El tamaño importa
El libro consta de algunos relatos cortos de diversa contextura; desde el humor de “La guerra de los Tamaños” hasta las reflexiones de Neshamanú sobre la condición actual del ser humano, pasando por momentos de expectativa, frustración y final feliz del relato “El No. 10”. El lenguaje es llano; son relatos bien contados sin palabras que sobren o que falten. En mi opinión, el relato corto, o cuento, es la narración de un momento vital y las circunstancias que lo rodean, a diferencia de la novela que, también en mi opinión es el relato de varios momentos vitales en el marco de una idea central.
El libro consta de algunos relatos cortos de diversa contextura; desde el humor de “La guerra de los Tamaños” hasta las reflexiones de Neshamanú sobre la condición actual del ser humano, pasando por momentos de expectativa, frustración y final feliz del relato “El No. 10”. El lenguaje es llano; son relatos bien contados sin palabras que sobren o que falten. En mi opinión, el relato corto, o cuento, es la narración de un momento vital y las circunstancias que lo rodean, a diferencia de la novela que, también en mi opinión es el relato de varios momentos vitales en el marco de una idea central.
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–¡Jamás! digo y repito: ¡jamás he sido testigo de una<br />
herejía tan grande!... aprestémonos a la divina hecatombe<br />
–mientras su correligionario se apresta a la divina<br />
hecatombe, permítame señor Representante que le solicite<br />
su opinión acerca de las dos opciones que he presentado,<br />
las que fueron emergentes precisamente sobre<br />
la base de lo afirmado por usted<br />
–como usted comprenderá, mi concepción católica<br />
del mundo no me permite aceptar su primera opción;<br />
más aún, debo negar con gran énfasis que los principios<br />
católicos conlleven en sí la inoculación de algún vicio<br />
social o individual; en cuanto a la segunda, esto es, al<br />
supuesto hecho de que nuestras culturas fueran impermeables<br />
a las enseñanzas de la fe católica, creo que<br />
se trata más bien de una cuestión de tiempo y no de<br />
alguna imposibilidad congénita a las mismas de entender<br />
las enseñanzas<br />
–está muy lejos de mi intención el querer iniciar una<br />
controversia por el beneficio de la propia controversia,<br />
pero me gustaría hacerle notar que cinco siglos es un<br />
tiempo por demás prudente para que las enseñanzas<br />
católicas hayan podido dar su fruto. ¿Cuál serían pues<br />
las fuerzas históricas que se opondrían a que nuestra<br />
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