1 - Abiding Life Ministries International
1 - Abiding Life Ministries International
1 - Abiding Life Ministries International
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
personal, el cual, si nos fuese quitado, nos permitiría llevar adelante un servicio perfecto; al<br />
mismo tiempo, imaginemos que recibimos la noticia de que si Juan nos bautiza estaremos<br />
perdonados. ¡Por supuesto que correríamos todos al Jordán con las masas y seríamos<br />
bautizados! El gozo, sin embargo, duraría muy poco, porque aun cuando nuestro pecado nos<br />
fuese perdonado, no tendríamos poder sobre él, de modo que nuevamente seríamos sus esclavos,<br />
y nuevamente estaríamos sin esperanza y tan necesitados del perdón como antes.<br />
Una vez que el Espíritu Santo ha operado en nosotros el convencimiento de pecado y<br />
que hemos renunciado a toda alternativa de salvarnos a nosotros mismos, estamos listos y<br />
dispuestos a permitir que Cristo sea nuestro Salvador. Llegamos a ser, en una palabra,<br />
dependientes. Reconocemos que no podemos vivir sin el Señor. Ahora le pertenecemos a Él a<br />
través de una sencilla confesión de fe. El Espíritu Santo ha llevado a cabo su obra perfecta de<br />
convencernos que necesitábamos un Salvador. ¡Qué glorioso descubrimiento! ¡Qué alivio es el<br />
saberse perdonado de los pecados!<br />
En ese momento sentimos que si Jesús pudo perdonarnos, entonces puede hacerlo<br />
absolutamente todo. Él cuidará de nosotros y de nuestra familia, aliviará nuestras incomodidades<br />
y se hará cargo de todas aquellas preocupaciones de la vida que intentan quitarnos el gozo<br />
verdadero.<br />
Un creyente nuevo está tan lleno de fe –creyendo que Dios puede hacerlo todo– que en<br />
realidad Dios puede hacer mucho por él. Su nueva vida puede compararse a una luna de miel:<br />
todo lo que a él le interesa es alabar y adorar a su Salvador. Los términos esforzarse o hacer no<br />
forman parte (¡aún!) de su vocabulario, porque todo aquello que Dios le ordena lo lleva a cabo<br />
en amor, sin necesidad de esfuerzo alguno.<br />
Dios lo es todo para el nuevo creyente; y porque Jesús regresa pronto, el flamante<br />
cristiano necesita compartir con otros ese gozo que acaba de descubrir. ¡Necesita encontrar a las<br />
otras ovejas perdidas! Está seguro que otros tendrán interés en conocer lo que él conoce. No<br />
pasa mucho tiempo antes de encontrarse con el rechazo del mundo y descubrir que a los demás<br />
no les entusiasma tanto el mensaje, pero ¿qué importa? el mundo es grande ¡y hay tantos otros<br />
que necesitan y están dispuestos a escuchar! Cuánta satisfacción encuentra en testificar,<br />
aprender, orar y servir. Y lo más hermoso es que todo se hace naturalmente, sin directivas.<br />
Lentamente, de manera casi imperceptible, la luna de miel llega a su fin. Insidiosamente,<br />
el nuevo creyente aparta sus ojos del glorioso Salvador y ve únicamente las actividades: todo<br />
aquello que queda englobado en el “hacer” y “no hacer”. Sus oraciones comienzan a girar más y<br />
más en torno a sí mismo. Y, sin darse cuenta, el yo pasa a ocupar el lugar más importante.<br />
Por imposible que parezca, y no importa cuánto se canse, lucha por alcanzar una<br />
perfección que de algún modo “hay que obtener”. Progresivamente, su atención se centra menos<br />
en Jesús y cada vez más en el cristiano triunfador. Oye acerca de “cristianos exitosos” que<br />
siguen las “enseñanzas correctas” o dan los “pasos adecuados” y por eso viven una vida gozosa,<br />
victoriosa, de oraciones contestadas y de hermosas experiencias emocionales. Pero por más que<br />
se esfuerce por reconquistar su gozo a través de las enseñanzas correctas, los pasos adecuados, o<br />
simplemente “haciendo las cosas bien”, no funciona. Aunque sigue luchando, persiste la<br />
abrumadora sensación de haber perdido algo que quizá nunca vuelva a encontrar.<br />
Andrés Murray dijo: “Si uno debe esforzarse por ser algo, está demostrando<br />
precisamente que no lo es”. En esta condición hasta es posible que el creyente sienta que está<br />
perdido nuevamente. Él sabe que Cristo es la respuesta y quiere agradarle, pero siente que no<br />
puede. En muchos aspectos es más desdichado de lo que era antes de ser salvo. Esto me hace<br />
9