NOTAS SOBRE 1 CORINTIOS, Sept. 2004.pdf - Bill H. Reeves
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con insensatez, que de la nada vino la vida; que la<br />
materia es eterna; que el universo tan ordenado<br />
llegó a su estado presente por pura casualidad.<br />
Con su presuposición “establecida”, rechaza<br />
cualquier revelación divina, y siendo así el caso,<br />
claro es que no puede entender lo que el cristiano<br />
entiende por fe.<br />
2:15 -- En cambio el espiritual juzga todas las<br />
cosas -- Como el hombre natural es el hombre solo,<br />
no inspirado o sin la ayuda de la revelación de<br />
Dios, el espiritual es el inspirado (y en aplicación<br />
secundaria, el que se deja guiar por dicha<br />
revelación). Siendo este último hombre guiado<br />
por lo que el Espíritu Santo ha revelado, él puede<br />
evaluar, examinar o juzgar de manera debida<br />
todas las cosas (del contexto). El puede ver la<br />
razón de la vida, las diferentes relaciones que se<br />
deben sostener en la vida con su prójimo y con<br />
Dios, y el camino en qué andar para alcanzar la<br />
vida eterna. Compárese Juan 14:16,17.<br />
-- pero él no es juzgado de nadie -- En cuanto<br />
al verbo aquí, “juzgado”, en el texto griego es el<br />
mismo que aparece al final del ver. 14 (discernir), y<br />
dos veces en este ver. 15 (juzga, juzgado). Según<br />
Thayer, significa investigar, examinar, inquirir<br />
(Hech. 17:11, escudriñando), 1 Cor. 10:25,27 (preguntar);<br />
interrogar o exigir cuentas (al acusado), 1<br />
Cor. 9:3 (acusan); juzgar o examinar la excelencia o<br />
los defectos de alguno o de alguna cosa, 1 Cor.<br />
2:15.<br />
El hombre inconverso, ya que rechaza la<br />
inspiración del Espíritu Santo, no está en<br />
condiciones para juzgar los méritos, o falta de<br />
ellos, en el apóstol y profeta inspirado. (De igual<br />
manera el cristiano no tiene que cuidarse de las<br />
acusaciones y condenaciones del hombre natural,<br />
porque sigue la doctrina apostólica (Hech. 2:42).<br />
2:16 -- Porque -- Ahora sigue la razón de lo<br />
afirmado en el versículo anterior.<br />
-- quién conoció la mente del Señor? ¿Quién<br />
le instruirá? Pablo cita Isa. 40:13, según la<br />
<strong>Sept</strong>uaginta, no como presentando algún<br />
cumplimiento del pasaje, sino para adoptar las<br />
palabras del pasaje a su argumentación presente.<br />
Dado que ningún hombre puede instruir a Dios, se<br />
sigue que no puede examinar o juzgar al que ha<br />
recibido revelación directa de Dios. Al rechazar a<br />
los hombres inspirados por Dios, el hombre<br />
natural se presenta como más inteligente que Dios<br />
mismo.<br />
En nuestro tiempo el humanismo procura<br />
convencer a los hombres de que cada quien es su<br />
propio dios; que no hay verdades absolutas; que<br />
cada quien determina lo que es bueno y malo para<br />
sí mismo. El hombre moderno se adora a sí<br />
mismo, como si fuera Dios. Con razón rechaza la<br />
enseñanza de la Biblia, la Palabra de Dios.<br />
21<br />
Lo que Isaías llama el “Espíritu de Jehová”,<br />
Pablo llama “la mente del Señor”, y lo aplica a<br />
Cristo. Esto hace claro que Cristo es tan Jehová<br />
como Dios el Padre. Véase 1:31, comentarios.<br />
-- Mas nosotros tenemos la mente de Cristo --<br />
Los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento<br />
(Efes. 3:5) recibieron por el Espíritu Santo la<br />
revelación de lo que Dios tiene en mente para sus<br />
criaturas para su salvación eterna de pecado.<br />
CAPITULO 3<br />
3:1 -- De manera que yo, hermanos -- Con<br />
estas palabras Pablo prosigue el tema en general<br />
sugerido por el mal de los corintios de formarse en<br />
grupos según sus predicadores favoritos. Al<br />
decirles “hermanos” suaviza la reprensión o<br />
censura necesaria. Habla lo que tiene que hablar,<br />
pero lo hace con ternura, porque les ama.<br />
-- no pude hablaros -- cuando estuvo con ellos<br />
en Corinto en el tiempo de la conversión de ellos,<br />
Hechos 18.<br />
-- como a espirituales -- Pablo acabó de decir<br />
(2:15) que el espiritual es hombre, o inspirado<br />
como él, o hermano que acepta la inspiración del<br />
Espíritu Santo y sigue la enseñanza inspirada.<br />
Aunque los hermanos corintios no eran<br />
“naturales” (2:14), personas que rechazan la<br />
inspiración, tampoco mostraban madurez (2:6) al<br />
promover el espíritu sectario según los dictámenes<br />
de su cultura (1:12). Por eso no se portaban como<br />
“espirituales” (personas totalmente entregados<br />
con madurez a las direcciones del Espíritu Santo).<br />
En ese tiempo Pablo no pudo hablarles como a<br />
hermanos bien desarrollados en su crecimiento<br />
espiritual.<br />
En el capítulo 2 el contraste presentado fue<br />
entre el hombre natural y el hombre espiritual (el<br />
carente de la inspiración del Espíritu Santo, y el<br />
poseedor de tal inspiración), y en el capítulo 3 es<br />
entre el discípulo carnal y el discípulo espiritual (el<br />
que no había alcanzado madurez, y el que había<br />
llegado a ella en las cosas reveladas por el Espíritu<br />
Santo).<br />
-- sino como a carnales -- Es obvio que Pablo<br />
no está acusando a los corintios de carnalidad en el<br />
sentido de lo inmoral, sino que está diciendo que<br />
ellos, en el tiempo de haber estado él con ellos en<br />
el principio, tenían falta de espiritualidad (o de<br />
madurez en su aceptación de instrucción del<br />
Espíritu Santo). El vocablo griego aquí<br />
(SARKINOS), y el que aparece en el ver. 3<br />
(SARKIKOS), son distintos (aunque los dos<br />
básicamente hacen referencia a la carne). La<br />
versión católica, por Fuenterrabía, en lugar de<br />
“carnales” dice, “influenciados por la ‘carne’”, y<br />
agrega una nota que explica que el término griego