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NOTAS SOBRE 1 CORINTIOS, Sept. 2004.pdf - Bill H. Reeves

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andan mal en algo. Buscaba el bien espiritual de<br />

ellos.<br />

(No lo hace aquí, pero en 6:5; 15:34 sí habla<br />

con el propósito de moverles a la vergüenza).<br />

-- sino para amonestaros como a hijos míos<br />

amados -- El verbo griego aquí, para decir “amonestar”,<br />

en forma de sustantivo aparece en Efes.<br />

6:4, “amonestación”. El deber de todo padre es el<br />

de criar a sus hijos en disciplina y amonestación<br />

del Señor. Es cierto que a veces esta disciplina y<br />

amonestación causa que el hijo sienta vergüenza,<br />

pero el propósito del buen padre es exponer las<br />

faltas del hijo, para que reconozca su error, y lo<br />

abandone. Véase Heb. 12:6-13.<br />

(A todo hijo se le debe el amor de padre. Pero<br />

hay muchos padres que no muestran este afecto<br />

paternal, porque no disciplinan al hijo.<br />

Compárese 1 Sam. 3:13; 1 Reyes 1:6; Prov. 13:24).<br />

¡Pablo amaba a sus hijos, los corintios! Compárese<br />

2 Cor. 6:13; 12:14; Gál. 4:19.<br />

El contraste que Pablo presenta en estos<br />

versículos (ver. 8-13), entre la experiencia triste de<br />

los apóstoles y la supuesta situación tan elevada<br />

de los corintios, sirve de amonestación para los<br />

corintios para que vean el cuadro verdadero del<br />

caso y dejen su vanidad y ceguera implantada por<br />

los partidarios carnales en la iglesia en Corinto.<br />

4:15 -- Porque aunque tengáis diez mil ayos<br />

en Cristo -- Algunas versiones buenas dicen, “tutores”.<br />

La palabra griega indica una persona, en<br />

ese tiempo usualmente un esclavo, que el padre<br />

empleaba para cuidar del hijo y conducirle a la<br />

escuela, y en fin, darle entrenamiento.<br />

En Corinto eran aquéllos, pocos o muchos,<br />

que pretendían guiar a los corintios<br />

espiritualmente (“en Cristo”).<br />

-- no tendréis muchos padres -- Los corintios<br />

sabían que, a pesar del número pequeño o grande<br />

de ayos, era uno a quien debían mayor respeto,<br />

agradecimiento y lealtad. Los ayos pueden ser<br />

muchos, pero el padre siempre es uno, y el padre<br />

es mayor en honor y posición que el ayo, o tutor.<br />

El viene antes que los tutores. Los corintios<br />

voluntariamente se habían olvidado de esta<br />

verdad básica. ¿Debían sentirse tan “ricos” (ver.<br />

8) bajo sus tutores dados a la filosofía, y tan<br />

independientes de su padre menospreciado pero<br />

inspirado?<br />

Siendo Pablo su “padre” en el evangelio, bien<br />

podía amonestarles como a hijos (ver. 14).<br />

-- pues en Cristo Jesús yo os engendré por<br />

medio del evangelio -- Pablo era aquel “padre”, y<br />

no los líderes actuales en la iglesia en Corinto.<br />

Pablo fue quien les convirtió a Cristo (Hech. 18:1-<br />

11); fue el instrumento de su renacimiento.<br />

Compárense 3:10; 2:1-5.<br />

Los eruditos católicos romanos se valen de<br />

este pasaje para justificar el uso del título religioso,<br />

“padre”, para sus clérigos, título que les eleva<br />

sobre los demás. Tuercen este pasaje al hacerlo.<br />

Mat. 23:9 condena tal uso de títulos presuntuosos.<br />

Pablo no dice que los corintios deben llamarle<br />

“padre Pablo”. Dice que él, y no aquellos muchos<br />

ayos en Corinto, era quien había establecido la<br />

35<br />

iglesia de Cristo en Corinto, porque él era quien<br />

sembró allí la semilla (la función de padre) que<br />

produjo la iglesia en esa ciudad. El trata de una<br />

relación entre él y la iglesia que él estableció,<br />

relación que demandaba gran respeto de parte de<br />

la iglesia. Pero los sacerdotes católicos romanos, y<br />

otros clérigos entre ellos, demandan que no<br />

solamente sus feligreses, sino también toda<br />

persona en el mundo de entre los no católicos, les<br />

digan, “padre (fulano)”. Demandan que se les<br />

diga “padre” aun de parte de quienes no han sido<br />

sus conversos. Ignoran por completo el uso<br />

figurado del término “padre” que aquí emplea el<br />

apóstol Pablo. Tuercen las Escrituras para su<br />

propia perdición (2 Ped. 3:16). Pablo trata de una<br />

relación espiritual; ellos de un título religioso<br />

presuntuoso.<br />

La semilla del reino es la palabra de Dios (Luc.<br />

8:11). Cuando la semilla es plantada, ella produce<br />

fruto (Hech. 18:8). Cuando el evangelio es<br />

predicado, se produce la fe salvadora (1 Cor. 1:21;<br />

Rom. 10:17). Esta obra es hecha “en Cristo Jesús’;<br />

es decir, en conexión con quien es Cristo Jesús.<br />

Cuando la persona recibe la palabra implantada,<br />

nace de nuevo (Jn. 3:5; Sant. 1:18; 1 Ped. 1:23-25).<br />

Como nueva criatura (2 Cor. 5:17) se<br />

encuentra en Cristo (Gál. 3:26,27), gozando de toda<br />

bendición espiritual (Efes. 1:3; 1 Ped. 1:3-5).<br />

4:16 Por tanto, os ruego que me imitéis --<br />

Dado lo que Pablo les acabó de decir en los<br />

versículos 14 y 15, sigue esta conclusión: yo soy<br />

apóstol inspirado, el que les hice llegar a ser<br />

cristianos por medio del evangelio que me fue<br />

revelado por Dios (Gál. 1:11-17), y por eso deben<br />

imitarme a mí respecto a mis palabras y camino de<br />

vida (y no a aquellos envanecidos que<br />

no tienen verdad alguna originada en las filosofías<br />

humanas, pero que pretenden ser grandes líderes<br />

en la iglesia).<br />

Este pasaje subraya la necesidad de que todo<br />

cristiano haga caso del ejemplo apostólico<br />

aprobado. Véanse ver. 17; 11:1; Fil. 3:17; 4:9; 1 Tes.<br />

1:6,7; 2 Tim. 3:10; Hech. 20:35; como también 1 Cor.<br />

10:6,11; 1 Ped. 2:21; 2 Ped. 2:6.<br />

Hoy en día hay en la hermandad maestros<br />

falsos que procuran echar a un lado la autoridad<br />

del ejemplo apostólico aprobado. Lo hacen<br />

porque practican cosas que carecen de ejemplo<br />

apostólico y que contradicen lo que éste sí<br />

autoriza.<br />

Sabemos lo que quiere Dios que seamos y<br />

hagamos por medio de una de tres maneras: el<br />

mandamiento o declaración directa, el ejemplo<br />

apostólico aprobado, y la implicación divina (de la<br />

cual se deduce la inferencia necesaria). Estas tres<br />

maneras son reveladas en la doctrina apostólica<br />

(Hech. 2:42), que es la doctrina de Cristo (2 Jn. 9).<br />

4:17 Por esto mismo os he enviado a Timoteo<br />

-- El propósito de la misión de Timoteo fue el de<br />

recordar a los corintios del proceder de Pablo para<br />

que ellos pudieran imitar mejor al apóstol (ver.<br />

16).<br />

Pablo estuvo en Efeso (véase Introd., C.).

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