<br />
100 150 200 250 300<br />
T (°C)<br />
Figura 14. Curvas de ebullición del agua con diferentes contenidos de<br />
NaCl (Haas, 1971) y una curva de referencia al efecto producido por la<br />
presencia de CO 2 en los fluidos (Henley et al., 1984).<br />
das muy por debajo del nivel freático, (2) por lixiviación<br />
ácida somera, formadas por encima del nivel freático, y<br />
(3) mediante oxidación supergénica. Las asociaciones de<br />
este tipo formadas bajo el nivel freático en sistemas de alta<br />
sulfuración pueden contener mineralizaciones económicas<br />
o, más frecuentemente, disponerse en forma de halos alrededor<br />
de la mena. Las asociaciones de este tipo formadas<br />
por encima del nivel freático, tanto en sistemas de alta<br />
como de baja sulfuración, son estériles, aunque pueden estar<br />
asociadas a menas infrayacentes. En cambio, la formación<br />
de alteración argílica avanzada mediante alteración supergénica<br />
no necesariamente puede estar asociada con menas<br />
epitermales, aunque pueden contener mineralizaciones económicas,<br />
dependiendo de la posición de la mena respecto<br />
a la posición de la pirita que se ha oxidado. En la Tabla<br />
4 se lista un compendio de las características distintivas<br />
entre las tres diferentes asociaciones de alteración argílica<br />
avanzada según su origen.<br />
12. Origen de los fluidos mineralizantes<br />
Los fluidos mineralizantes en los depósitos epitermales<br />
de BS son, por lo general, originados mayoritariamente a<br />
partir de aguas meteóricas. La química de los fluidos en<br />
campos geotérmicos actuales, de pH aproximadamente<br />
neutro, está determinada por la interacción de las celdas<br />
de convección del agua meteórica con las rocas encajonantes<br />
a niveles intermedios, aunque normalmente se infiere<br />
una componente indeterminada de fluidos magmáticos en<br />
profundidad. En contraste, los fluidos mineralizantes en<br />
epitermales de AS son de origen mayoritariamente magmático,<br />
pudiéndose mezclar con aguas meteóricas a diferentes<br />
profundidades. En el caso de los depósitos epitermales de<br />
SI, la composición de los fluidos a partir de los cuales se<br />
formaron es también intermedia, entre magmáticos y meteóricos<br />
(Albinson et al., 2001; Einaudi et al., 2003; Sillitoe<br />
y Hedenquist, 2003). Los fluidos formadores de depósitos<br />
epitermales pueden evolucionar desde un fluido temprano<br />
súmamente reactivo, que interacciona fuertemente con las<br />
rocas encajonantes en profundidad, hasta un fluido más reducido,<br />
eventualmente de carácter más bien correspondiente<br />
a BS, que puede originar la mineralización. En ambos<br />
casos, los principales fluidos involucrados en la formación<br />
de los depósitos son, bien de origen magmático, bien de<br />
origen meteórico, aunque en algunos casos se han hallado<br />
contribuciones de agua marina, sea en depósitos epitermales<br />
o en sus análogos geotérmicos actuales (Bogie y Lawless,<br />
1987; Müller et al., 2002). Uno de los principales problemas<br />
en el estudio de depósitos epitermales es la dificultad que<br />
entraña la detección de la componente magmática en los<br />
fluidos mineralizantes, debido a la escasez de evidencias<br />
diagnósticas de su intervención. Ello se debe a tres procesos<br />
geológicos principales (Simmons, 1995):<br />
1. Las composiciones geoquímicas magmáticas pueden<br />
verse enmascaradas por la interacción agua/roca desde la<br />
separación de los fluidos magmáticos, en su camino desde<br />
el magma hasta el ambiente epitermal.<br />
2. Las contribuciones magmáticas se debilitan con el<br />
tiempo, produciéndose a veces como pulsos, de tal forma<br />
que su preservación en la mineralización queda circunscrita<br />
a complejos bandeados interminerales y/o zonaciones intraminerales,<br />
de escala centrimétrica a micrométrica.<br />
3. Durante el cese de la actividad hidrotermal se puede<br />
“diluir” o borrar por completo las evidencias geoquímicas<br />
de las aportaciones magmáticas.<br />
Para el caso, llega a darse la paradoja que, donde el<br />
magmatismo es más voluminoso, es también donde la<br />
preponderancia de las aguas meteóricas es más obvia. Ello<br />
es debido a que la existencia de una gran fuente magmática<br />
de calor provoca la formación de celdas de convección de<br />
agua meteórica con mayor recorrido y de funcionamiento<br />
más prolongado, que pueden llegar a borrar toda evidencia<br />
temprana que pudiera haber sobre la contribución de fluidos<br />
magmáticos (Hedenquist y Lowenstern, 1994).<br />
A pesar de los problemas que conlleva la interpretación<br />
de los datos procedentes de los depósitos epitermales de AS,<br />
BS y SI, derivados en parte de los procesos geológicos a los<br />
que se ven sometidos los fluidos mineralizantes, es posible<br />
dilucidar el origen u orígenes de los fluidos mineralizantes.<br />
Dicha determinación puede realizarse a partir del análisis<br />
de los siguientes relaciones isótopicas y componentes químicos<br />
(Simmons, 1995): 3 He/ 4 He, N 2<br />
-Ar-He, δ 18 O, δD y la<br />
concentración total de Cl en los fluidos mineralizantes. El