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NOTAS SOBRE 1 CORINTIOS, Sept. 2004.pdf - Bill H. Reeves

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instrucciones y exhortaciones de Pablo a la iglesia<br />

de su ciudad.<br />

Como indico arriba, es obvio que este<br />

Sóstenes era un hermano en Cristo bien conocido a<br />

los corintios. Si un principal de la sinagoga<br />

(ARCHISUNAGOGOS) en Corinto había sido<br />

convertido, Crispo (Hech. 18:8), ¿por qué no pudo<br />

haberlo sido otro (ver. 17)?<br />

A partir del ver. 4, Pablo usa la primera<br />

persona singular (yo), y no el plural (nosotros,<br />

como si Sóstenes también fuera redactor de esta<br />

carta).<br />

1:2 -- a la iglesia de Dios -- Sobre su<br />

establecimiento, véase Hech. 18:1-11.<br />

La palabra “iglesia” es traducción del vocablo<br />

griego EKKLESIA, que significa “los llamados fuera”<br />

(de algo), o sea, asamblea. Este vocablo griego<br />

aparece en Hechos 19:39,41, donde se traduce<br />

“asamblea”. Se usa en sentido universal, con<br />

referencia a todos los llamados o cristianos en el<br />

mundo (Mateo 16:18), y en sentido local, como<br />

aquí (los llamados en Corinto). Considérense 1<br />

Tes. 1:1; 2:14; 1 Cor. 10:32: 11:16,22; 15:9; 2 Cor. 1:1;<br />

Gál 1:13,22; Rom. 16:16.<br />

Este grupo de llamados existían porque ¡Dios<br />

les había llamado! Esta sencilla verdad condenaba<br />

todas las prácticas pecaminosas y faltas que en<br />

esta carta Pablo tendría que tocar.<br />

La frase “iglesia de Dios” ¡no es nombre<br />

propio! Es una expresión del Nuevo Testamento<br />

que sencillamente da a entender que se hace<br />

referencia al conjunto de las personas que han sido<br />

llamadas por Dios mediante el evangelio (2 Tes.<br />

2:14). La iglesia evangélica, o protestante, llamada<br />

La Iglesia de Dios (con mayúsculas), una<br />

pentecostal, por ser sectaria, comete el error de<br />

cambiar una frase bíblica en un nombre propio,<br />

torciendo así las Escrituras (2 Ped. 3:16). Hay otra<br />

denominación protestante que lleva el nombre<br />

propio de La Iglesia Asamblea de Dios. Este<br />

nombre es ridículo, pues es una tautología (una<br />

repetición inútil de un mismo pensamiento), pues<br />

“iglesia” y “asamblea” son traducciones de la<br />

misma palabra griega, EKKLESIA. Es como si se<br />

dijera, “La Iglesia Iglesia de Dios”.<br />

-- que está en Corinto -- Sobre Corinto, véase<br />

Introducción, A.<br />

A pesar de sus problemas y prácticas<br />

pecaminosos, representaba la iglesia de Dios en<br />

Corinto. Una iglesia del Señor no deja de serlo en<br />

el momento de pecar, sino en cuanto a que no se<br />

arrepiente ni deja sus pecados. Compárese Apoc.<br />

2:5.<br />

-- a los santificados -- La iglesia de Dios en<br />

Corinto disoluta consistía de gente que había sido<br />

apartada del pecado por Dios (Jn. 17:19; Hech.<br />

26:18; 1 Cor. 6:11; Col. 1:13; 1 Tes. 4:3; Tito 2:14; 1<br />

Ped. 2:8,9); es decir, santificada. Esto pasó cuando<br />

3<br />

obedecieron al evangelio (Hech. 18:8). La<br />

santificación continúa a través de la vida del<br />

cristiano (2 Cor. 7:1), al arrepentirse de sus<br />

pecados, confesarlos y pedir perdón a Dios (Hech.<br />

8:22; 1 Jn. 1:5--2:1).<br />

-- en Cristo Jesús -- Esta santificación se<br />

encuentra solamente en conexión con quien es<br />

Cristo Jesús y lo que ha hecho por nosotros (1 Cor.<br />

1:30). Nos llama Dios a la santidad (Rom. 1:7). La<br />

persona no es santa por sus propios méritos u<br />

obras, ni por la canonización humana, sino por la<br />

gracia de Dios. Lo que pone en Cristo al que cree,<br />

se arrepiente y confiesa su fe en Cristo, es el<br />

bautismo (Gál. 3:27).<br />

-- llamados a ser santos -- Como en el ver. 1<br />

las dos palabras “a ser” no aparecen en el texto<br />

original, tampoco aparecen aquí. Allí “llamado<br />

apóstol”; aquí, “llamados santos”. Estos corintios<br />

eran santos (apartados) porque habían sido<br />

llamados por el evangelio y como llamados eran<br />

personas apartadas del pecado. La idea no es de<br />

ser llamados para ser algo, sino de ser cierta clase<br />

de santos. Llegaron a ser santos por medio del<br />

llamamiento de Dios.<br />

-- con todos los que en cualquier lugar -- La<br />

santidad es lo que caracteriza a la hermandad (1<br />

Ped. 2:17, V.M., etcétera). Los corintios eran parte<br />

de la iglesia universal de Cristo; sí, de un pueblo<br />

santo.<br />

-- invocan el nombre de nuestro Señor<br />

Jesucristo -- Invocar su nombre es apelar a Cristo,<br />

para recibir de él lo necesario, como Pablo apeló<br />

(griego, invocó) a Cesar (Hech. 25:11,12,25), y<br />

Esteban invocó al Señor Jesús (Hech. 7:59). Al<br />

invocar se admite que la persona invocada tiene el<br />

poder de suplir lo necesario.<br />

Esta expresión en el primer siglo vino a<br />

significar “cristianos”, porque reconociendo que el<br />

Señor es la única esperanza de salvación le<br />

obedecían en los términos del evangelio. Los que<br />

invocan su nombre se salvan (Hech. 2:21). Saulo<br />

de Tarso, al bautizarse (después de creer en Cristo,<br />

y arrepentirse de sus pecados) invocó el nombre<br />

del Señor. Esto prueba que “invocar su nombre”<br />

quiere decir reconocerle como el Salvador (y en el<br />

caso del pecador forastero hacer lo que él manda<br />

que se haga, Mar. 16:15,16). Rom. 10:12-16 lo<br />

prueba también.<br />

Invocar el nombre es invocar a la persona<br />

indicada por su nombre; es reconocer lo que es el<br />

que lleva tal nombre. El nombre siempre dirige la<br />

mente a identificar quién es dicha persona, y a<br />

reconocer qué es.<br />

-- Señor de ellos y nuestro -- Hay un sólo<br />

Dios (8:6; Efes. 4:5), tanto de los corintios como de<br />

los demás cristianos, de todos (Rom. 10:12).<br />

Por ser el Señor él es quien manda. Al<br />

hombre, pues, le toca obedecerle, y no nada más<br />

pronunciar la frase, “Señor, Señor” (Luc. 6:46). El

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