NOTAS SOBRE 1 CORINTIOS, Sept. 2004.pdf - Bill H. Reeves
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INTRODUCCIÓN<br />
A. LA CIUDAD DE CORINTO<br />
Estaba situada ocho kilómetros al<br />
sudoeste del istmo que conecta Grecia<br />
propiamente al norte, y el Peloponeso al sur<br />
extremo. A cada lado de este istmo hay dos<br />
mares, al oriente el Egeo, y al poniente el<br />
Jónico. Para no tener que viajar por mar unos<br />
trescientos kilómetros, para rodear el<br />
Peloponeso, los marineros antiguos<br />
atravesaban el istmo con las cargas de sus<br />
barcos para subirlas de nuevo en el otro lado<br />
en otros barcos. Aun las barcas pequeñas eran<br />
arrastradas por tierra de una costa a la otra,<br />
por ser tan angosto el istmo (como de unos<br />
siete kilómetros).<br />
Tenía dos puertos: Cencreas (Rom. 16:1) al<br />
oriente, y Laqueo al poniente. Se encontraba<br />
en la ruta entre Roma y el oriente, por eso era<br />
un centro comercial estratégico y a la vez<br />
opulento. Había llegado allí gente griega,<br />
romana y oriental. La concentración de<br />
comercio trajo la de riqueza y con ello los<br />
vicios e inmoralidades. Allí se encontraba el<br />
templo de la diosa Afrodita con mil<br />
sacerdotisas (prostitutas, mujeres públicas).<br />
Corinto era conocida por su relajamiento<br />
moral. Se había acuñado el término<br />
corintianizar, que significaba “hacer como los<br />
corintios”. El término “corinta” se usaba para<br />
decir mujer inmoral, o pública, y “corinto”<br />
significaba borracho. Como<br />
Atenas se ganó la fama de poetas y filósofos,<br />
adorando a la mente, Corinto se ganó la de<br />
enfermedad venérea, y de los juegos ístmicos<br />
(celebrados en honor de Poseidón, o<br />
Neptuno), adorando al cuerpo físico.<br />
Desde Corinto Pablo escribió a los<br />
romanos, dándoles el catálogo de pecados<br />
hallado en Rom. 1:29-32. Aquí llegó el<br />
evangelio, ¡requiriendo y logrando la<br />
santidad! El libertinaje puede ser vencido por<br />
el evangelio. La prueba está en la iglesia de<br />
Cristo en Corinto, a mediados del siglo<br />
primero.<br />
No fue fácil para Pablo predicar en<br />
Corinto (2:3), pero el Señor le consoló (Hech.<br />
18:9,10).<br />
La ciudad adoraba a muchos dioses (8:5).<br />
La arqueología ha descubierto los restos de<br />
varios templos muy distintos entre sí.<br />
En el tiempo de Pablo esta ciudad era una<br />
colonia romana. Había sido destruida por<br />
Roma más de un siglo antes de Jesucristo, (146<br />
a. de J. C.) y reedificada por Julio César medio<br />
siglo antes de Jesucristo (46 a. de J. C.). César<br />
la pobló de ciudadanos romanos, y por eso<br />
aparecen muchos nombres romanos en la<br />
1<br />
primera carta que Pablo escribió a la iglesia<br />
(por ej., Crispo, Fortunato, Sóstenes).<br />
Había en el tiempo de Pablo una colonia<br />
de judíos allí, pues Claudio había mandado<br />
que salieran los judíos de Roma, y muchos<br />
(entre ellos Aquila y Priscila) se ubicaron en<br />
Corinto. Estos tenían su sinagoga allí (Hech.<br />
18:1-4).<br />
B. EL AUTOR Y LA AUTENTICIDAD DE<br />
LA EPÍSTOLA<br />
Autores y comentaristas de los primeros<br />
siglos de la era cristiana atestiguan a la<br />
autenticidad de esta epístola como siendo de<br />
Pablo, el gran apóstol a los gentiles (Hech.<br />
26:17,18; Gál. 2:8). Entre éstos están Clemente<br />
de Roma (escribió cerca del 95 d. de J. C.),<br />
Policarpo de Esmirna (murió 155 d. de J. C.), e<br />
Ireneo de Alejandría (150-215 d. de J. C.).<br />
Otros son Ignacio Mártir (117 d. de J. C.), San<br />
Justino, Clemente de Alejandría, y Tertuliano.<br />
Aparte de estas pruebas externas, y la<br />
aceptación de esta epístola en las listas de<br />
libros canónicos, las internas (vocabulario,<br />
estilo y temas desarrollados) ciertamente<br />
apuntan a Pablo el apóstol como el autor.<br />
C. LOS DESTINATARIOS<br />
La iglesia de Dios en Corinto fue<br />
establecida por Pablo en su primera visita,<br />
Hech. 18:1-17. Permaneció allí un año y<br />
medio. Silas y Timoteo estaban con él. La<br />
iglesia pronto llegó a tener muchos miembros<br />
(Hech. 18:8). Así vemos que ¡el evangelio es<br />
poderoso aun en lugares de gran inmoralidad<br />
(6:9-11)!<br />
Después de la salida de Pablo, tal vez al<br />
año de eso, llegó Apolos y “regó” lo<br />
“plantado” por Pablo (3:6). Estuvo como un<br />
año en Corinto, y luego fue a Efeso, donde ya<br />
estaba Pablo (16:12). Al pasar el tiempo,<br />
llegaban judaizantes (judíos de Palestina) a la<br />
iglesia en Corinto, siendo algunos “falsos<br />
apóstoles” (2 Cor. 11:15). A éstos Pablo<br />
combatió en su segunda carta a los corintios<br />
(capítulo 11).<br />
De Corinto vinieron a Pablo en Efeso tres<br />
hermanos representantes de la iglesia,<br />
Estéfanas, Fortunato y Acaico (16:17). A la<br />
iglesia Pablo envió en misión especial a<br />
Timoteo (4:17; 16:10), y a Tito (2 Cor.<br />
8:6,16,23).<br />
Según la narración de Hechos, Pablo visitó<br />
a Corinto dos veces (capítulo 18; la primera<br />
vez y 20:2,3, la tercera). Pero sabemos por la<br />
carta, 2 Corintios, que iba a hacer una tercera<br />
visita, implicando que ya había ido alguna<br />
segunda vez (2 Cor. 12:14; 13:1). La segunda<br />
visita habría sido hecha durante los tres años