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Año 5 - Nro. 17 [Diciembre 2011]<br />
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ño en cada párpado, ésa era la carga que llevábamos,<br />
además de unos cuantos kilos de<br />
chatarra”. Así, parece que hasta los caballos<br />
tienen más suerte que los hombres, ya<br />
que nadie les pide que aparenten creer en la<br />
guerra. Sin embargo, el entusiasmo de vivir,<br />
al menos unas horas más, por desgracia<br />
es sólo de los ser humanos. Como dice<br />
Bardamu, “una sola hora en un mundo en<br />
que todo se ha reducido al crimen es ya algo<br />
extraordinario”.<br />
Pero además, el valor de la vida en la guerra,<br />
como se nota en la novela, es enorme y<br />
es nada. Al respecto, el personaje reflexiona:<br />
“¡El día! ¡Uno más! Habría que intentar<br />
pasar a través de aquél como de los demás,<br />
convertidos en algo así como aros cada vez<br />
más estrechos, los días, atestados de metralla.<br />
Destino de asesinado con sentencia<br />
en suspenso”. A su vez, la avaricia es el motor<br />
y la mentira, una condición diaria: “No<br />
hay amor que valga en este mundo, mientras<br />
haya cinco francos de por medio (…) Se<br />
mentía con ganas, todo lo que tocabas estaba<br />
falsificado, hasta los traidores eran falsos”.<br />
Es que el mundo está al revés: “Preguntar<br />
por qué te asesinan es estar loco”, explica<br />
el personaje, quien termina enfermando<br />
enloquecido por el miedo. Luego, logra<br />
ser internado y enviado a París, pues, como<br />
él mismo dice: “lo mejor que puedes hacer<br />
cuando estás en este mundo es salir de él,<br />
loco o no”.<br />
Allí, comprueba que “la palma seductora<br />
se la llevaban sin duda los argentinos” por<br />
el comercio de la carne congelada; y finalmente<br />
se embarca hacia las colonias francesas<br />
de África en compañía de una chusma<br />
a la que “el treponema les limaba las arterias,<br />
el alcohol les roía el hígado, el sol les<br />
resquebrajaba los riñones, las ladillas se les<br />
pegaban a los pelos, el eczema a la piel del<br />
vientre, y la luz cegadora acabaría achicharrándoles<br />
la retina”. Ya en la colonia Bambola-Bragamance,<br />
se contagia de paludismo.<br />
Sin embargo, vive su enfermedad de<br />
un modo muy particular: “Cualquier cosa,<br />
en materia de vanidad, es mejor que nada.<br />
Una de las distracciones del grupo era organizar<br />
concursos de fiebre. Nos comparábamos<br />
los termómetros. (…) ‘¡Transpiro<br />
tanto que ya no puedo mear!’, observaba el<br />
campeón de la febrilidad”.<br />
Así, en el incesante horror que vive Bardamu,<br />
Céline también relata la brutalidad a la<br />
que se reducía a los hombres en las colonias<br />
africanas francesas de comienzos del siglo<br />
veinte. Sus vidas estaban signadas por el<br />
abandono, el bismuto, el arsénico, la quinina<br />
en mermelada, el prurito del “corocoro”,<br />
la explotación del indígena, el asma,<br />
la codicia, la diarrea, los gusanos, el calor,<br />
la fiebre amarilla, los escalofríos, el embotamiento<br />
de las largas siestas palúdicas, la<br />
delgadez, la fatiga sin límite, el trópico, la<br />
condición de subhombre, la sífilis, el aire<br />
repugnante y viscoso, el bambú, las tribus<br />
enmohecidas, el agua de pozo, la práctica<br />
del crédito en lugar del salario, las hormigas<br />
rojas, las serpientes y los escorpiones,<br />
el azote, la ingenuidad, el canibalismo,<br />
la peste, el infierno africano de Bikobimbo,<br />
los días de viaje por un río, el alcohol, el<br />
ruido insoportable de la noche, las niguas<br />
penetrantes en los pies, el hedor de las orugas<br />
aplastadas, los insectos y los sapos, el<br />
calor, la apoplejía, el olor desprendido del<br />
desastre del mundo, las alucinaciones.<br />
Louis Ferdinand Céline – Docteur L. F. Destouches (1894-1961).<br />
En la novela, Bardamu embarca en el puerto<br />
de San Tapeta con rumbo a Nueva York.<br />
Si en África había encontrado la soledad<br />
brutal, en América encontrará la disolución<br />
total. Broadway es descrito como “una herida<br />
triste, que no acababa nunca” y en las<br />
vidrieras de la Gran Manzana descubre que<br />
el suplicio estético del pobre es interminable<br />
y más tenaz que su hambre. A su vez,<br />
queda impresionado por un baño público,<br />
del que dice: “En aquel subterráneo iban a<br />
hacer sus necesidades. Se instalaban en la<br />
caverna fecal. Cuando el sonido de una cadena<br />
anunciaba una vacante, redoblaban<br />
los clamores en torno al alvéolo libre. Tremenda<br />
familiaridad intestinal. Alegre comunismo<br />
de la caca”; también le llaman la<br />
atención los restaurantes económicos donde,<br />
como relata, “te ponen una bandeja en<br />
la mano y vas a ocupar tu sitio en la fila. Las<br />
dependientes, estilo enfermeras, [se encuentran]<br />
tras las pastas y el arroz. Andas a<br />
pacitos cortos con tu bandeja en equilibrio<br />
como por una sala de operaciones”.<br />
Como un modo de evitar la desesperación,<br />
Bardamu se aferra al cine con fervor desesperado,<br />
pero, tal como señala, lo que tiene<br />
que hacer es aprender “a reconocer nuevos<br />
rostros, otras formas de hablar y mentir.<br />
La trivialidad de la nueva farsa”. Para él,<br />
su exilio es eso: una “inexorable observación<br />
de la existencia, durante largas horas<br />
lúcidas”.<br />
Finalmente, de Nueva York se va Detroit,<br />
donde -al igual que el autor- trabaja en la<br />
fábrica Ford. Allí, el obrero es casi un objeto,<br />
ya que, parafraseando a Bardamu,<br />
más que imaginativos, quieren chimpancés.<br />
A pesar de la situación que padece en<br />
la empresa, es en un burdel clandestino de<br />
esa ciudad donde, por primera vez, lo tratan<br />
sin brutalidad e incluso con amabilidad.<br />
En ese mismo lugar, conoce a Molly y<br />
se enamora. “¡Ah, si hubiera conocido antes<br />
a Molly! Pero era demasiado tarde para<br />
rehacer la juventud. Yo la amaba, pero más<br />
amaba mi deseo de huir de todas partes”,<br />
expresa Bardamu en esa oportunidad.<br />
De regreso en París, Ferdinand Bardamu<br />
reanuda los estudios y se gradúa de médico.<br />
Atiende enfermos con dolor abdominal,<br />
metrorragia, enfermedades profesionales,<br />
shock hipovolémico, tos por smog, hipertensión<br />
arterial, muerte puerperal, fiebre<br />
tifoidea, neumonía, cáncer, hemorragia<br />
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