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Rock Bottom Magazine Número 20

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para dejar tanto grandes obras de arte como

cadáveres a lo largo del camino. Y de la

misma forma que las drogas fueron el origen

de Temple of the Dog no podemos decir que

fuera otra cosa la que se encuentre en el

inicio de los Mad Season. Y es que heroína y

cocaína hicieron estragos en la escena rock

de la primera mitad de la década. En Seattle

o Los Angeles las sustancias psicotrópicas

circulaban en grandes cantidades para

regocijo de camellos locales y jóvenes

artistas con cuentas bancarias llenándose

de ceros a cada minuto.

En efecto, en 1994 los integrantes de bandas

como Pearl Jam o Soundgarden estaban

en lo más alto y gente como Mike McCready

habían comenzado a ver de cerca el abismo

de las drogas. De esta forma el guitarrista

de la banda de Eddie Vedder se vio obligado

a entrar en un centro de rehabilitación en

Minneapolis (Minnesota), donde conoció a

John Baker Saunders, bajista de la banda

local The Lamont Cranston Band. Baker,

mayor que McCready, se convirtió en una

especie de hermano mayor que le descubrió

el viejo blues del Delta y su mística. Entre

eternas horas de desintoxicación los dos

músicos comenzaron a fantasear sobre

la idea de montar una banda de blues y

dejarse empapar del embrujo de la música

negra. McCready intuía que un proyecto

así le ayudaría a oxigenarse de su frenético

ritmo junto a los Pearl Jam. Así, al salir

del centro y de vuelta a Seattle, McCready

comenzó a comentárselo a algunos amigos

como Barrett Martin, batería de Screaming

Trees y amante del blues del Delta gracias

a la influencia de Mark Lanegan, que le

enseñó decenas de discos de antiguos

bluesmen mientras viajaban con los Trees

en el bus de gira. De esa forma, se juntaron

McCready, Baker y Martin y en las primeras

sesiones ya comenzó a fluir el talento.

McCready compuso enseguida “River of

Deceit” y decidieron llamar al vocalista de

Alice in Chains, Layne Staley. Pensaron

que sacarlo de ese periodo de inactividad

de los Alice sería buena idea para ayudarle

en sus problemas con la heroína. Layne

aceptó enseguida sin saber muy bien a qué

sonaría aquello, lo cual era sin duda parte

del atractivo del proyecto: música fluyendo

sin relación con sus bandas madres. Algo

que a pesar de nacer del espíritu místico

del blues del Delta no tenía nada que ver

musicalmente con él. Aquí predominan los

ritmos tranquilos, las músicas evocadoras e

incluso atmosféricas pero a la vez con una

fuerza e intensidad que helaba la sangre.

“No creo que tuviéramos ningún plan sobre

cómo íbamos a sonar, salió como salió

y estábamos felices con eso, porque no

sonaba como ninguna de nuestras bandas.

Tenía esa cualidad única. Le llamo ambiental

porque la mitad de las canciones del álbum

son bastante tranquilas, ambientales y

evocadoras, y la otra mitad tienen un sonido

heavy, fuerte y potente. Pero era una banda

extremadamente dinámica. De hecho, creo

que era la banda más dinámica en la que

yo he estado, su capacidad de ser muy

tranquila, poco densa y evocadora y luego

ser un huracán al mismo tiempo”, Barrett

Martin (cultoaliceinchains.blogspot.com).

Así, dejando que fluyese la música, y sin

nombre siquiera, el 12 de octubre de 1994

deciden dar su primer concierto en el

Cocodrilo Cafe de Seattle, a pesar de no

contar con más de dos o tres canciones

terminadas y dedicándose el resto del

tiempo a improvisar en jams casi místicas. El

concierto resulta ser un éxito enorme, lo que

les motiva a organizar dos actuaciones más

en noviembre bajo el nombre de The Gacy

Bunch (“homenaje” al asesino en serie John

Wayne Gacy y al programa de comedia The

Brady Bunch), lo que les va granjeando una

creciente popularidad en la escena local. La

química entre los cuatro músicos es evidente

y se refleja en que todo el proceso creativo

gira en torno a la improvisación. Barrett llegó

a decir que los conciertos eran como un

ensayo más en el que se dejaban ir y que de

ahí surgían de forma espontánea las ideas de

lo que serían las canciones que publicarían.

Y así es, en apenas dos semanas terminan

de grabar el disco cambiándose el nombre al

de Mad Season, una acepción en inglés que

se refiere al período en el que se abren las

flores de unos hongos psicotrópicos y que

McCready relacionaba con las temporadas

en las que se abusaba sin control del alcohol

y las drogas. De esta forma “Above” salía

en marzo con una de las portadas más

elegantes y bonitas de aquella época, a la

vez que impactantes. Staley hizo un lienzo

basado en una foto que se había hecho con

su novia Demri y el resto de la banda vio

que aquella pintura reflejaba perfectamente

el espíritu del disco. Un disco que con “River

of Deceit” como single de presentación,

alcanzaba directamente el Top 20 de las

listas de Estados Unidos.

“Creo que una gran parte de la mística de

“Above” tiene que ver con la naturaleza

blues que tiene. El blues es un formato muy

clásico. Todas las formas de música en los

Estados Unidos provienen del blues. Ese es

su fundamento. Mucho de esto tiene que ver

con una profunda conexión con el blues y

el misticismo del blues. De alguna manera,

las letras de Layne tenía esa cualidad. La

forma en que tocamos como banda tenía

esa cualidad. Es lo que lo hace parecer más

atemporal, como si estuvieras tocando un

género musical específico que es popular

en cualquier momento dado” (Barrett Martin

aliceinchainschile.blogspot.com).

“Above” es un disco oscuro, suena a música

hecha desde los huesos, desprovista de

carne y piel, se siente desnuda, sin ningún

tipo de artificio. Como decía antes el

concepto del blues se diluye por completo

para avanzar en un proceso creativo en el

que las sonoridades ambientales y medios

No creo que tuviéramos ningún

plan sobre cómo íbamos a sonar,

salió como salió y estábamos

felices con eso, porque no

sonaba como ninguna de

nuestras bandas. Tenía esa

cualidad única. Barrett Martin.

tiempos se combinan con otras más duras

e inevitablemente más deudoras del sonido

90. Cada una de las canciones parece

poseer su propia personalidad e intensidad.

Una banda de blues grunge de vuelta del

infierno en plena temporada de floración de

hongos psicotrópicos, una ventana abierta

de par en par para que estos músicos se

liberasen, a través del arte, de sus demonios,

especialmente Layne Staley, que por primera

(y única) vez se encargaría en solitario de las

letras de las canciones. Las letras de este

“Above” no dejan ningún tipo de dudas sobre

aquello que Staley quiere transmitir, sus

letras son completamente transparentes. Y

duelen, cómo duelen. Si bien su trabajo con

Alice in Chains es absolutamente demoledor,

en mi opinión nunca llegaría cantar con tanto

sentimiento como en este trabajo.

Era una típica mañana de invierno en

Irlanda en 1999. Salía temprano de la zona

de Rathfarnham, a una hora en autobús

de Dublín. El camino hasta la parada era

lo suficientemente largo y húmedo como

para que la mañana se te haga pesada y

gris. Saliendo de la casa donde vivo pongo

el CD que había comprado el día anterior

en el Tower Records de Grafton Street. No

tengo ni idea de qué voy a encontrarme

Rock Bottom Magazine 33

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