Ponce, Genio de México vida y época

de la raíz hasta el hueso, no le hace que sea bonita, será mi
gusto y por eso… El segundo tema: “Acuérdate de Mi”, canta:
Acuérdate de mi no seas ingrata, oye la voz del hombre
que te adora. Acuérdate de mi en alguna hora. Soy el hombre,
soy el hombre que te amó”. El compositor los presenta
en tonalidades contrastantes manejando simultáneamente
al contrapunto ambos temas, resultando un desarrollo brillante
y poético. En la recapitulación Ponce ofrece nuevamente
ambos temas pero ahora en la misma tonalidad y superpuestos.
En su versión para orquesta, “Balada Mexicana” conserva
la forma sonata transformándose en un verdadero “Concertino”;
además, el compositor añadió dos cadencias para
piano y aunque su tratamiento es como solista lo integra a la
masa orquestal, logrando mayor expresividad y belleza. En
la última parte, el compositor transmutó la sencilla melodía
popular en arrolladora cascada armónica, llevándola a un
apoteótico final al más puro estilo lisztiano.
Al terminar la última nota el público tributó al autor
aclamaciones sin fin, ya que jamás había escuchado algo
semejante en una obra sinfónica-concertante mexicana: sonidos,
cadencias, giros melódicos auténticamente vernáculos,
unidos por el milagro armónico de la polifonía. El público
otorgó a la obra la gloria de la repetición inmediata, acostumbrados
a escuchar creaciones de los grandes maestros
ajenas a nuestro folclor, unos y otros comentaban: ¡Qué bella
música, la teníamos aquí y no lo sabíamos!... A partir de entonces,
Ponce pasó a formar parte del paisaje nacional; y tal
vez si alguien se acerca al Anfiteatro de la Preparatoria en la
quietud de las horas nocturnas, escuche el eco de las ovaciones
interminables que resonaron en las históricas bóvedas
del edificio colonial... Tal vez.
Esa fecha, 25 de agosto de 1918 quedará registrada
en la historia musical de México, pues contempló el estreno
de la primera creación concertante auténticamente nacionalista
para orquesta sinfónica.
“BASTARÁ EL PERFUME DILUIDO DE LA CANCIÓN POPU-
LAR EN LA MAGNIFICENCIA DE UN POEMA ORQUESTAL, PARA
LOGRAR EL SUPREMO ANHELO DEL FOLCLORISTA: LA OBRA DE
ARTE COMO EXPRESIÓN DEL ESPÍRITU DE UN PUEBLO”.
— Citaba Manuel M. Ponce en relación al Nacionalismo
Musical—(5). Sí; “Por mi Raza hablará El Espíritu”. Al día
siguiente Rubén M. Campos anotaba en su columna de “El
Universal”:
48