Romeo y Julieta - Biblioteca Virtual Universal
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ROMEO<br />
Fuera del recinto de Verona, el mundo no existe; sólo el purgatorio, la tortura, el propio<br />
infierno. Desterrado de aquí, lo estoy de la tierra, y el destierro terrestre es la eternidad. [Sí,<br />
la proscripción es la muerte con un nombre supuesto:] llamar a ésta destierro, es cortarme la<br />
cabeza con un hacha de oro y sonreír al golpe que me asesina.<br />
FRAY LORENZO<br />
¡Oh grave pecado! ¡Oh feroz ingratitud! Por tu falta pedían la muerte las leyes de<br />
Verona; pero el bondadoso príncipe, interesándose por ti, echa a un lado lo prescrito y<br />
cambia el funesto muerte en la palabra destierro: ésta es una insigne merced y tú no la<br />
reconoces.<br />
ROMEO<br />
Es un suplicio, no una gracia. El paraíso está aquí, donde vive <strong>Julieta</strong>: los gatos, los<br />
perros, el menor ratoncillo, el más ruin insecto, habitando este edén, podrá contemplarla;<br />
pero <strong>Romeo</strong> no. -Más importancia que él, más digna representación, más privanza,<br />
disfrutarán las moscas, huéspedes de la podredumbre. Ellas podrán tocar las blancas, las<br />
admirables manos de la amada <strong>Julieta</strong> y hurtar una celeste dicha de esos labios que, aun<br />
respirando pura y virginal modestia, se ruborizan de continuo, tomando a falta los besos<br />
que ellos mismos se dan. ¡Ah! <strong>Romeo</strong> no lo puedo; está desterrado. Las moscas pueden<br />
tocar esa ventura, que a mí me toca huir. Ellas son entes libres, yo un ente proscripto. ¿Y<br />
dirás aún que no es la muerte el destierro? ¿No tenías, para matarme, alguna venenosa<br />
mistura, un puñal aguzado, un rápido medio de destrucción, siempre, en suma, menos vil<br />
que el destierro? ¡Desterrado! ¡Oh, padre! Los condenados pronuncian esa palabra en el<br />
infierno en medio de aullidos. ¿Cómo tienes el corazón, tú, un sacerdote, un santo confesor,<br />
uno que absuelve faltas y es mi patente amigo, de triturarme con esa voz -desterrado?<br />
FRAY LORENZO<br />
¡Eh! Amante insensato , escúchame solamente una palabra.<br />
ROMEO<br />
¡Oh! ¿Vas a hablarme aún de destierro?<br />
FRAY LORENZO<br />
Voy a darte una armadura para que esa voz no te ofenda. La filosofía, dulce bálsamo de<br />
la adversidad, que te consolará aun en medio de tu extrañamiento.<br />
ROMEO