VE-22 MARZO 2016
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estrellas brillaron con luces más grandes que los puntos. Tu aliento<br />
golpeó entonces en mi cara. En el siguiente instante, tuvimos que<br />
retomar el control de nuestras mentes sobre nuestros cuerpos.<br />
—Perdona. Gracias.<br />
—No ha sido nada. Más bien... —Te solté.<br />
El silencio debía ser nuestro aliado, teníamos que aliarlo aunque<br />
las imágenes dijeran otra cosa, aun contra su voluntad y la nuestra.<br />
No pude dormir por la certeza feliz de que no me denunciarías al<br />
Mayor. No obstante, otros ojos miraron con mayor rapidez que con la<br />
que logramos recomponer la postura.<br />
—... y quedan condenados a la Soledad de la Eternidad Exterior.<br />
Nunca olvidaré la rapidísima mirada de complicidad del Mayor<br />
cuando dictaron nuestra sentencia. Lo que vi en él me ayudó a<br />
mantenerme de pie, me permitió soportar el momento. Pensaba que<br />
aquel hombre no tenía alma ni corazón.<br />
Se cierra el año dos mil quinientos de la historia. Inicia nuestro<br />
castigo, se abre el infinito de soledad hacia el espacio exterior donde<br />
navegaremos aislados tú y yo, y nadie más. Acércate, ven, envuélvete<br />
en mis brazos, ¿o no quieres que te bese hasta el fin de la eternidad?<br />
José Luis Sandín (Valencia)<br />
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