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After - Anna Todd

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—Es probable que éste sea el único momento en que no vas a dejar que te toque.<br />

—Ya te digo. No te lo creas tanto.<br />

Nuestras risas se mezclan en el coche y es un sonido adorable. Pone la mano en<br />

mi muslo y lo acaricia arriba y abajo con sus largos dedos.<br />

—¿Estás segura? —Su voz áspera me hace cosquillas en la piel. Mi cuerpo<br />

responde a él al instante. Se me acelera el pulso. Trago saliva y asiento. Suspira y<br />

retira la mano—. Sé que no es verdad… Pero prefiero que no te salgas de la carretera.<br />

Tendré que esperar a follarte con los dedos.<br />

Le lanzo una mirada aplastante, roja como un tomate.<br />

—¡Hardin!<br />

—Perdona, nena.<br />

Sonríe y levanta las manos poniendo cara de inocente. Luego mira por la<br />

ventanilla. Me encanta que me llame nena. Noah y yo pensábamos que todos esos<br />

apelativos cariñosos que usa la gente eran demasiado juveniles para nosotros pero,<br />

viniendo de Hardin, la sangre me hierve en las venas.<br />

Cuando llegamos de vuelta a casa de sus padres, Ken y Karen están esperándonos<br />

en el jardín. Él parece un pez fuera del agua, con vaqueros y una camiseta de la<br />

WCU. Nunca lo he visto con ropa informal y, vestido así, tiene un aire a Hardin. Nos<br />

saludan con una sonrisa que Hardin intenta devolverles, aunque se lo ve incómodo, se<br />

revuelve y se mete las manos en los bolsillos.<br />

—Cuando quieras —le dice su padre.<br />

Parece estar tan incómodo como él, aunque más bien son nervios.<br />

Hardin no parece muy entusiasmado. Me mira y yo asiento con la cabeza para<br />

decirle que adelante. Me sorprende haberme convertido de repente en la persona que<br />

le infunde seguridad. Parece que nuestra dinámica ha cambiado drásticamente, y eso<br />

me hace más feliz de lo que había imaginado.<br />

—Estaremos en el invernadero, sólo tenéis que traernos la tierra —dice Karen, y<br />

le da a Ken un breve beso en la mejilla.<br />

Hardin mira a otra parte y por un segundo pienso que también va a besarme, pero<br />

no.<br />

Sigo a Karen al invernadero y, nada más entrar, ahogo una exclamación. Es<br />

inmenso, mucho más grande de lo que parece desde fuera, y no bromeaba al decir que<br />

hay que darle un buen empujón. Está prácticamente vacío.<br />

Con un gesto teatral, se lleva las manos a las caderas y dice alegremente:<br />

—Es un proyecto muy ambicioso, pero creo que lo conseguiremos.<br />

—Yo también lo creo —digo.<br />

Hardin y Ken entran cargando dos sacos de tierra cada uno. Guardan silencio y<br />

los dejan donde Karen les dice. Luego se marchan otra vez. Veinte sacos de tierra y<br />

cientos de semillas de flores y verduras más tarde, se podría decir que la cosa<br />

promete.<br />

www.lectulandia.com - Página 302

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