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Vedanta-Advaita-Sesha-Abril-2015

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modelado la interpretación de la realidad asumiendo como axioma

que el sujeto y su condición consciente —la conciencia individual—

es un ente indiviso pero consistente, es decir, que existe gracias a que

es portador de experiencia y conocimiento.

Tal vez sean éstos los mayores puntos de desencuentro entre

ambas culturas. Sin embargo, Oriente asumió la teoría de māyā

como explicación del aparente nacimiento y muerte de un «yo» y de

una conciencia individual. A su vez, incorporó, mediante la teoría

del karma, la aparente permanencia de un «yo» y de su condición

consciente: la conciencia individual.

A grosso modo, māyā intenta explicar que el «yo» sólo existe

gracias a la introducción en la percepción de contenidos inexistentes

que se asumen como existentes. Por ejemplo: Debido al temor a la

muerte —condición introducida por experiencias previas y radicadas

en la memoria—, una soga se trastoca en una peligrosa e inexistente

serpiente a los ojos de un atemorizado viajero. A su vez, el karma

explica que el «yo» subsiste gracias a que el sujeto se identifica a sí

mismo como diferente de la soga y, además, porque desea que no le

suceda nada cuando la inexistente serpiente ataque; es decir, el «yo»

subsiste debido a que el sujeto se relaciona con sentido de egoencia y

apetencia de fruto con la acción que realiza.

Desde el Vedanta, la cognición que opera mediante el acto de

la Meditación es totalmente inmoble y real; allí el universo, en las

diferentes gradaciones de información que lo constituyen, es objeto

de atestiguación de sí mismo. De esta manera denominamos ātman (el

Sí Mismo consciente) al agente de percepción No-dual propio de la

Meditación. Por ello el ātman es inindagable por cualquier otro sujeto,

puesto que Sí Mismo contiene todo aquello que puede ser conocido y

nada es diferente de Sí Mismo.

El ātman, agente de percepción del estado de Meditación, es el

conocedor final de la cognición. El Sí Mismo, al conocer, se conoce,

de manera similar a cuando usted se observa a sí mismo en un espejo

externo; en este caso, usted es todo lo potencialmente cognoscente y

el espejo es todo lo potencialmente cognoscible.

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