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¿Cree que es posible destronar a Facebook? La novela<br />
en ese sentido juega con un concepto ucrónico establecido<br />
entre Facebook y Twitter, por eso no hay referencias a los<br />
tiempos y algún lector detectivesco me comentó que no se<br />
entendía en qué año estaba sucediendo. La falta de información<br />
temporal está trabajada. Si la novela tuviera un género,<br />
creo que sería ciencia ficción. La idea era que haya una red<br />
social que más que destronar a Facebook propusiera algo<br />
así como que ya no vas a tener que pensar tanto en qué o a<br />
quién conocer, porque te va a ir sugiriendo un algoritmo de<br />
sociabilización, de lugares de consumo cultural.<br />
–En el libro este algoritmo está basado en la tríada de<br />
referentes propuestos por el usuario. ¿Cuál sería su<br />
tríada? No me lo pregunté porque, de hecho, cuando pensaba<br />
los perfiles Londa de los personajes y qué hubiera elegido<br />
cada uno, decidí que era mejor no mencionarlo porque<br />
quiero que el lector se imagine cuáles son. Yo hoy pondría<br />
a Chuck Jones, creador del universo Warner, Joe Strummer,<br />
líder de los Clash, y a Fontanarrosa.<br />
–Cuando empezó a escribir el libro, ¿tenía en mente a<br />
un lector? Siempre pienso en un lector ideal que encuentra<br />
el libro y siente que todo lo que quería decir alguien lo dijo o<br />
lo hizo sentir acompañado. No pienso en un prototipo, sino<br />
que pienso en alguien al que le va a llegar.<br />
–Casciari dice que prefiere que lo lea el lector común<br />
al crítico de La Nación. Si tuviera que elegir, ¿quién<br />
prefiere que lo lea? No soy clasista para ninguno de los<br />
dos lados. Me gustaría que me lea un profesor de filosofía,<br />
un crítico literario consumado y exigente, un escritor o una<br />
enfermera. No tengo una fantasía del lector, la única fantasía<br />
que tengo es el punto emocional en donde lo afecte.<br />
–Para alguien como usted, que tiene cierta popularidad,<br />
¿cuáles son los pros y los contras de querer llevar<br />
adelante una carrera literaria? Los pros son que evidentemente<br />
conduzco un programa de radio, tengo cierta llegada<br />
y he llenado algunos teatros. Es decir, hace veinte años que<br />
trabajo solo de esto y tengo un público potencial; eso es lo<br />
bueno que puede ver la editorial. Lo malo tiene que ver con<br />
los prejuicios; ¿cuánta seriedad tendrá el libro?, ¿será un<br />
robo? La editorial me da una contención enorme al ponerme<br />
en el lugar en el que estoy. Además, como el libro está hecho<br />
de modo muy honesto, los prejuicios se derrumban un poco.<br />
Puede que algunos piensen este es el tipo que actuó en Todos<br />
contra Juan y ahora escribe un libro.<br />
–Alguna vez dijo que, si pudiera, trabajarías solo en<br />
cine, sin embargo, se lo ve cómodo haciendo varias<br />
cosas a la vez, ¿es así? Si pudiera vivir de escribir, no me<br />
ven nunca más.<br />
–¿En serio? ¿Y qué lugar ocupa la radio? La radio me<br />
encanta y la propuesta de Mario (Pergolini) me pareció<br />
espectacular, una oportunidad increíble, caída del cielo<br />
literalmente. Pero, si pudiera elegir me encantaría hacer novelas,<br />
cada dos años, poder viajar mucho más y no estar atado<br />
al día a día, con un horario. Lo otro me parece directamente<br />
el paraíso y sueño con poder hacerlo en algún momento.<br />
–Ocupar la franja de Pergolini en su radio, ¿le significó<br />
algún peso? Si, claro. Imaginate que él está en el horario<br />
anterior de la mañana y que tengo en la misma silla, literalmente,<br />
al personaje que inventó este género, que es la FM<br />
argentina de público juvenil, de rock y música.<br />
–Habla de público juvenil y Pergolini se la pasa<br />
diciendo que esa franja ya no escucha radio. Se ha<br />
escrito mucho sobre el final de los diarios, incluso de<br />
los libros. ¿Piensa que se puede llegar a hablar del<br />
final de la radio? Sí, Mario lo dice todo el tiempo. El final<br />
del cine también, porque está en un momento de crisis muy<br />
grande como lenguaje. Lo dijo Philip Roth en una nota; no<br />
solamente van a desaparecer los libros, sino que también los<br />
lectores. Los espectadores de cine también van a desaparecer,<br />
porque el lenguaje se está invisibilizando. Lo que se está<br />
haciendo presente son las tramas y estas no son el lenguaje.<br />
La literatura tiene algo muy lindo y es que se hace muy cargo<br />
de lo formal. Los escritores son el estilo, no sus tramas; la<br />
diferencia entre un escritor y otro es el estilo. Por eso mismo<br />
la relación con un lector, de alguien que viene con tu libro<br />
en la mano, es muy noble porque ese tipo te dedicó tiempo,<br />
a ese tipo no le caíste en un programa de tele contando una<br />
anécdota, sino que ese tipo se sentó y estuvo con vos y tu<br />
cabeza un rato. El lector es un tipo que ha trabajado.<br />
–Antes mencionó a Todos contra Juan. En la tele de<br />
hoy, ¿es posible un programa como ese? Yo creo que en<br />
la tele de hoy no es posible nada, aunque suene apocalíptico.<br />
En el cine tampoco. ¿Cómo volver a la magia y al espacio<br />
mítico que tiene que ocupar la poesía, la figura poética a nivel<br />
aristotélico, los mitos que nos hacen crecer? Es muy difícil si<br />
está tan bastardeado y creo que el cine-industria está haciendo<br />
mucho para alejar a la gente del cine lenguaje.<br />
–¿Qué puede hacer alguien que está en un lugar como<br />
el suyo para tratar de que eso no pase? Amargarse y<br />
transmitir la amargura, lo que no es muy útil. Yo amo el<br />
cine, tengo tatuado a Hitchcock en el brazo; me preparé,<br />
estudié, y mi sueño es tener una filmografía humilde, pero<br />
me doy cuenta de que está en crisis y no puedo negarlo. No<br />
puedo ser tan ególatra de decir que, igual, puedo hacer una<br />
película. Hay que entender el contexto y el marco en el que<br />
estamos. Por eso fue un alivio encarar esta novela.<br />
–Dijo en una nota que no podría contar una historia<br />
de Lugano I y II. Guillermo Martínez dice que en los<br />
escritores argentinos siempre hay cierta necesidad de<br />
contar lo marginal, que las clases medias no convocan.<br />
¿Esa postura tiene que ver con cierto “caretaje”? Hay<br />
una corrección política, que me molesta, que implica suponer<br />
que hay que acompañar, cuidar y proteger la historia de lo<br />
marginal. De hecho, hay algún realizador que siempre baja<br />
una línea de “nosotros contamos nuestras historias y quieren<br />
que seamos invisibles”, y mis amigos y yo también nos<br />
sentimos invisibles para la sociedad. Yo también siento que<br />
estoy excluido, maltratado. No yo, Sebastián de Caro, sino<br />
mi grupo, al que veo golpeado, al margen. Tampoco convoca<br />
que la guita lleva a otra cosa. Y mis historias por ahí suceden<br />
en Palermo y Villa Crespo, y va a ser siempre así porque me<br />
parecería una falta de respeto especular con “voy a hacer una<br />
que pase en Mataderos”. Yo sería una especie de farsante si<br />
escribiera sobre el conurbano; mi pueblo es este pueblo, yo<br />
soy de Villa Crespo de toda la vida y viví en cinco barrios que<br />
están pegados. Mi mundo es muy pequeño, pero en él trato<br />
de que suceda todo y termina siendo un no lugar.<br />
–Leí que dijo que hoy los pibes de 18 años ya no sueñan<br />
con ser estrellas de rock, sino con presentar un<br />
Power Point con la idea de un jabón, ¿realmente es<br />
así? Sueñan con vivir como una estrella de rock sin lo que<br />
implica serlo; se disfrazan de una estrella de rock. Los bares<br />
a veces están habitados por gente que come empanadas en<br />
frascos, van a la feria Masticar y andan disfrazados como si<br />
fueran Dante Spinetta o Santiago Motorizado, que<br />
son artistas. Me indigna un poco que lo que haya trascendido<br />
sea el disfraz y no la forma. Tanto en el caso de Santiago<br />
como el de Dante, son gente muy comprometida, no son<br />
disfraces, son artistas. Cuando yo era chico, un publicista<br />
era gente de un banco, no era Pixar. Y ahora te venden que<br />
tienen reuniones, y para mí venden jabón en polvo y están<br />
disfrazados como si fueran Sid Vicious. A mí me parece un<br />
trabajo digno y lo he hecho, pero aflojemos la mano porque<br />
ahora todo es arte. El arte se degrada y lo único que queda<br />
en pie es el dinero. Lo único que no se puede aparentar es<br />
ser millonario, todo lo demás se puede aparentar. Después,<br />
lo dan vuelta y te dicen “qué exigente” y yo planteo que nos<br />
sentemos los dos en una esquina a aparentar que somos<br />
millonarios y vamos a ver cómo la sociedad nos aclara rápidamente<br />
que no lo somos.<br />
–Habla de ser millonarios, ¿qué lugar le da a la plata?<br />
Es la posibilidad de comprarme todas las cosas que quiero,<br />
un medio, nunca un fin. Para mí te salva pensar así porque<br />
tenés menos guita, pero no te agarran nunca, porque no le<br />
debés tanto a nadie. Hay una libertad muy grande en no ser<br />
millonario, porque el sistema quiere que queramos serlo; es<br />
el único norte de reconocimiento posible. Sacás un libro y lo<br />
primero que te preguntan es cuánto vendió o si vas a hacer la<br />
película. Nadie va a decir me gustó, es demasiado romántico,<br />
es medio triste.<br />
–Por último, una pregunta que suelo hacer bastante,<br />
¿cuándo siente que tuvo un día productivo? El día que<br />
escucho una buena historia que me cuente cualquiera; una<br />
buena historia de amor, de vida, una buena historia mítica,<br />
de un dato. Odio las curiosidades, los comunicadores<br />
de curiosidades, odio la trivia, el lugar común, me parece<br />
reduccionista. Toda la gente tiene historias y son fascinantes,<br />
hay gente que tiene una manera atrapante de narrar su vida y<br />
esa es la gente que más admiro. Los buenos narradores de la<br />
vida, la gente sin formación que narra bien, mejora el mundo<br />
a cada segundo porque hace ver esa función poética de hacer<br />
apasionante todo; esa gente te reconcilia con la vida<br />
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