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hacia el polo por la longitud oriental del grado 102. En aquella época quedaban aun por<br />

descubrir cerca de cinco millones de millas cuadradas de la Antártida.<br />

Tales son las campañas que han precedido en los mares de la Antártida a la de la<br />

goleta Halbrane, mandada por el capitán Len Guy. En resumen: los más audaces de<br />

estos descubridores, o los más favorecidos si se quiere, no habían pasado, Kemp del<br />

paralelo 66, Balleny del 67, Biscoe del 68, Bellingshausen y Morrel del 70, Cook del<br />

71, Weddell del 74. ¡Y era más allá del 83, casi 300 leguas más lejos, adonde había que<br />

llegar para socorrer a los sobrevivientes de la Jane!<br />

Debo confesar que, por más que yo fuese de carácter poco imaginativo y hombre<br />

práctico, desde el encuentro del témpano que llevaba el cuerpo de Patterson me sentía<br />

extraordinariamente sobreexcitado. Una singular curiosidad no me dejaba punto de<br />

reposo. Veía ante mí los rostros de Arthur Pym y de sus compañeros abandonados en<br />

los desiertos de la Antártida.<br />

Esbozábase en mí el deseo de tomar parte en la expedición proyectada por el capitán<br />

Len Guy. Pensaba en ello de continuo. Realmente, nada me llamaba a América: poco<br />

importaba que mi ausencia se prolongase seis meses o un año. Verdad es que faltaba<br />

obtener el consentimiento del capitán de la Halbrane. Pero ¿por qué había de rehusar mi<br />

cooperación? ¿Acaso no sería para él una satisfacción bien humana probarme<br />

materialmente que él había tenido razón al arrastrarme al teatro, de una catástrofe que<br />

yo había considerado como ficticia, mostrarme los restos de la Jane en dicho punto,<br />

desembarcarme en la isla Tsalal, de la que yo había negado la existencia, y colocarme<br />

en presencia de su hermano Williams?<br />

Sin embargo, antes de tomar resolución definitiva yo esperaba a que se presentase<br />

ocasión de hablar al capitán Len Guy.<br />

Además, no había por qué apresurarse. Después de los diez días que siguieron a<br />

nuestra partida de Tristán de Acunha, y durante los cuales el tiempo nos fue muy<br />

favorable, vinieron veinticuatro horas de calma. Luego la brisa sopló del Sur, y la<br />

Halbrane tuvo que reducir su velamen, pues el viento era fuerte. Imposible contar,<br />

además, sobra las cien millas que calculamos recorrer en un día... De aquí que la<br />

duración de la travesía iba a prolongarse otro tanto de lo calculado, por lo menos, y aun<br />

eso si no estallaba una de esas tempestades que obligan a los navíos a ponerse a la capa<br />

para hacer frente al viento o huir de él.<br />

Afortunadamente, la goleta manteníase sólidamente en el mar hasta cuando<br />

desplegaba todo su velamen. Además, aunque su audacia fuera mucha, el lugarteniente<br />

hizo tomar rizos todas las veces que la violencia del huracán ponía en riesgo a su navío.<br />

No había que temer imprudencia ni descuido por parte de Jem West.<br />

Del 22 de Septiembre al 3 de Octubre se anduvo poco. La derivación fue sensible<br />

hacia la costa americana, y sin una corriente que, enderezándola por lo bajo, mantuvo a<br />

la goleta contra el viento, hubiéramos, probablemente, llegado a las tierras de la<br />

Patagonia.<br />

Durante este período de mal tiempo, busqué inútilmente ocasión para hablar a solas<br />

con el capitán Len Guy. Fuera de las horas de comer, él permanecía en su camarote,<br />

dejando, como de costumbre, la dirección del navío a su lugarteniente, y no aparecía por<br />

el puente más que para hacer el punto cuando el sol se mostraba. Añado que Jem West<br />

era admirablemente secundado por la tripulación, con el contramaestre a la cabeza, y<br />

que hubiese sido difícil encontrar diez hombres más hábiles, más atrevidos y más<br />

resueltos.<br />

En la mañana del 4 de Octubre, el estado del cielo y de la mar se modificó<br />

notablemente. Calmóse el viento, disminuyó poco a poco la violencia del oleaje, y al<br />

siguiente día la brisa marcaba tendencia a establecerse al Noroeste.

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