Giga. No. 4, 2008 - Editorial Universitaria

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Aprincipios de los 90 los juegos
de lucha comenzaron a
despuntar entre las preferencias
de los jugadores. Para 1991,
Capcom lanzaba la segunda entrega
de su Street Fighter, un título que
sentaría las bases de la lucha
"Versus", marcando un antes y un
después en las máquinas arcade y
en las consolas domésticas.
Sin embargo, un joven y talentoso
programador, recién incorporado a
Williams Entertainment (Midway),
pensó que podía superar el título de
Capcom. El chico, llamado Ed Boon,
sentía tanta pasión por los videojuegos
que alternó sus estudios en la
Universidad de Illinois con largas tardes
en los salones arcade de la ciudad.
Allí, el simple control de títulos
como Karate Champ, uno de los primeros
juegos estilo Versus que aún
carecía de barras de vida, o Pit
Fighter, con sus gráficos digitalizados
(los actores eran filmados sobre una
pantalla azul y convertidos en sprites,
lo que aportaba al juego un
toque de realismo y madurez), hicieron
germinar la idea de Mortal
Kombat.
Además, el mundo cinematográfico
también sirvió como inspiración para
el nacimiento de la saga, ya que
en un principio la intención del equipo
era introducir a la estrella del
momento, Jean-Claude Van Damme,
como protagonista. Sin embargo,
problemas legales con el actor hicie-
[GiGA 4 / 2008]
Luis Yasser Vila Cabrera
joystick
ron que los creadores diesen el protagonismo
a Liu Kang en una clara
referencia a Bruce Lee. No obstante,
el negocio con Van Damme dio como
fruto otro de los personajes del
juego, Johnny Cage, una estrella de
cine que gozaba de gran simpatía.
Un argumento de cine
A pesar de no ser un requisito importante
dentro del género, el juego
contó con un trasfondo que daba
personalidad a los luchadores, a la
vez que los alineaba entre las fuerzas
del bien o del mal. Un torneo llamado
Mortal Kombat entre los mejores
artistas marciales en un remoto lugar
de China está a punto de decidir el
futuro de la Tierra, pues Shao Kahn,
emperador del Mundo Exterior,
podría conquistar el planeta ganando
diez torneos. Su mano derecha,
Shang Tsung, consiguió nueve victorias
derrotando en la última ocasión
a Kung Lao gracias a Goro, un
Shokan (especie que posee cuatro
brazos). Quinientos años más tarde,
el Dios del Trueno, Raiden, se dispone
a luchar en el bando de la Tierra
acompañado de Liu Kang y otros
hábiles luchadores. Esta trama, que
en principio funcionó como simple
disculpa para realizar un videojuego
de lucha, ha ido enriqueciendo su
propia mitología gracias a las sucesivas
entregas y la gran cantidad de
personajes que han entrado y abandonado
la historia.
Y comenzó el combate
Finalmente, Ed Boon, acompañado
por el grafista John Tobias pusieron
manos a la obra. En otoño de 1992 la
máquina arcade comenzó a distribuirse
y la polémica no tardó en aparecer;
el explosivo coctel de realismo
gráfico y violencia cómicamente exagerada,
se convirtió en un inadmisible
"peligro informático", lo que a la
postre catapultó el juego a la fama.
Así nació Mortal Kombat, un juego
con una producción algo modesta
(su desarrollo apenas duró seis
meses), ya que la compañía no apostaba
fuerte por él. Pese a todo, la
extraña semilla dio frutos y tanto la
versión recreativa como la posterior
conversión a consolas hogareñas en
1993, se expandieron hasta el punto
en que los jugadores se dividían
entre seguidores de Street Fighter o
de Mortal Kombat.
Un reparto
de futuras estrellas
MK ofrecía una plantilla de siete personajes
jugables más dos jefes finales
y un luchador secreto. Varios de ellos
se crearon de forma que pudieran ser
reutilizados con un simple cambio de
color en la vestimenta, caso de los
ninjas. El enemigo final, Shang
Tsung, apenas poseía animaciones,
por lo que lo dotaron con un poder
temible: adquirir el aspecto de cualquier
otro luchador. Goro, el subjefe
final, era un monstruo de cuatro bra-