Entrelíneas 108

EL
editorial
El prolongado impacto ambiental
Concepción, al ser la segunda ciudad más grande de
Chile, tiene una gran cantidad de habitantes, infraestructura y
movimiento las 24 horas del día. Al igual que lo sucedido en
otras metrópolis, se hace necesario actualizar el Plan Regulador
periódicamente, paralelo al crecimiento de transporte y del sector
urbano, cada año más incontrolable.
Una de las consecuencias de lo anterior, es la
contaminación acústica en las calles, pues el movimiento del
parque automotriz público y privado, sumado a la bulla natural
y externa como vendedores y músicos, hacen que caminar por el
centro penquista no siempre sea lo más adecuado para el oído.
De acuerdo a la ordenanza referida a lo acústico
“queda prohibido en general causar, producir o provocar ruidos,
cualquiera sea su origen, ya sean permanentes u ocasionales,
cuando por razones de la hora o lugar sean claramente
distinguibles y sobrepasen los niveles máximos aceptados”.
Si llevamos esto al barrio Brasil de la ciudad, ¿cuán
altas serían las multas? tomando en cuenta la cantidad de locales
nocturnos presentes en apenas tres manzanas.
Maldita Sea, Casa de Salud, Palo Santo, son sólo algunos
de los sitios que se convierten en reyes y señores de la noche
desde jueves a sábados en las calles residenciales de Concepción
por excelencia.
Para la municipalidad penquista, las manzanas de allí se
pueden considerar como zona I y según señala el Plan Regulador
comunal actual, el máximo nivel permitido de ruido en la mencionada
área, entre nueve de la noche y siete de la mañana es de 45 decibeles.
Cifra que sorprende por lo fácil de su incumplimiento, sobre todo si
se considera la gran cantidad de movimiento automotriz y humano
que existe en tal lugar.
Por otro lado, un problema derivado de la actividad en estas
calles es el manejo de la basura y/o residuos que dejan las grandes
masas de visitantes y asistentes, ya que la contaminación ambiental
ha dejado estragos en aquellos adoquines, que es de lo que la mayoría
del suelo está hecho, pues el nivel de posibles desechos a raíz de
toda las personas que se mueven por aquel lugar, es increíblemente
alto.
Según el artículo 17 de la Ordenanza Local del Plan
Regulador de Concepción, cualquier basural se debe situar a más de
300 metros de distancia de alguna vivienda habitable y a 600 pasos
de todo tipo de población en masa.
¿Cuántos metros hay entre los microbasurales y potreros
artificiales del barrio Brasil y las casas del lugar? Seguramente
mucho menos que lo exigido. A pasos de las viviendas quedan
residuos después de cada fin de semana, algo palpable y desesperante
para los vecinos del sector.
Frente a estas situaciones de contaminación, tanto
ambiental como acústica, cabe preguntarse si esta problemática es
debidamente fiscalizada por el municipio.
Equipo EntreLíneas
N° 108
DIRECTORA YUSARI VALLEJOS
DIAGRAMADOR PRISCILA VILLALOBOS
REDACCIÓN
DIEGO SAEZ
MATÍAS ORTEGA
NICOLÁS PONCE
NICOLÁS VERDEJO
BELÉN PULGAR
CAMILA TOLOZA
RENATA JARA
CARLA VALDEBENITO
VANESSA VIDAL
LEONARDO FERNANDEZ
ESTA REVISTA ES REALIZADA POR ESTUDIANTES DE PRODUCCIÓN DE CONTENIDOS EN
TIEMPO REAL II DE LA CARRERA DE PERIODISMO DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN.
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