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After - Anna Todd

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penumbra, fijándome en las parejas por si veo a Hardin y a Emma. No hay suerte.<br />

Justo cuando estoy a punto de tirar la toalla, veo a Hardin apoyado contra una<br />

valla en la línea de gol. Está solo y no parece darse cuenta de que me estoy<br />

acercando. Se sienta en el césped y se limpia la boca. Cuando aparta la mano, veo que<br />

la tiene roja.<br />

«¿Está sangrando?»<br />

De repente levanta la cabeza como si notara mi presencia y compruebo que sí, le<br />

sangra la comisura de la boca y la sombra de un cardenal se está formando en su<br />

mejilla.<br />

—Pero ¿qué demonios…? —digo arrodillándome delante de él—. ¿Qué te ha<br />

pasado?<br />

Alza la vista y veo que sus ojos están tan torturados que mi ira se disuelve como<br />

un azucarillo en la boca.<br />

—Y ¿a ti qué te importa? ¿Dónde está tu cita? —me ruge.<br />

Me muerdo la lengua y le retiro la mano de la boca para poder examinar el labio<br />

partido. Me aparta pero me contengo.<br />

—Cuéntame lo que ha pasado —le ordeno.<br />

Él suspira y se pasa la mano por el pelo. Tiene los nudillos lastimados y llenos de<br />

sangre. El corte del dedo índice parece profundo y tiene pinta de doler mucho.<br />

—¿Te has metido en una pelea?<br />

—¿A ti qué te parece?<br />

—¿Con quién? ¿Estás bien?<br />

—Sí, estoy bien. Ahora déjame en paz.<br />

—He venido a buscarte —le digo, y me pongo de pie.<br />

Me limpio la hierba seca de los vaqueros.<br />

—Vale, pues ya me has encontrado. Vete.<br />

—No tienes por qué ser tan gilipollas —replico—. Creo que deberías irte a casa y<br />

asearte. Me parece que vas a necesitar puntos.<br />

Hardin no responde, pero se pone de pie, echa a andar y me deja atrás. He venido<br />

a gritarle por ser un imbécil y a decirle cómo me siento y me lo está poniendo muy<br />

difícil. Ya lo sabía yo.<br />

—¿Adónde vas? —pregunto yendo tras él como un perrito faldero.<br />

—A casa. Bueno, voy a llamar a Emma a ver si puede volver a recogerme.<br />

—¿Te ha dejado aquí? —Cada vez me cae peor.<br />

—No. Bueno, sí, pero se lo he pedido yo.<br />

—Yo te llevo a casa —le digo, y cojo su chaqueta.<br />

Me aparta de nuevo y quiero darle una patada en el culo. Mi ira ha regresado y<br />

estoy aún más cabreada que antes. Se han vuelto las tornas; nuestro…, lo que sea ha<br />

dado un giro en redondo. Normalmente soy yo la que huye de él.<br />

—¡Deja de huir de mí! —le grito, y se vuelve con los ojos echando chispas—.<br />

¡He dicho que yo te llevo a casa!<br />

www.lectulandia.com - Página 286

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