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After - Anna Todd

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¿Todo bien? —me pregunta.<br />

Lo cojo del pelo y llevo su cabeza a la zona entre mis muslos. Se ríe y luego<br />

aplica la boca con esmero. Gimo su nombre y le tiro del pelo y tengo el orgasmo más<br />

bestia de mi vida. No es que haya tenido muchos, pero éste ha sido el más rápido y<br />

también el más intenso.<br />

Hardin me da un pequeño beso en lo alto de la pelvis, se pone en pie y camina<br />

hasta el armario. Levanto la cabeza e intento recobrar el aliento. Vuelve y me seca<br />

con una camiseta. Me daría vergüenza si no estuviera todavía medio en la luna.<br />

—Vuelvo enseguida —dice—. Voy a lavarme los dientes.<br />

Sonríe y sale de la habitación. Me levanto, me visto y miro la hora. Tenemos que<br />

salir dentro de tres minutos. Cuando Hardin regresa, se viste en un santiamén y nos<br />

vamos.<br />

—¿Sabes cómo llegar? —pregunto cuando arranca el coche.<br />

—Sí, el mejor amigo de mi padre de sus días de universidad es Christian Vance<br />

—me dice—. He estado allí un par de veces.<br />

—Caray… Vaya.<br />

Sabía que Ken tenía contactos allí, pero no sabía que el presidente fuera su mejor<br />

amigo.<br />

—No te preocupes, es un buen tío. Un poco cuadriculado, pero majo. Encajarás a<br />

la perfección. —Su sonrisa es contagiosa—. Por cierto, estás muy guapa.<br />

—Gracias. Parece que hoy estás de buen humor —digo coqueta.<br />

—Sí, empezar el día con la cabeza entre tus muslos es una señal de buen augurio.<br />

Suelta una carcajada y me coge la mano.<br />

—¡Hardin! —lo riño, pero él se echa a reír otra vez.<br />

El trayecto se pasa rápido y casi sin darnos cuenta ya estamos dejando el coche en<br />

el aparcamiento que hay detrás de un edificio de seis pisos con cristales de espejo y<br />

una gran «V» en la fachada.<br />

—Estoy nerviosa —le confieso a Hardin mientras me retoco el maquillaje en el<br />

espejo.<br />

—No lo estés. Lo vas a hacer muy bien. Eres muy inteligente, y tiene que verlo<br />

—me reconforta él.<br />

Dios santo, cómo me gusta cuando es tan amable.<br />

—Gracias —respondo, y me acerco para besarlo. Es un beso dulce y sencillo.<br />

—Te espero aquí en el coche —me dice y me da otro beso.<br />

El interior del edificio es tan elegante como el exterior. Cuando llego a la<br />

recepción, me dan un pase de un día y me indican que suba a la sexta y última planta.<br />

Una vez en el mostrador de la sexta, le digo a la joven que lo atiende mi nombre.<br />

Me lanza una sonrisa blanca de anuncio, me acompaña a un despacho enorme y le<br />

dice a un hombre de mediana edad con barba clara que puedo ver desde el pasillo:<br />

—Señor Vance, la señorita Theresa Young está aquí.<br />

El señor Vance me hace un gesto para que entre y me estrecha la mano. Sus ojos<br />

www.lectulandia.com - Página 243

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