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NOTAS SOBRE 1 CORINTIOS, Sept. 2004.pdf - Bill H. Reeves

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versículo anterior (andáis como hombres). Véanse<br />

los comentarios allí. Es andar como humanos,<br />

como inconversos, como políticos. Compárese<br />

Mat. 16:23.<br />

3:5 -- ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? -<br />

- Pablo no pregunta quiénes son éstos, sino qué<br />

son ellos (para que de ellos los hermanos corintios<br />

formaran partidos, llamándose por sus nombres<br />

1:12-15).<br />

-- Servidores por medio de los cuales habéis<br />

creído -- Eran servidores, y no señores, para que<br />

otros les elevaran a un nivel sobre los demás.<br />

El vocablo griego aquí para “servidores” es<br />

DIAKONOS (diácono), pero no se usa en el sentido<br />

especial, como en 1 Tim. 3:8,12; Fil. 1:1, sino en el<br />

sentido común en que aun Cristo (Rom. 15:8,<br />

siervo) y los gobiernos (Rom. 13:4, servidor) son<br />

llamados DIAKONOS. Un servidor no merece<br />

puestos de honor especial, para que otros se<br />

gloríen en él. Si Pablo rechazaba tales honores de<br />

hombres, con más razón debemos hacerlo los<br />

predicadores y demás servidores de Cristo de hoy<br />

en día.<br />

La fe no es don de Dios (como afirman los<br />

calvinistas y por eso tuercen Efes. 2:8), sino que<br />

viene por el oír. Por eso tiene que haber<br />

predicación (Mar. 16:15). El predicador, pues,<br />

viene siendo un mero mensajero del mensaje que<br />

se originó con Dios. ¡A Dios sea toda la gloria! y<br />

no al instrumento que Dios emplea para difundir<br />

el evangelio.<br />

Al predicador se debe agradecimiento, pero<br />

él, juntamente con los demás cristianos, son todos<br />

servidores de Cristo, la Cabeza de la iglesia. El<br />

tener un diploma de graduación de alguna<br />

llamada Escuela Para Predicadores, o de algún<br />

Instituto Bíblico, no eleva al predicador sobre los<br />

demás servidores de Cristo (Mat. 20:25-27).<br />

-- y eso según lo que a cada uno concedió el<br />

Señor -- El Señor ha dado (así dicen varias<br />

versiones buenas, B.A., ASV., V.M.) a los<br />

diferentes predicadores diferentes dones o<br />

habilidades para hacer la obra de evangelizar. No<br />

todos son iguales en su manera, estilo, o habilidad<br />

de predicar, pero todos son servidores de Dios y<br />

cada uno llena un vacío mejor que otros. En lugar<br />

de exaltar a uno de éstos predicadores sobre los<br />

demás, reconociendo que estas diferencias son<br />

según los dones de Dios, más bien debemos dar<br />

gracias a Dios por ello y ocupar a cada uno de sus<br />

servidores para el adelanto de la Causa de Cristo.<br />

3:6 -- Yo planté, Apolos regó -- Pablo<br />

estableció la iglesia del Señor en Corinto, y de allí<br />

se fue a otro lugar; más tarde llegó Apolos y<br />

continuó la obra, predicando y confirmando<br />

(Hech. 18). El punto es que cada quien hizo su<br />

trabajo, teniendo los dos la misma meta. No hubo<br />

nada de rivalidad. La obra de los dos era<br />

23<br />

importante.<br />

El predicador es sembrador de semilla (Luc.<br />

8:4-15). A él no le toca el crecimiento, ni de él<br />

depende.<br />

-- pero el crecimiento lo ha dado Dios. --<br />

Mejor expresan la idea del tiempo del texto griego<br />

(tiempo imperfecto) las versiones B.A. y H.A.,<br />

“Dios producía el crecimiento”, “Dios daba el<br />

crecimiento”. La obra de Pablo y de Apolos se<br />

terminó (tiempo aoristo, o pretérito), pero la de<br />

Dios continuaba.<br />

El poder de Dios para salvar está en el<br />

evangelio (Rom. 1:16), como la vida está en la<br />

semilla (Gén. 1:12). El sembrador es servidor de<br />

Dios quien da la vida. Este es el punto de Pablo<br />

aquí, para mostrar que no hubo por qué gloriarse<br />

los corintios en ciertos hombres. Mirando a Dios,<br />

y no a los hombres, se evitan problemas como<br />

éstos que se habían suscitado en Corinto.<br />

Algunos, de persuasión calvinista, tuercen<br />

este pasaje para que enseñe que si Dios no opera<br />

milagrosamente en el corazón del oyente del<br />

evangelio, no puede haber vida espiritual en la<br />

persona. Pero tal enseñanza no se encuentra aquí,<br />

ni en ninguna otra parte. ¿Acaso tiene Dios que<br />

obrar un milagro en la tierra, que ha recibido la<br />

semilla, para que brote una planta viva? ¡Claro<br />

que no! Dios puso la vida en la semilla.<br />

3:7 -- Así que ni el que planta es algo, ni el<br />

que riega, sino Dios, que da el crecimiento --<br />

Ahora entra la conclusión del ver. 6: comparados<br />

con Dios, el que planta y el que riega no son nada.<br />

El que sí merece la gloria y la exaltación es Dios.<br />

En sentido absoluto, desde luego el predicador es<br />

algo: ¡es servidor de Dios, como lo es todo<br />

cristiano fiel! Pero el punto de Pablo, dado el<br />

problema en Corinto, es que es Dios quien debe<br />

ser elevado, y no el hombre.<br />

El texto griego emplea tres participios: el que<br />

planta, el que riega, el que obra el crecimiento. En<br />

comparación de importancia y de mérito en cuanto<br />

a exaltación, no son nada los primeros dos, pero el<br />

tercero, sí es algo. ¿Quién es? ¡Es Dios!<br />

3:8 -- Y el que planta y el que riega son una<br />

misma cosa -- “son uno”, dicen las versiones ASV.,<br />

B.A., N.M., P.B. Son uno en propósito, no una<br />

sola persona (como los esposos son una sola carne,<br />

los cristianos son uno, y el Padre y el Hijo y el<br />

Espíritu Santo son uno, pero no una sola persona<br />

(Mat. 19:5; Jn. 17:22).<br />

Para que haya cosecha, la semilla sin agua no<br />

basta, ni el agua sin semilla. Así que el que<br />

siembra y el que riega tienen el mismo propósito:<br />

que haya cosecha.<br />

Hay unidad de propósito entre el que planta y<br />

el que riega; tienen la misma meta. ¿Cómo, pues,<br />

se puede hacer de los dos, que están unidos,

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