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Arte<br />

Entre azules acuáticos, amarillos desérticos y rosados iridiscentes, la obra<br />

de DAVID HOCKNEY, presentada en la monumental retrospectiva del Museo<br />

Nacional de Arte Moderno del Centro Georges Pompidou de París, presenta el<br />

derrotero del artista vivo más importante de nuestros días: un camino lleno de<br />

desvíos, de sorpresas, de ideas, formas y colores siempre en evolución, que<br />

mantiene a la libertad como mira, tanto la del artista como la de la persona<br />

Portrait of an Artist (Pool with Two Figures) 1972 | Acrylique sur toile | 213,5 x 305cm. © David Hockney | Photo : Art Gallery of New South Wales / Jenni Carter Lewis Collection<br />

Lúdico y sensual<br />

POR Esteban Ulrich DESDE PARÍS<br />

Proclamado el artista vivo más influyente del siglo XX, la obra<br />

de David Hockney nos sorprende con un colorido golpe de<br />

frescura y energía. Sus líquidos celestes parecen, al contacto<br />

con nuestro espíritu, tan estimulantes como el agua fresca<br />

que eriza nuestra piel quemada por el sol del verano. Nacido<br />

en 1937, David Hockney encarna a una época: su obra puede<br />

funcionar como un eslabón entre su admirado Picasso y el Pop<br />

Art de su amigo Andy Warhol, pasando por los cuerpos y<br />

perspectivas deformadas de Francis Bacon. En esta segunda<br />

retrospectiva que le dedica el Centro Pompidou (la primera<br />

fue en 1999, limitándose a sus paisajes), realizada para celebrar<br />

los 80 años del artista y producida en colaboración con la Tate<br />

Gallery de Londres y el Museo Metropolitano de Nueva York,<br />

nos encontramos con la muestra más completa de su obra,<br />

con más de 60 pinturas que recorren los distintos períodos de<br />

su obra, sus trabajos fotográficos, grabados, instalaciones de<br />

video, dibujos, ilustraciones digitales, etc.<br />

La puesta está organizada por períodos, dando forma a un<br />

pasillo enroscado de numerosas salas. En la primera nos<br />

encontramos con los trabajos de sus inicios en Bradford,<br />

donde cursó la Escuela Primaria. Entonces pensaba en un<br />

arte que buscaba tanto interpretar el mundo, como entretener<br />

y seducir a sus espectadores. Desde el principio la figura<br />

de Picasso constituyó un vector en su trabajo. En estas<br />

primeras obras se puede imaginar la influencia temprana del<br />

cubismo en el joven Hockney en la manera en que pinta las<br />

manos y piernas de su padre en Portrait of my Father (1955),<br />

estas aparecen planas y con bordes rectos, una ambigüedad<br />

formal, entre un trazo abstracto y una composición figurativa,<br />

que será una marca de estilo constante en su obra.<br />

Abiertamente homosexual, Hockney rápidamente expresó<br />

su sexualidad con humor en Cleaning Tooth, Early Evening<br />

(10PM) (1962) obra que puede verse en la segunda sala junto<br />

a otros trabajos más abstractos donde las líneas y colores<br />

se combinan con palabras escritas, Shame (1960) y Love<br />

Painting (1960).<br />

Formado en el Royal College of Art de Londres, heredero<br />

pacifista de su padre, quien fuera objetor de conciencia durante<br />

la Segunda Guerra, dijo sobre Picasso: “domina todos los<br />

estilos, la lección que retengo es que hay que utilizarlos todos”.<br />

Siguiendo esta máxima participó de la muestra colectiva Jóvenes<br />

Contemporáneos, en 1961, junto a Peter Blake, considerada<br />

el punto de partida del Arte Pop británico. Allí el joven<br />

Hockney hizo una declaración de estilo, siguiendo al maestro<br />

malagueño con cuatro cuadros bajo el título de “Demostrations<br />

of Versality”. Así, a lo largo de su carrera, numerosas influencias<br />

podrán verse en sus distintos períodos, desde el Pop Art<br />

de Jasper Johns, hasta los clásicos renacentistas, pasando por<br />

el “color field” abstracto de Morris Louis, el expresionismo<br />

figurativo de Francis Bacon, o hasta la representación de<br />

formas planas de las obras de arte del Egipto antiguo, reinterpretadas<br />

de manera lúdica y narrativa.<br />

En la sala siguiente viajamos con él a California en donde una<br />

nueva transformación se opera: enormes cuadros capturan el<br />

cielo límpido del desierto, la pintura acrílica entra en acción<br />

para producir formas y colores más puros. Arizona (1964)<br />

es una pintura que parece simular un collage, debido a su<br />

composición fragmentada. Los colores toman otra intensidad,<br />

los azules, fucsias y rosas. En California Art Collector (1964)<br />

podemos apreciar el juego con la perspectiva y los distintos<br />

niveles de profundidad de campo a partir de la alineación de<br />

formas planas.<br />

Como resultado de este permanente estudio de la perspectiva,<br />

publicó un ensayo, en 2001: Conocimiento secreto; en<br />

el que señala el uso de lentes y aparatos ópticos por parte de<br />

numerosos pintores de la antigüedad, una demostración muy<br />

detallada que no dejó de generar polémica entre numerosos<br />

pintores e historiadores de arte, en la que analiza numerosas<br />

obras desde el Renacimiento hasta nuestros días, subrayando<br />

diferencias notables a partir de ciertos períodos. En un<br />

mismo momento las telas plegadas devienen perfectas, los<br />

reflejos de las armaduras o las sombras en los rostros parecen<br />

fotografiados. Por ejemplo, la pintura del flamenco Jan van<br />

Eyck, Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, presenta de<br />

manera sugerente en el fondo del cuadro un espejo convexo,<br />

representando el punto de vista de los personajes. Pintores<br />

como Canaletto utilizaron la “cámara oscura”, mientras<br />

otros hacían lo mismo con espejos cóncavos para proyectar<br />

imágenes sobre la tela.<br />

Al girar sobre nosotros mismos, colgados frente a los paisajes<br />

californianos, podemos apreciar en todo su esplendor la serie<br />

de cuadros célebres dedicados a las piscinas y las diversas<br />

formas en que el inglés logra representar el movimiento y los<br />

reflejos del agua. Desde la abstracción jubilosa de The Sun Bather<br />

(1966) hasta el colorido realismo de Portrait of an Artist<br />

(Pool With two Figures) (1972), pasando por los planos arquitectónicos<br />

de la icónica A Bigger Splash (1967) y las manchas<br />

de humedad de Pool and Steps, Le Nid du Duc (1971).<br />

En las numerosas salas que siguen, veremos su serie de<br />

retratos íntimos, donde dibuja solo a aquellos a los que ama<br />

o admira, luego sus amplios Doble Retratos, donde técnica<br />

y sensibilidad parecen alcanzar su equilibrio perfecto: frente<br />

a American Collectors (Fred and Marcia Weisman) (1968)<br />

el juego entre planos y perspectiva produce una inexplicable<br />

sensación de vértigo. Y aún faltan varias salas más: sus<br />

autorretratos, sus piscinas nocturnas, su maravilloso trabajo<br />

con Polaroids, donde crea retratos con numerosas perspectivas<br />

distintas de una misma imagen, lo que llama joiners, una<br />

suerte de cubismo fotográfico que luego inspirará su monumental<br />

Bigger Trees Near Warter (2007), que aparece hacia<br />

el final de la muestra.<br />

Cada cuadro, cada idea, con su cuestionamiento de la perspectiva<br />

por un lado, la búsqueda constante de nuevas formas<br />

y colores por otro, delinean un intrincado camino pero que,<br />

lleno de vitalidad, siempre parece seguir el rumbo de una<br />

misma estrella: la libertad<br />

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