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7 Glorificación de Jesús y María - Revelaciones Marianas

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Veo... Muchos hombres... mujeres, viejos, niños, guerreros, hombres <strong>de</strong> estudio, doctores, campesinos... Todos vienen<br />

y pasan con su peso <strong>de</strong> esperanzas y dolores. Y veo que muchos vacilan porque el dolor es <strong>de</strong>masiado y la esperanza ha sido la<br />

primera en caer <strong>de</strong> la carga, <strong>de</strong> la carga <strong>de</strong>masiado pesada, para hacerse añicos en el suelo... Y veo a muchos que caen en los<br />

bor<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l camino porque otros más fuertes los empujan, más fuertes o más afortunados respecto a su carga, leve. Y veo a<br />

muchos que, sintiéndose abandonados por los que pasan, pisoteados incluso, sintiéndose morir, llegan incluso a odiar y a<br />

mal<strong>de</strong>cir.<br />

¡Pobres hijos! En medio <strong>de</strong> todos éstos, maltratados por la vida, <strong>de</strong> estos que pasan o caen, mi Amor,<br />

intencionadamente, ha diseminado a los samaritanos compasivos, a los médicos buenos, luces en la noche, voces en el silencio,<br />

para que los débiles que caen encuentren una ayuda, vuelvan a ver la Luz, vuelvan a oír la Voz que dice: "Ten esperanza. No<br />

estás solo. Sobre ti está Dios. Contigo está <strong>Jesús</strong>". He puesto, intencionadamente, a estas carida<strong>de</strong>s operantes para que mis<br />

pobres hijos no se me murieran en el espíritu y perdieran la morada paterna, y para que siguieran creyendo en mí-Caridad<br />

viendo en mis ministros mi reflejo.<br />

Pero, ¡oh dolor que me haces sangrar la Herida <strong>de</strong>l Corazón como cuando fue abierta en el Gólgota! ¿Qué ven mis Ojos<br />

divinos? ¿Acaso no hay sacerdotes entre las turbas infinitas que pasan? ¿Por esto sangra mi Corazón? ¿Están vacíos los<br />

seminarios? ¿Mi divina propuesta no suena ya en los corazones? ¿El corazón <strong>de</strong>l hombre ya no es capaz <strong>de</strong> oírla? No. En los<br />

siglos habrá seminarios, y en ellos levitas. De ellos saldrán sacerdotes porque en la hora <strong>de</strong> su adolescencia mi propuesta habrá<br />

sonado con voz celeste en muchos corazones y ellos la habrán seguido. Pero otras, otras, otras voces habrán venido <strong>de</strong>spués,<br />

con la juventud y la madurez, y mi Voz habrá quedado achicada en esos corazones, mi Voz que habla durante los siglos a sus<br />

ministros para que sean siempre lo que vosotros ahora sois: los apóstoles formados en la escuela <strong>de</strong> Cristo. La vestidura ha<br />

quedado, pero el sacerdote ha muerto. En <strong>de</strong>masiados, durante los siglos, suce<strong>de</strong>rá este hecho. Sombras inútiles y oscuras, no<br />

serán una palanca que eleva, una cuerda que tira, una fuente que calma la sed, trigo que sacia el hambre, corazón que sirva <strong>de</strong><br />

almohada, una luz en las tinieblas, una voz que repita lo que el Maestro le dice; sino que serán para la pobre Humanidad un peso<br />

<strong>de</strong> escándalo, un peso <strong>de</strong> muerte, parásitos, una putrefacción... ¡Qué horror! ¡Los Judas más gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l futuro Yo los tendré, <strong>de</strong><br />

nuevo y siempre, en mis sacerdotes!<br />

Amigos, Yo me hallo en la gloria y a pesar <strong>de</strong> ello, lloro. Siento compasión <strong>de</strong> estas turbas infinitas, rebaños sin pastores<br />

o con <strong>de</strong>masiado escasos pastores. ¡Una compasión infinita! Pues bien, juro por mi Divinidad que les daré el pan, el agua, la luz,<br />

la voz que los elegidos para estas obras no quieren dar. Repetiré a lo largo <strong>de</strong> los siglos el milagro <strong>de</strong> los panes y los peces. Con<br />

pocos, <strong>de</strong>spreciables pececillos y con escasos mendrugos <strong>de</strong> pan -almas humil<strong>de</strong>s y laicas- daré <strong>de</strong> comer a muchos, y quedarán<br />

saciados, y sobrará para los que vengan <strong>de</strong>spués, porque "tengo compasión <strong>de</strong> este pueblo ” y no quiero que perezca.<br />

Benditos los que merezcan ser eso. No benditos porque son eso, sino porque lo habrán merecido con su amor y<br />

sacrificio. Y benditísimos aquellos sacerdotes que sepan mantenerse en su condición <strong>de</strong> apóstoles: pan, agua, luz, voz, <strong>de</strong>scanso<br />

y medicina para mis pobres hijos. Con una luz especial resplan<strong>de</strong>cerán en el Cielo. Yo os lo juro, Yo que soy la Verdad.<br />

Vamos a levantarnos, amigos. Venid conmigo para enseñaros todavía a orar. La oración es la que alimenta las fuerzas<br />

<strong>de</strong>l apóstol, porque lo fun<strong>de</strong> con Dios.<br />

Y aquí <strong>Jesús</strong> se levanta y va hacia la pequeña escalera.<br />

Pero, cuando está al pie <strong>de</strong> la escalera, se vuelve y me mira (a <strong>María</strong> Valtorta). ¡Me mira! ¡Piensa en mí! Busca a su<br />

pequeña "voz". ¡La alegría <strong>de</strong> estar con sus amigos no le hace olvidarse <strong>de</strong> mí! Me mira por encima <strong>de</strong> las cabezas <strong>de</strong> los<br />

discípulos, y me sonríe. Alza la mano bendiciéndome y dice:<br />

-La paz sea contigo.<br />

Y la visión termina.<br />

630<br />

Enseñanzas a los apóstoles enviados al Getsemaní.<br />

Los apóstoles se ponen sus mantos y preguntan:<br />

-¿A dón<strong>de</strong> vamos, Señor?<br />

Su forma <strong>de</strong> hablar ahora no es tan familiar como lo era antes <strong>de</strong> la Pasión. Mi impresión, si es que esto se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir,<br />

es que hablan con el alma arrodillada. Más que la postura <strong>de</strong> su cuerpo -siempre levemente inclinado en señal <strong>de</strong> reverencia<br />

ante el Resucitado-, más que su reserva en cuanto a tocarlo, más que su trémula alegría cuando Él los toca, acaricia o besa, o<br />

cuando les dirige en particular la palabra, más que todo esto, lo que expresa que es su espíritu - más que su humanidad- el que<br />

no pue<strong>de</strong> ser como era en sus relaciones con el Maestro y el que informa con su nuevo sentimiento todos los actos <strong>de</strong> la<br />

persona, lo que expresa esto es todo su aspecto, es un "algo" que no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir y que, sin embargo, es perfectamente<br />

manifiesto.<br />

Antes era "el Maestro". El Maestro al que su fe creía Dios, pero sus sentidos consi<strong>de</strong>raban... un hombre. Ahora es "el<br />

Señor". Es Dios. No hay necesidad ya <strong>de</strong> hacer actos <strong>de</strong> fe para creerlo. La evi<strong>de</strong>ncia ha abolido esta necesidad. Él es Dios. Es el<br />

Señor, al que el Señor ha dicho: "Siéntate a mi <strong>de</strong>recha" y lo ha proclamado con la palabra y con el prodigio <strong>de</strong> la Resurrección.<br />

Dios como el Padre. Y es el Dios al que ellos han abandonado por miedo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber recibido tanto <strong>de</strong> Él...

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