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1 - Abiding Life Ministries International

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Con cuánta frecuencia esto mismo se evidencia hoy en día en los padres; mientras están<br />

acostados en su cama por la noche, o mientras conducen su automóvil, su mente está llena de<br />

amor y buenas intenciones para con sus hijos. ¡Cuánto desean hacer lo que es bueno para ellos;<br />

qué bendecidos se sienten de tener hijos! Se proponen hacer más por y con sus hijos, a partir de<br />

mañana. Pero, oh contradicción, cuando llega mañana, la vida centrada en sí misma está en<br />

control de todo, y las necesidades de cada uno de los niños debe ceder el lugar a las actividades<br />

de los padres, quienes prefieren tomarse tiempo para un “trago”, mirar televisión, quedarse hasta<br />

tarde en el trabajo, conversar con los adultos, y tantas otras satisfacciones personales.<br />

En mi trabajo, me sorprendo ante las dimensiones de la odiosa naturaleza de la vida<br />

controlada por el yo. Veo con frecuencia a familias enteras destruidas porque un esposo<br />

centrado en sí mismo cree que lo que él necesita es una mujer diez años menor que su esposa. El<br />

sacrificio y la destrucción de las vidas de su compañera fiel y de sus propios hijos nada<br />

significan; ellos no cuentan para nada, ni siquiera reciben el más mínimo pensamiento ante la<br />

posibilidad de ver realizadas sus aspiraciones.<br />

A una mujer cuyo esposo estaba viviendo en adulterio le pregunté cuál era la razón por<br />

la cual ella deseaba que él regresara. ¿Era porque ella temía por él, sabiendo lo que es la justicia<br />

de Dios sobre un cristiano deshonesto? ¿Era por el impacto que un divorcio podría tener sobre<br />

los niños? ¿O era porque ella se sentía sola y quería volver a ser feliz? ¿Cuál cree usted que fue<br />

su respuesta? ¡Era porque ella quería ser feliz nuevamente! ¡La solución de este problema nada<br />

tenía que ver con el bienestar de él ni el de los hijos!<br />

Hay ciertas características que distinguen a las personas gobernadas por su yo. Por<br />

ejemplo, siempre quieren ser vistos; quieren estar en la cresta de la ola, ser el centro de atención,<br />

recibir adulación por sus emprendimientos y logros. No soportan la crítica ni el ser considerados<br />

inferiores. Son manipuladores, distorsionan la imagen y las acciones de los demás y a menudo<br />

mienten. Son exageradamente sensibles (“quisquillosos”, digamos), siempre están<br />

comparándose con otros, y se aferran a nimiedades. Cuidado, porque siempre tratarán de<br />

vengarse, se irritan con facilidad, nunca asumen su responsabilidad ante errores o acciones –<br />

jamás se sienten culpables– y codician lo que está prohibido. En su trato con las personas son<br />

ásperos, intimidadores, arrogantes y orgullosos. Son vanidosos, coercitivos, fantasiosos,<br />

criticones, dominadores, con complejo de culpa, inseguros de sí mismos, sermoneadores,<br />

piensan únicamente en sí mismos, se resisten a perdonar y no aceptan una enseñanza. Además,<br />

cuando leen o escuchan una lista de características como esta, siempre piensan en alguien que<br />

debería conocerla y sentirse tocado.<br />

¿Cómo llegó el hombre a encontrarse en tal condición? Todo comenzó cuando Adán<br />

pecó y quedó fuera de la vida celestial de compañerismo y comunión con Dios, pasando a<br />

desenvolverse según la vida del mundo. Intentó satisfacer aquí en la tierra su necesidad etérea, a<br />

través de una vida de autocomplacencia. La persona centrada en sí misma es ciega, tanto a su<br />

condición como a la destrucción que produce no solo en su propia vida sino a su alrededor, en<br />

quienes de ella dependen o con ella se relacionan. Comienza a experimentar desajustes en su<br />

personalidad, problemas emocionales y enfermedades, acompañados de discusiones y conflictos<br />

en sus relaciones con los demás.<br />

A menudo dibujo un árbol con varias ramas y le pido a la persona que está siendo<br />

discipulada que identifique a cada rama con un problema específico. Una rama podrá llamarse<br />

“mi esposa”, otra “mis hijos”, otra “mi enojo”, y otras podrán llevar los nombres de algún<br />

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