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Epitermales Mexico

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Camprubí y Albinson<br />

como los depósitos de Lepanto (epitermal ácido), Far<br />

Southeast (epitermal alcalino/neutro) y Victoria (pórfido<br />

cuprífero) en Filipinas (Arribas et al., 1995; Hedenquist<br />

et al., 1996 y 1998; Sillitoe, 1999), Nevados del Famatina<br />

y La Mejicana en Argentina (Losada-Calderón y McPhail,<br />

1996), o Maricunga en Chile (Muntean y Einaudi,<br />

2001). En México, a pesar de la presencia de más de 30<br />

manifestaciones de depósitos metalíferos en pórfidos<br />

en la parte noroeste del país (Sillitoe, 1977), poco se ha<br />

investigado al respecto de la conexión entre estos depósitos<br />

y los epitermales de la zona. Un ejemplo de conexión<br />

temporal y espacial entre ambos tipos de depósitos en<br />

México se encuentra entre el pórfido cuprífero de La<br />

Caridad y el deposito epitermal de La Caridad Antigua<br />

(Valencia, 2005). En el caso de yacimientos de IS dispuestos<br />

en las periferias de centros de mineralización claramente<br />

magmáticos, se ha documentado en México una relación<br />

genética entre depósitos metalíferos en pórfidos, skarns y<br />

depósitos epitermales en Moctezuma en Sonora (Deen y<br />

Atkinson, 1988; Atkinson, 1990 y 1996), como también se<br />

presenta una situación similar en el depósito de skarn de San<br />

Martín en Zacatecas (Rubin y Kyle, 1988; Gonzáles-Partida<br />

y Camprubí, 2006), con numerosas vetas epitermales de<br />

SI en la misma zona (e. g. veta Noria de Pantaleón), cuyo<br />

origen está posiblemente asociado al del skarn (Starling<br />

et al., 1997; Rubin y Kyle, 1998; Albinson et al., 2001).<br />

Existen evidencias de situaciones similares en Santa María<br />

de la Paz en San Luis Potosí (McGibbon, 1979; Gunnesch<br />

et al., 1994), Velardeña en Durango (Gilmer et al., 1988)<br />

y Real de Asientos en Aguascalientes (Rivera, 1993).<br />

Otro aspecto que cabría estudiar es si la gran cercanía<br />

entre los depósitos epitermales de BS de Batopilas, y el<br />

depósito metalífero en pórfidos de Tahonas en Chihuahua<br />

(Wilkerson et al., 1988) responde a una relación temporal<br />

y genética, o bien se trata de sobreimpresiones diacrónicas<br />

sin relación directa. Los depósitos epitermales de AS de<br />

El Sauzal (Charest y Castañeda, 1997; Sellepack, 1997;<br />

Gray, 2001) son cercanos a los anteriores, si bien la posible<br />

conexión con los mismos es más remota. Aún así, otro<br />

aspecto que cabría estudiar sería la posibilidad de que esos<br />

depósitos estuvieran relacionados o superpuestos a pórfidos<br />

metalíferos similares al de Tahonas.<br />

La posible relación genética y temporal entre magmatismo<br />

profundo y depósitos epitermales de SI y BS (McKee<br />

et al., 1992; Conrad et al., 1993; Simmons, 1995; Albinson<br />

et al., 2001; Enríquez y Rivera, 2001a; Camprubí et al.,<br />

2003b), más allá de la evidente conexión entre los depósitos<br />

de tipo porfírico, skarns y epitermales, es uno de los temas<br />

de investigación en depósitos minerales actualmente en<br />

desarrollo y también de mayor proyección. La obtención<br />

de edades radiométricas, particularmente de 40 Ar/ 39 Ar, que<br />

proporciona relaciones temporales con alta resolución,<br />

representa una herramienta esencial tanto para relacionar<br />

los depósitos con sus posibles fuentes igneas, como para<br />

establecer el grado de sincronicidad entre diferentes estilos<br />

de mineralización dentro de un mismo yacimiento.<br />

13.4. Estructura de los depósitos de SI y BS<br />

En México, pese a la abundancia de depósitos epitermales<br />

de SI y BS susceptibles de haber tenido sínteres<br />

asociados, se han reportado muy escasos depósitos hidrotermales<br />

de sílice de formación superficial, tanto sínteres<br />

en el sentido estructural del término como jasperoides<br />

cuyo origen se ha interpretado asociado a la formación de<br />

depósitos epitermales. Según la información disponible, se<br />

describen como sínteres algunos depósitos estratiformes de<br />

sílice de origen hidrotermal en Ixtacamaxtitlán en Puebla<br />

(Camprubí et al., 2001c; Morales-Ramírez et al., 2003),<br />

en el distrito de Santa Gertrudis en Sonora (Murray, 1997;<br />

Murray y Atkinson, 1997), y en Dos Hermanas, Sauz de<br />

Caleras y Cruzalinas en San Luis Potosí (Mason, 1995).<br />

En los distritos de Sombrerete, Colorada y Fresnillo en<br />

Zacatecas (Albinson, 1988), se hallaron evidencias de la<br />

base de posibles sínteres, en cuanto a la presencia de contenidos<br />

reveladores de Hg, de depósitos estratiformes de jasperoides<br />

y de alteraciones hidrotermales características de<br />

las rocas encajonantes, entre otras. También se ha reportado<br />

la presencia de sínteres en El Malacate en Sonora, Lobos<br />

en Sinaloa, Ludavina en Baja California, Los Crestones<br />

en Durango, y El Salitre (estado desconocido) en reportes<br />

mineros recientes disponibles via internet (www.miningrecord.com,<br />

www.imdex.com y www.minefinders.com).<br />

En la gran mayoría de los depósitos epitermales de<br />

SI y BS en México, los cuerpos mineralizados están dispuestos<br />

en vetas y/o cuerpos brechificados de hasta varios<br />

quilómetros de extensión lateral, aunque en vertical los<br />

horizontes mineralizados con metales preciosos raramente<br />

superan los 700 m (e. g. Geyne et al., 1963; Albinson<br />

et al., 2001). En un gran número de casos, las menas se<br />

encuentran distribuidas en los cuerpos mineralizados según<br />

la clásica mineralización en “bonanzas” asociadas a<br />

ebullición (Figs. 5 y 7; Buchanan, 1981). La localización<br />

de dichas bonanzas no se encuentra en un rango de profundidades<br />

especialmente restringido, a no ser que se haya<br />

producido ebullición relativamente cerca de la superficie,<br />

sino que suelen hallarse en rango de profundidad de hasta<br />

más de 500 m en cada depósito (Figura 7; Albinson et al.,<br />

2001). Sin embargo, la disposición de las menas puede<br />

variar significativamente según la historia de la deposición<br />

mineral y la naturaleza de los mecanismos de deposición.<br />

Por ejemplo, en el caso de Sombrerete en Zacatecas, en<br />

que no se han hallado evidencias de ebullición como<br />

mecanismo de precipitación, la mineralización se produjo<br />

a mayor profundidad de la común, a más de 1000 m bajo<br />

la paleosuperficie, a lo largo de un rango de profundidad<br />

de más de 800 m (Albinson, 1988; Albinson et al., 2001).<br />

Los depósitos se componen de numerosas vetas, cada una<br />

de las cuales suele tener rangos verticales productivos<br />

preferenciales que son propios de cada una de ellas (Geyne<br />

et al., 1963), que pueden variar sustancialmente dentro<br />

de cada veta según la posición relativa de las fuentes de<br />

alimentación principal del flujo de fluidos mineralizantes

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