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1 - Abiding Life Ministries International

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Al renunciar a todo, nosotros también encontraremos gran gozo; no dolor ni pérdida. No<br />

le conceda al enemigo este punto de control. En este mismo instante, con su boca renuncie a eso<br />

que le está permitiendo a él robarle el gozo que es legítimamente suyo. Y recuerde que la<br />

rendición total no es un momento en el tiempo cuando uno renuncia a todo, sino el<br />

reconocimiento de un suceso del pasado: que usted está injertado a la Vid, que usted permanece<br />

en Cristo, que usted rindió todo el día en que lo aceptó a Él, y que, por lo tanto, ¡usted está<br />

completamente rendido ahora!<br />

Mentira # 6: Hemos alcanzado la meta espiritual<br />

Como ya he señalado repetidamente, debemos vivir nuestra vida momento a momento.<br />

Por lo tanto, la espiritualidad es algo que se posee solamente en el momento en que se<br />

permanece. El sutil engaño del enemigo es utilizar una nueva “verdad”, por libertadora que<br />

parezca, para hacernos creer que por fin hemos llegado a la culminación de la maduración<br />

cristiana. El peligro que encierra esta interpretación es que en tanto permanecemos nos<br />

seguimos desarrollando, mientras que una mentira tal no deja lugar para el desarrollo, sino que<br />

sutilmente nos adormece. Aquellos maestros que toman una determinada verdad y “hacen<br />

campamento” allí indefinidamente, con el correr del tiempo se encuentran viviendo una<br />

existencia carnal. La explicación de por qué sucede esto es muy simple: nuestras experiencias<br />

pasadas comienzan a satisfacer las necesidades del presente. El enemigo hará que el creyente<br />

rememore y recicle sus experiencias espirituales pasadas (aun cuando hayan acontecido apenas<br />

ayer). Pero esto nada tiene que ver con la genuina espiritualidad, la cual debe experimentarse<br />

siempre en el momento presente.<br />

Existe otro problema en esto de que el enemigo nos persuada de que ya hemos llegado.<br />

En el momento en que llegamos al punto de creer que tenemos LA enseñanza, a menudo ya no<br />

estamos tan abiertos a otras enseñanzas o a las manifestaciones, en otros creyentes, de dones<br />

otorgados por Cristo. Una persona que no acepta instrucción es carnal.<br />

Una vez un pastor en Inglaterra me recordó el pasaje de Mateo 7.13-14: “Entrad por la<br />

puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y<br />

muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a<br />

la vida, y pocos son los que la hallan” (DHH). Me explicaba este maestro que a los costados de<br />

este camino angosto que lleva a la vida hay dos paredes que nos mantienen en el sendero: una<br />

pared se denomina arminianismo (libre albedrío) y la otra calvinismo (predestinación), y que es<br />

saludable ir rebotando de pared en pared a medida que avanzamos. Cuán cierto es: necesitamos<br />

ambas paredes. Por un lado, necesitamos entender el libre albedrío (la libre voluntad) del<br />

hombre, y no obstante, por el otro, la soberanía de Dios. En uno, necesitamos estar firmes en<br />

nuestra seguridad de la salvación, y en el otro debemos estar advertidos acerca de la indolencia.<br />

Como ya he señalado, aquellos que entran a la experiencia de fe genuina ya no sienten la<br />

urgencia de sistematizar a Dios. A menudo, al hablar acerca de la seguridad de la salvación que<br />

tenemos en Cristo, me encuentro con alguno que me cita Hebreos 6.4-6; Juan 15.2 o Gálatas 5.4,<br />

a la vez que afirma que “el creyente puede perder la salvación”. Esa persona me pide entonces<br />

que le explique el significado de esos versículos de la Biblia.<br />

Mi explicación es sencilla. “Yo creo lo que enseñan Hebreos 6.4-6; Juan 15.2 y Gálatas<br />

5.4. Podré no entenderlo, pero lo creo”.<br />

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