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Entrevista<br />
siete<br />
Se luce bailando en Sugar, la comedia musical más exitosa de los últimos tiempos, y destila erotismo<br />
en cada una de sus presentaciones. Es, además, cálida y elocuente. EVANGELINA BOURBON y su<br />
romance de por vida con la danza<br />
Intensa Eva<br />
POR Nancy Giampaolo<br />
–La vi en un homenaje a Prince y quedé muy impresionada<br />
¿Cómo gradúa el contenido erótico del baile?<br />
La fiesta homenaje a Prince fue una bomba. Amo a Prince,<br />
su música, su estética. Me hubiera encantado ser una de<br />
sus bailarinas... un sueño... En una situación así, el contenido<br />
erótico lo maneja cada uno. No había una coreografía a<br />
seguir, entonces hay libertad en todo. Obviamente, no es lo<br />
mismo estar bailando en una comedia musical, donde uno<br />
tiene un personaje, y responde a eso, que bailar en una fiesta<br />
libremente. La música, el vestuario, el contexto, te hacen<br />
conectar y transitarlo desde diferentes lugares. Y se generan<br />
cosas completamente distintas. Soy consciente de que soy<br />
bastante así, bailo libre, dejo que la música me lleve por los<br />
lugares que surjan. A veces son más eróticos y a veces menos.<br />
Pero dejo que fluyan todos sin ningún prejuicio.<br />
–¿Cuándo le propusieron formar parte de Sugar?<br />
La propuesta de Sugar llegó en septiembre del 2016. Me<br />
llamaron para convocarme a una audición cerrada, a la que<br />
íbamos a ir un grupo bastante reducido de bailarines. Desde<br />
el momento en que me llamaron para saber si me interesaba<br />
audicionar, supe que quería formar parte de la obra y puse<br />
toda mi energía ahí. Fue bastante “dura” la audición porque<br />
las veinte bailarinas que fuimos el primer día teníamos el<br />
nivel para estar en la obra. Luego pasamos al callback y el<br />
grupo era más reducido aun. Así que había que bailar y dar<br />
lo mejor de uno y que sea lo que tenga que ser (risas). Por<br />
suerte fui una de las elegidas así que la felicidad fue inmensa.<br />
–La obra es un éxito impresionante… Vivo muy feliz<br />
este éxito. A veces es muy duro hacer teatro en nuestro país,<br />
porque las obras no duran demasiado en cartel, y últimamente<br />
tampoco hay tantas obras musicales. Así que Sugar es una<br />
bendición. Es hermoso salir al escenario y ver la sala llena<br />
cada noche. Es común que terminemos la función agotados,<br />
pero llega el momento del saludo final y el teatro explota en<br />
aplausos, se convierte medio en un estadio, y eso es reconfortante<br />
y se agradece siempre.<br />
–¿Cuándo comenzó su relación con la danza? Mi relación<br />
con la danza comenzó cuando tenía tres años. Mis padres<br />
cuentan que yo les pedía que me llevaran a clases de danza,<br />
y ellos no sabían bien de dónde había sacado la idea y, como<br />
era muy chica, pensaron que me iba a aburrir, pero no fue<br />
así. Muy chica comencé a estudiar y nunca más deje de bailar.<br />
Primero solo tomaba clases de ballet. Ya después, siendo un<br />
poco más grande, comencé el profesorado y ahí ya empecé a<br />
estudiar también danzas españolas, folclore, además del ballet<br />
que nunca dejé. A los 17 años, ya recibida de profesora y ya<br />
habiendo intentado entrar al Teatro Colón, comencé a estudiar<br />
jazz y volcarme más para ese lado. Digamos que mi relación<br />
con la danza viene desde que tengo uso de razón... soy la única<br />
bailarina en mi familia así que no sabemos de dónde viene,<br />
pero mi abuela paterna era apasionada por la música y había<br />
algo muy artístico en la atmósfera de la familia.<br />
–¿Qué tan cierto es, según su experiencia, que la bailarina<br />
lleva una vida de mucho sacrificio? Creo que sí, que es<br />
cierto. Si me remonto a la etapa de mis estudios, yo iba a danza<br />
de lunes a sábados y por ahí me perdía ciertas cosas, pero la<br />
verdad es que no lo sentía como un sacrificio porque era una<br />
elección propia y lo que más amaba hacer. Ya cuando comencé<br />
a dedicarme profesionalmente a esto y pasó a ser un trabajo<br />
fue otra historia. Es bastante sacrificado desde muchos puntos<br />
de vista. Quizá esa sea la cuestión. Por un lado, la inestabilidad<br />
laboral, por ahí durante meses tenés muchos trabajos<br />
y después un tiempo en que no hay nada. Constantemente<br />
estás audicionando para un trabajo nuevo y es mucha energía<br />
que uno pone ahí, te enfrentás a muchos “no”. En Argentina,<br />
cada vez hay menos trabajos para los bailarines. Y creo que<br />
eso pesa porque es lo que amás hacer, entonces más allá de lo<br />
económico, cuando no tenés trabajo es desesperante porque lo<br />
sentís en el cuerpo. Yo, por suerte, no puedo quejarme porque<br />
siempre tuve trabajo, con algún que otro bache, pero no más...<br />
y esos baches, a veces, pueden ser hermosos o matadores.<br />
También está el sacrificio que obviamente conlleva el trabajo<br />
físico. Es poner el cuerpo al servicio de algo y cuesta. En<br />
algunos momentos se hace duro. Ir a una audición o subirte a<br />
un escenario cuando podés tener un mal día o un mal momento<br />
de la vida es sufrido. Pero bueno, ahí también sucede esa<br />
magia de trabajar de lo que uno ama y, cuando se encienden<br />
las luces, todo se transforma, aunque sea por un rato.<br />
–¿Podría describir el ambiente del teatro musical? ¿Hay<br />
mucha competencia o es un mito? No siento que haya mucha<br />
competencia, no más que en otros ambientes. Obviamente<br />
que uno va a una audición y está al lado de colegas y vamos<br />
todos en busca de un mismo rol y en un punto sí hay una competencia,<br />
pero creo que sana. Por lo menos así lo vivo yo. Es<br />
muy subjetiva la elección en un casting, uno tiene que ir seguro<br />
de lo que tiene para ofrecer sin poner la mirada en el de al lado.<br />
–Es evidente que actualmente se vincula muy bien con<br />
su cuerpo… Sí, con mi cuerpo me llevo súper bien. Al trabajar<br />
con el cuerpo uno se vuelve muy consciente de él y se conoce<br />
mucho. Soy muy física en muchos sentidos. A veces está<br />
bueno y a veces no tanto. Cuando una locurita se te vuelve una<br />
contractura no está bueno. Más porque a la noche hay que ir<br />
al teatro y bailar. Pero, bueno, al ser tan consciente del cuerpo<br />
uno ya sabe de dónde viene cada cosa que va apareciendo.<br />
–¿Alguna vez tuvo complejos en torno a lo físico? En<br />
la adolescencia tuve algún que otro trastorno alimenticio,<br />
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