AUSTRALIA MERIDIONAL, desairada desde siempre en favor de sus llamativas ‘primas’ de la costa este, Nueva Gales del Sur, Queensland y Victoria, por fin empieza a ser reconocida como un pequeño estado de gran atractivo. Del bosque a las playas, con el valle de Barossa en medio, este destino infravalorado alberga las experiencias más ‘australianas’ que un viajero pueda soñar. El Gawler Ranges National Park es un gran ejemplo de territorio insondablemente extenso (como 230 000 campos de fútbol) en medio de la nada. En su territorio hay cacatúas ninfas cobijándose bajo eucaliptos, emúes que corren entre montículos plateados de plantas de sal y lagartos que se arrastran por pistas de tierra. En la tienda de campaña, uno se acostumbra a dormir escuchando los saltos de los canguros y a despertarse con cantos de pájaros de sonidos casi electrónicos. Apenas a un día en auto hacia el oeste de Adelaide se encuentra el verdadero outback en su forma más salvaje, lejos del ruido del tráfico o de los aviones que sobrevuelan en el aire. Un poco más adentro desde donde los acantilados de piedra caliza de Elliston se elevan sobre las aguas agitadas de la Gran Bahía Australiana, se encuentra el hogar de Geoff Scholz , los parques nacionales Gawler Ranges y Pinkawillinie. Ex granjero, Geoff pasó gran parte de su vida observando la gran variedad de vida silvestre que existe en este lugar. Ahora comparte ese conocimiento guiando a los visitantes a través de una de las regiones menos exploradas del país. Vemos una escena que seguramente habrían reconocido los primeros habitantes aborígenes, una familia de emús que corren a través de una planicie abierta, levantando nubes de polvo a medida que sus pezuñas se clavan en el suelo. Los canguros grises del oeste se les unen en la carrera hacia el horizonte, dando largos saltos a medida que un par de hermosas cacatúas rosadas vuelan junto a ellos y chillan ruidosamente. Bajo su sombrero, la cabeza de Geoff está llena de historias de los animales del lugar. Los delfines y los elefantes marinos se reproducen dentro de la seguridad de la vecina Baird Bay, muchos de ellos llevan las cicatrices de sus encuentros con los grandes tiburones blancos mar adentro. Nos explica donde se encuentran las madrigueras de los wombats (tejones australianos) cerca de una fosa aborigen sagrada, y describe cómo toda una caravana de equidnas que parecen puercoespines siguen a una sola hembra. En su campamento en el límite de los parques nacionales, unos loros Port Lincoln de color verde esmeralda llegan en bandadas y se les unen cuatro lagartos que según Geoff, “les hacen el favor de comerse los escorpiones”. Seguimos conduciendo hasta el majestuoso Lake Gairdner, cubierto por una costra blanca brillante de sal de más de un metro de espesor, de 40 km de ancho y 160 de largo. En otro lago de sal, encontró un respiro para la dura vida del granjero que tuvo desde que nació. “Mi padre cultivaba trigo, como yo también lo hice y mi hermano aún lo hace. Entre las estaciones de siembra, solía ir hasta Coober Pedy para extraer ópalos. Me traía las piedras a casa para que yo las cortara y lustrara y, al poco tiempo, salí en busca de mis propias piedras. En la orilla del Lake Sturt encontré alabastro, cuarzo rosa, madera petrificada. Pasé mucho tiempo en ese lugar, me di cuenta de lo bien que conocía la zona y entonces quise enseñársela a otros”. 62 <strong>Octubre</strong> <strong>2018</strong>
AUSTRALIA Un viaje bajo los eucaliptos rojos del Gawler Ranges. Izq. experto en vida silvestre y ex granjero, Geoff Scholz <strong>Octubre</strong> <strong>2018</strong> 63