Entrelíneas 108

REPORTAJE
EL
La iniciativa, impulsada por Corporación Reguemos Chile (RCH), busca
transportar agua en un canal a lo largo del país desde el río Biobío hasta las
regiones del norte, con el objetivo de combatir la sequía y estimular la actividad
agropecuaria. Dada la envergadura de lo planteado, diversas voces del
Biobío insisten en la falta de investigación medioambiental y rigurosidad.
Por Renata Jara y Leonardo Fernandez.
Si bien, la idea rondaba por varios círculos empresariales
y políticos desde hace años, recién a principios de 2019 se dio a
conocer por medio de la prensa el proyecto. Aunque aún no ha sido
ingresado al MOP, Reguemos Chile ha manifestado su interés en el
auspicio del Estado, donde buscan apoyo para la realización de la
gran estructura que recorrerá Chile en dirección paralela a la Ruta
5.
La idea del empresario Juan Sutil, presidente de RCH,
consiste en trasvasar agua de la río del Biobío hacia el Norte Chico
mediante tuberías subterráneas que recorren el país hasta el Embalse
Corrales, distancia cercana a 1.800 km. La estructura consta de
cinco tramos y asciende, como señaló Daniel Escobar, seremi del
MOP, a un costo aproximado de US$ 30.000 millones.
Cabe señalar que la Carretera Hídrica no es la única iniciativa
con estas características. El consorcio Euro Engineering
Group Chile ingresó un proyecto parecido al MOP durante 2016,
aunque de bajo perfil. En esa ocasión, la empresa española postuló
un la construcción de una tubería de 2.400 km de longitud desde
el río Biobío, Maule y Rapel para concluir en Arica. Por su parte,
la empresa francesa Vía Marina incorporó un plan bautizado como
Aquatacama, con el que pretenden instalar cañerías subacuáticas
para transportar agua desde las desembocaduras de ríos del sur hasta
las regiones de Valparaíso, Coquimbo, Antofagasta y Atacama.
Escobar comentó que no se han realizado estudios ambientales
porque aún no han sido declarados de interés público, y
que “es sólo el primer paso para materializar el proyecto, pues posteriormente
tienen que conseguir los permisos medioambientales,
entre otros”.
Los centros ambientalistas de Concepción sostienen que
no existe certeza de las reales consecuencias para el ecosistema
local, tampoco de la gestión del agua una vez transportada. Abogan
por el uso de nuevas tecnologías para reducir el déficit hídrico, como
las desaladoras. A diferencia de los proyectos de Vía Marina y EEG
-que permanecen en segundo plano-, la Carretera Hídrica obtuvo un
impulso mediático en los últimos meses.
Necesidad de estudios certeros
Debido a la importancia en el histórico desarrollo económico
sucedido en la provincia, las posibles alteraciones en la cuenca del
Biobío puede afectar gravemente, tanto el ecosistema como la calidad
de vida de quienes viven en las comunas aledañas. Las estatales Enap
y Huachipato instalaron sus centros de operaciones estratégicamente
para acceder al recurso hídrico. Se considera a ambas empresas un
pilar determinante en la economía chilena del siglo XX, que sustentó
por décadas a la región con desarrollo industrial y empleo gracias al
soporte que significaba el río, que además abastece de agua potable
a las grandes centros urbanos como Los Ángeles, Laja, Concepción,
Talcahuano, San Pedro, entre otros.
El doctor en Recursos Naturales Óscar Parra, a nombre del
Centro de Ciencias Ambientales EULA, es categórico a la hora de
desconfiar de la iniciativa, señalando que “respecto a este tipo de proyectos,
que son intervenciones mayores, lo que exigimos es que se
hagan los estudios, fundamentalmente los ambientales que explican
estas enormes intervenciones de ríos que no hemos tenido en Chile.”
Parra va más allá y dejó en evidencia las limitaciones técnicas
e investigativas de nuestro país al momento de anticipar las
consecuencias ambientales de los proyectos discutidos, pues Chile es
uno de los países de la OCDE que menos invierte en investigación
científica: alcanza el 0,3% del PIB. “El conocimiento de los sistemas
y cuencas hidrográficas que van a ser intervenidas es muy escaso,
entonces para que tú puedas averiguar qué impacto se va a generar, es
vital esa información”.
El caudal del Biobío asciende a 899 m³/s a lo largo de 380 km de longitud.
Fotografía por Renata Jara.
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