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IBIZA<br />
El barco tenía butacas, que era las que habíamos<br />
contratado nosotros, y también tenía camarotes<br />
que por costos no reservamos, pero siempre pensé<br />
en darle un “buen uso” a esa habitación, la cárcel, ya<br />
que solo yo tenía las llaves. Ya avanzada la noche<br />
una chica procedente de EEUU se puso cariñosa con<br />
el Gozador, o sea, conmigo. Qué más podía pedir!,<br />
la mejor fiesta cruzando el Mediterráneo camino<br />
a Ibiza, porros, mucho hielo, ron, vodka, pisco, una<br />
gringa en llamas en mis brazos y más encima tenía<br />
las llaves de la habitación prohibida. No tardé en<br />
invitarla a conocer el lugar de donde sacábamos la<br />
electricidad para encender la fiesta, al llegar ahí nos<br />
tiramos un piquero en la cama inferior del camarote.<br />
La pasión encendida entre Chile y EEUU comenzaba<br />
a dar sus frutos, todo pasaba en esa habitación, un<br />
volcán comenzaba a rugir, cuando de repente entre<br />
la gringa, el alcohol, el camarote y el velo negro de la<br />
madrugada, siento voces con acento español, y logro<br />
ver dos hombres con el uniforme del barco, quienes<br />
decían insistentemente que tenía que abandonar esa<br />
habitación. Por supuesto que no les hice caso y seguí<br />
en mi batalla campal por la dominancia de EEUU.<br />
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