Sullivan, Conversaciones inconclusas - Histomesoamericana
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las querellas civiles y castigaba las infracciones —a veces azotando<br />
a los culpables— que no se podían abordar en niveles inferiores de<br />
la organización de la compañía. Deliberaban para fijar "política extranjera<br />
y militar", es decir, los tratos con los no mayas que ingresaban<br />
en la región para comerciar o usar la selva, con autoridades<br />
federales entonces asentadas en Santa Cruz y, evidentemente, con<br />
los norteamericanos que vivían en las ruinas de Chichón Itzá.<br />
El capitán Cituk de Xmaben era el más influyente oficial maya<br />
de Xcacal Guardia. El comandante Herculino Can de Chan<br />
Chen Comandante tenía un rango superior, pero su edad y su colaboración<br />
con el gobierno federal para el establecimiento de escuelas<br />
había menoscabado su influencia en Xcacal Guardia, dejando a<br />
Cituk a cargo. Por pautas locales, Cituk era pobre, al extremo de<br />
que a veces tenía que trabajar como bracero para sus propios subalternos.<br />
Pero entre los mayas de la región gozaba de gran prestigio<br />
por su "arrojo y valor" en la guerra, y entre los forasteros tenía<br />
reputación de "arisco y enemigo acérrimo del blanco", el "más salvaje",<br />
el "más hostil", el "más brutal" de los mayas de Quintana<br />
Roo. 13<br />
El capitán Cituk y sus oficiales interpelaron a Morley en el<br />
único idioma que conocían, el maya yucateco. El secretario de Cituk,<br />
Apolinario itza, redactaba la mayor parte de las cartas a Morley<br />
y leía la mayor parte de las respuestas. No había ningún otro<br />
escriba que pudiera hacerlo, con una excepción. En Apolinario Itza<br />
se entrecruzaban canales de comunicación con los extranjeros y con<br />
lo divino. Aunque el Dios Verdadero había dejado de interpelar a<br />
los mayas audiblemente y en público, los oficiales todavía recibían<br />
cartas que El "dictaba" a Itza, supuestamente en extraordinarios<br />
estados de inspiración o posesión divina. Y era Itza quien leía los<br />
"Divinos Mandamientos" a los mayas en el centro sagrado de<br />
Xcacal Guardia. 14<br />
Esa primera carta no fue la mejor redactada de las esquelas<br />
—o "listas", como la llamaron en esa ocasión— dirigidas por los oficiales<br />
a Morley. Tal vez aún no habían hallado palabras adecuadas<br />
para describir sus motivos para tratar con ese extranjero. Ni siquiera<br />
sabían cómo dirigirse a Morley, y lo llamaban "señor don jefe",<br />
pues algunos habían oído que los peones mayas de Chichón<br />
Itzá lo llamaban jefe. Los traductores de Morley, aunque hablaban<br />
fluidamente el maya yucateco, también tuvieron problemas con la<br />
correspondencia. Había que descifrar la escritura manuscrita; articular<br />
las silabas para formar palabras, y las palabras para formar<br />
cláusulas y oraciones; identificar referencias personales, temporales<br />
y espaciales en el texto escrito; traducir palabras y construcciones<br />
del maya yucateco cuyo uso podía haber variado regionalmen-<br />
72<br />
[<br />
te, y demás. 15 A veces lo que Morley leía en traducciones era una<br />
engorrosa versión de lo que habían escrito los oficiales. Con frecuencia<br />
los errores introducían ruido, por así decirlo, en los canales<br />
de este diálogo, lo cual distorsionaba pero no eliminaba los mensajes.<br />
En el pasaje antes citado el mensaje era bastante claro: los oficiales<br />
respondían a la carta anterior de Morley.<br />
Si Morley hubiera tenido dudas acerca del propósito de los oficiales,<br />
se habrían esfumado al continuar con la lectura.<br />
Señor don jefe, hay algo que te aclaro. Para sufrimiento de Dios,<br />
ya el pueblo donde aquí estamos [Santa Cruz] junto con toda la tierra<br />
nos es arrebatado por los mexicanos. Ya nos lo han arrebatado.<br />
Todo lo que ellos desean nos hacen. Nosotros que estamos aquí en el<br />
poblado queremos que nos sea entregado para todos los fines el territorio<br />
de Santa Cruz tal como hace mucho tiempo. Porque nosotros estamos<br />
acostumbrados a gobernarnos a nosotros mismos en este pueblo.<br />
Porque nosotros no queremos que vengan mexicanos a gobernarnos.<br />
Estamos acostumbrados a gobernarnos en nuestro pueblo desde<br />
Capitán Cituk<br />
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