NOTAS SOBRE 1 CORINTIOS, Sept. 2004.pdf - Bill H. Reeves
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cosas referidas son las que Pablo predicó en<br />
Corinto (2:1,2), y que muchos corintios recibieron<br />
cuando, creyendo, fueron bautizados (Hech. 18:8).<br />
Son las cosas del plan de salvación.<br />
2:10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por<br />
el Espíritu -- El texto griego pone primero el<br />
pronombre “(a) nosotros” para énfasis, diciendo:<br />
“En efecto a nosotros Dios las reveló por el<br />
Espíritu”. Las reveló en el pasado: cuando Cristo<br />
murió en la cruz y cuando inspiró a los apóstoles a<br />
predicarlas a todo el mundo.<br />
Dado que el modernista niega la inspiración<br />
de las Escrituras, ¿cómo puede él hablar de las<br />
cosas referidas en el versículo anterior? El predica<br />
otro evangelio (2 Cor. 11:4) que es solamente uno<br />
social, para el mejoramiento de la presente vida en<br />
el mundo. (Muchos hermanos liberales hoy en día<br />
están moviéndose hacia el liberalismo clásico, al<br />
abogar por prácticas del “evangelio social”).<br />
-- porque el Espíritu todo lo escudriña, aun<br />
lo profundo de Dios -- La referencia tiene que ser<br />
al Espíritu Santo, que tiene personalidad<br />
(escudriña) y omnisciencia (sabe todo lo que Dios<br />
sabe), siendo una de las tres personas de la<br />
Deidad. Tiene, pues, la capacidad de investigar y<br />
saber la mente de Dios y revelar a hombres<br />
escogidos toda la (totalidad, perfección) sabiduría<br />
de Dios. Lo que el hombre en su propia sabiduría<br />
no pudo descubrir, el Espíritu Santo es totalmente<br />
competente para hacerlo por él.<br />
Sobre “lo profundo” de Dios, compárese Rom.<br />
11:33-36. El hombre, con sus filosofías y<br />
sabidurías, no entra absolutamente nada en la<br />
consideración de la gloriosa sabiduría de Dios en<br />
el evangelio.<br />
2:11 -- Porque ¿quién de los hombres sabe las<br />
cosas del hombre, sino el espíritu del hombre<br />
que está en él? -- Esta ilustración es obvia y<br />
prueba el punto de Pablo en el ver. 10: si una<br />
persona no se comunica con otro, el otro no puede<br />
saber lo que esa persona está pensando.<br />
-- Así tampoco nadie conoció las cosas de<br />
Dios, sino el Espíritu -- De igual manera es obvio<br />
que nadie puede saber la mente de Dios, si no<br />
recibe de Dios alguna comunicación. El evangelio,<br />
pues, tuvo que llegar al hombre por inspiración<br />
del Espíritu Santo. No pudo haber llegado<br />
solamente por medio de investigaciones y<br />
razonamientos humanos.<br />
Compárense Job 11:7; Juan 17:25.<br />
2:12 -- Y nosotros no hemos recibido el<br />
espíritu del mundo -- Ya que en el contexto la<br />
sabiduría del mundo se contrasta con la revelación<br />
inspirada de Dios dada a los apóstoles y a los<br />
profetas, entiendo que aquí la frase “el espíritu del<br />
mundo” se refiere a la mentalidad humana sin<br />
revelación de Dios.<br />
19<br />
Los apóstoles y los profetas (Efes. 3:5) no<br />
salieron predicando y enseñando algo que<br />
hubieran aprendido de parte de sabiduría<br />
humana. Tal dirección no era su guía. No<br />
recibieron tal “espíritu”.<br />
El tiempo del verbo “recibir” en el texto<br />
griego indica una recepción específica en el<br />
pasado, cuando recibieron los apóstoles y los<br />
profetas la dirección del Espíritu Santo.<br />
-- sino el Espíritu que proviene de Dios -- El<br />
mundo inconverso sigue la dirección del “espíritu<br />
del mundo” mientras que los apóstoles y los<br />
profetas siguieron la dirección del Espíritu Santo<br />
por medio de la inspiración recibida de él.<br />
-- para que sepamos lo que Dios nos ha<br />
concedido -- Lo que Dios les concedió fueron las<br />
cosas del evangelio. Véase ver. 9, comentarios.<br />
Los apóstoles eran testigos oculares del<br />
ministerio, de la muerte y de la resurrección de<br />
Jesucristo, pero vino el Espíritu Santo sobre ellos<br />
para (1) enseñarles todas las cosas y recordarles<br />
todo lo que Jesús les había dicho (Juan 14:26), y<br />
para guiarles a toda la verdad (Juan 16:13). Por<br />
eso Pablo pudo decir las palabras que se<br />
encuentran aquí: “para que sepamos lo que Dios<br />
nos ha concedido”.<br />
Dice la V.M., y otras versiones, “las cosas que<br />
nos han sido dadas gratuitamente por Dios”. Las<br />
cosas del evangelio proceden del amor de Dios y<br />
por eso son gratuitas; son dádivas. Véase Efes. 2:8<br />
(don de Dios). Son de gracia, no deuda (Rom. 4:4).<br />
2:13 -- lo cual también hablamos -- Se hace<br />
referencia a las cosas mencionadas arriba, dadas<br />
gratuitamente a los apóstoles y profetas (ver. 9-12).<br />
-- no con palabras enseñadas por sabiduría<br />
humana -- y que por eso serían palabras no<br />
inspiradas.<br />
--sino con las que enseña el Espíritu -- Aquí<br />
Pablo afirma lo que suele llamarse la inspiración<br />
verbal de las Escrituras. No solamente recibió el<br />
contenido del mensaje por medio del Espíritu<br />
Santo, sino también las palabras mismas en que<br />
revelarlo (usando el Espíritu Santo palabras<br />
características de cada orador inspirado).<br />
Compárense Mat. 1:22; 10:19,20; 1 Tes. 2:13; 2 Ped.<br />
1:21; Zac. 7:12.<br />
-- acomodando lo espiritual a lo espiritual --<br />
Analicemos estas tres palabras, o frases. (El texto<br />
griego emplea solamente tres palabras: (un) verbo,<br />
espiritual, espiritual,<br />
1. “acomodando”. Otras versiones dicen:<br />
“combinando”, ASV. (y en la margen,<br />
“interpretando”), B.A., STR., N.M.; “explicando”,<br />
V.M.; “interpretando”, RVA., L.A., JTD.;<br />
“adaptando”, N.C., B.S.; “expresar”, LBL.;<br />
“juntando”, S.A.; “expresando”, B.J., NVI.;<br />
“comparando”, P.B., LAC..<br />
2. “lo espiritual”. En el texto griego aparece