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Entrevista<br />
cuatro<br />
“Me indigna que haya<br />
trascendido el disfraz<br />
y no la forma”<br />
SEBASTIÁN DE CARO habla de su cuarta novela, La flor más falsa del mundo,<br />
de los medios y de su participación radial en Una casa con diez chinos<br />
POR Nando Varela Pagliaro<br />
En los años 90 se hizo conocido por el programa Montaña<br />
rusa. Desde entonces, su carrera lo ha llevado por la televisión,<br />
la radio, el cine y la literatura. Como director, debutó a los 23<br />
años con Rockabilly, luego vendrían Vacaciones en la tierra,<br />
De noche van a tu cuarto, Recortadas y 20.000 besos. En tele,<br />
además de la tira adolescente y de su recordado paso como<br />
panelista de Gran Hermano, participó junto a Gastón Pauls<br />
de la serie Todos contra Juan. Si bien la literaria es tal vez su<br />
faceta menos conocida, ya lleva publicados cuatro libros: Doméstico<br />
(2007), Mi método. 12 estrategias para seducir (2010),<br />
Las nuevas aventuras de un biólogo recién recibido (2013) y,<br />
el reciente, La flor más falsa del mundo (2017). Actualmente<br />
conduce Una casa con diez chinos en las mañanas de FM Vorterix<br />
y prepara el rodaje de dos nuevas películas.<br />
–Empecemos hablando del libro, ¿cómo fue el proceso<br />
de escritura? El libro sucedió a una novela que había hecho<br />
para la misma editorial. Cuando entregué ese libro, seguí en<br />
contacto con el editor, en aquel entonces Marcelo Panozzo,<br />
que me dijo que quería que hiciera otra novela, un poco<br />
más larga. Le conté una idea que tenía, una idea muy básica<br />
que tenía que ver con los detectives aficionados, pero en un<br />
contexto de redes sociales, de la paranoia que genera el mundo<br />
virtual. La idea gustó y así fue como empecé a trabajar en<br />
La flor más falsa del mundo. El proceso de escritura me llevó<br />
casi dos años, por las noches, en el mismo lugar, en jornadas<br />
de entre dos y tres horas. Fue bastante angustiante escribirla<br />
porque, una de las situaciones que ocurre en la trama, me ha<br />
tocado de cerca. Por eso, me costaba entrar en ese mundo,<br />
no era para nada luminoso.<br />
–Decía que las redes sociales generan cada vez más paranoia.<br />
En el libro ocupan un lugar central, ¿usted cómo<br />
se lleva con las redes? Como consumidor, las redes son el<br />
lugar en el que me entero acerca de lo último que hicieron los<br />
artistas que admiro; es un lugar muy valioso, pero, yendo a lo<br />
personal o a lo micro, debería decir que por culpa de las redes<br />
sociales perdí muchos amigos. Si uno quiere ser justo con uno<br />
y con los que depositan afecto y confianza en uno, me fue<br />
inevitable tener que cortar algunos lazos que eran totalmente<br />
artificiales y que estaban viciados de conectividad.<br />
–La pérdida de estos amigos, ¿tuvo que ver con lo ideológico?<br />
Ojalá pudiera hablar de algo más profundo o más serio<br />
como lo es un pensamiento político. Esto tiene que ver con<br />
otra cosa. Hay una ilusión que generan las redes sociales, sobre<br />
todo Twitter, que es una ilusión de conectividad total; le puedo<br />
escribir algo a Savater y a mi vecino. No estoy haciendo un<br />
juicio de valor, sino hablo de la distancia que tengo con Savater<br />
y no con mi vecino. Me parece que eso es un peligro enorme<br />
y empezó a crear unas microsociedades que replicaban lo peor<br />
de los medios, que es la exclusión y la cuestión piramidal. Era<br />
angustiante ver cómo esa droga virtual, que es el capital simbólico,<br />
se volvía una especie de paco online.<br />
–¿Estas relaciones que perdió eran previas a las redes<br />
o las conoció allí? Ahí empieza la gran ilusión de ese esce-<br />
nario virtual, los vínculos exagerados, la pornografía emocional.<br />
Todo eso me parece siniestro. Es un camino sin retorno<br />
hacia la deshumanización. “¿Vos sos amigo de tal? Lo odio”.<br />
Y odian con una furia como si el otro le hubiera robado a la<br />
novia. Es algo muy enfermo de virtualidad. No es por falta<br />
de educación en términos institucionales, no es exclusión<br />
del sistema y resentimiento financiero, es gente que tiene<br />
un trabajo, que tiene obra social, pero se pasa gran parte del<br />
día odiando, atomizando, atacando, bullyando, persiguiendo,<br />
ridiculizando y después, cuando te encaran, te dicen que<br />
estaban jodiendo.<br />
–¿Cree que esto pasa en todas las redes o el odio se<br />
ve mucho más en Twitter? La cosa es así, son tres pasos;<br />
twittero, twittero que a través de agresiones consigue 10.000<br />
seguidores y, a partir de eso, chau, se echó a perder. Sabe que<br />
la carne que le pide la máquina es insulto o ambigüedad, porque<br />
hay que darle de comer al bicho para que crezca. Entonces,<br />
pasa al estadio tres; de algún lugar, un medio, una revista,<br />
un festival, lo llaman a trabajar y ahí empieza a tirar rebajes.<br />
Entonces, de repente ese tipo que era el rey de la ironía, el<br />
campeón del cinismo, un maestro con una foto de un burro y<br />
una biografía que dice “fernetero burro, aguante Belgrano de<br />
Córdoba”, se convierte en otra cosa y dice “no, era una joda”.<br />
Ya vi a un montón así, son todos parte de la intelligentsia, están<br />
a un grado mío, son conocidos de ex amigos, los vi, les conozco<br />
la cara. Con toda esa angustia que a mí me provoca la deshumanización,<br />
Dick y Borges se harían un festín porque es la<br />
realidad suplantada por el simulacro en un nivel que jamás vi.<br />
–Y su relación con el tiempo y las redes, ¿cómo es? A<br />
mí las redes me dan más de lo que me sacan, porque sigo a<br />
gente que brinda contenido, a personas que admiro mucho.<br />
Me entero de discos que van a salir y me interesan, o qué<br />
películas se van a estrenar; para mí es totalmente útil.<br />
–Pero en tiempos de redes sociales, ¿se podrían haber<br />
escrito obras como En busca del tiempo perdido? En<br />
ese sentido confío un poco más en el genio. Cuando digo el<br />
genio, no digo alguien genial, sino que me refiero a lo que tenemos<br />
todos. Los escritores escriben todos los días de su vida<br />
y viven como escritores; los directores de cine viven como<br />
directores, un médico vive como médico, aunque esté todo el<br />
día en Facebook.<br />
–Y en su caso, ¿cómo se definiría, vive como director<br />
de cine o como escritor? Yo me considero un narrador.<br />
Trabajo en la radio, trabajo dando clases; pero naturalmente<br />
tengo la necesidad de inventar historias y narrarlas. ¿En qué<br />
soporte? Idealmente en cine. Igual descubrí algo con La flor<br />
más falsa del mundo que no me había pasado con los anteriores<br />
libros: siento que hay cosas mías como nunca, ahí está<br />
la velocidad de tu pensamiento. De algún modo, es el medio<br />
ideal, incluso es mucho mejor que cuando hablo en la radio,<br />
porque está pensado y organizado.<br />
–En el libro nombra a Londa, esta red social ficticia, y<br />
dice que es la red que viene a destronar a Facebook.<br />
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