1 - Abiding Life Ministries International
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hayamos experimentado todo no significa que no poseamos todo. Aun cuando nunca tengamos<br />
la experiencia, de todos modos creemos lo que Dios ha dicho. La otra cara de este problema es<br />
que el enemigo quiere tener la libertad de ser él quien defina las características de la<br />
experiencia, y que creamos que si no sentimos lo que él establece como parámetros, no tenemos<br />
lo que Dios nos ha dado.<br />
Consideremos, por ejemplo, todo el tema de saber si una persona va a ir al cielo. Muchos<br />
han permitido que el enemigo les defina la manera en que se siente esa seguridad, como ser una<br />
gran liberación emocional, visiones, encuentros y una lista tan larga como la nómina de los<br />
creyentes del mundo. Es necesario tener presente que nuestra seguridad se fundamenta en lo que<br />
Dios dice, y en nada más. Juan 3.16 dice sencillamente: “Todo aquel que cree”; y eso es todo.<br />
Repito, el enemigo siempre quiere hacer agregados a las declaraciones sencillas de Dios, del<br />
mismo modo que lo hizo con Eva en el Jardín.<br />
Están aquellos dominados de tal manera por las emociones, que lo peor que el Señor<br />
podría hacer es darles una profunda experiencia emocional en el momento en que se convierten,<br />
porque al hacerlo estaría realimentando ese manejarse sobre la base de emociones. Para esta<br />
clase de personas, resulta importante no experimentar emoción alguna y aprender a caminar por<br />
fe sin “sentir” nada. El tipo de experiencia que Dios le dé a cada uno siempre será exactamente<br />
la que necesita.<br />
Las experiencias deben producirse sin forzarlas, y en esto debemos tener cuidado ya que<br />
el enemigo (a través de otros creyentes) puede haber definido que alguna experiencia en<br />
particular sea considerada como nuestra seguridad. Sepa usted esto, que una señal de seguridad<br />
la constituye el cuestionamiento de la realidad de nuestro nuevo nacimiento (esto podrá<br />
parecerle un tanto extraño, pero la estrategia del enemigo es introducir la duda).<br />
Necesitamos ser cuidadosos en permitir que únicamente Dios defina y determine lo que<br />
es nuestro en Cristo, y no permitir que el enemigo agregue otros elementos calificadores.<br />
Tampoco debemos permitir que el enemigo defina los parámetros o el perfil del creyente<br />
exitoso, el creyente “modelo”, porque por lo general estará relacionado con la realización de<br />
algo grande para el Señor; su lógica es, por lo general: “Si yo pudiera hacer algo grande para el<br />
Señor, Él se agradaría y así yo me congraciaría con Él y me aceptaría”. Pensamientos como este<br />
tienen sus raíces en el infierno, porque niegan la aceptación del creyente por el Padre en virtud<br />
de la fe en la obra de Cristo, haciendo hincapié en la propia. En ninguna parte somos elogiados<br />
por llevar a cabo “la gran tarea”; por el contrario, se destaca la fidelidad en las cosas más<br />
pequeñas: para el niño, en la obediencia; para la esposa, simplemente en el respeto a su marido;<br />
para el esposo, en el amar a su esposa. La vida cristiana exitosa incluye el perdonar, el amar a<br />
quienes no se hacen querer, el dar en lugar de amontonar tesoros en la tierra, y el permanecer en<br />
Él. Siempre debemos dejar que Dios especifique en qué consiste la vida cristiana y<br />
descubriremos que rara vez es lo que nosotros creemos.<br />
Mentira # 4: La confusión respecto de dónde se libra la verdadera batalla<br />
El enemigo nunca quisiera vernos librar batalla en el verdadero frente; él siempre distrae<br />
nuestra atención hacia lo que nada tiene que ver con la cuestión de fondo. Muchos siguen<br />
respondiendo a las expresiones negativas de su cónyuge, creyendo que la lógica y la razón<br />
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