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NOTAS SOBRE 1 CORINTIOS, Sept. 2004.pdf - Bill H. Reeves

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Pablo, Apolos, y otros, eran propiedad de<br />

Dios, no resultado de la selección de la iglesia;<br />

eran responsables a Dios, no a los hombres.<br />

¿Cómo, pues, podían ser considerados como<br />

cabezas de partidos humanos? Su obra era<br />

administrar y cuidar la voluntad de Dios (1 Tim.<br />

6:20,21; 4:16; Hech. 20:27), y no dirigir<br />

movimientos sectarios de los hombres.<br />

Para los hombres lo sabio es encubrir por<br />

medio de sus logias secretas su supuesta sabiduría,<br />

dándola solamente a los iniciados especiales, pero<br />

los apóstoles revelaron los misterios de Dios al<br />

predicar el evangelio a toda criatura (Mar. 16:15).<br />

4:2 -- Ahora bien -- Otras versiones dicen:<br />

“Siendo así” (B.A.), “Además, en este caso”(N.M.),<br />

“Siendo esto así” (FUE.), “Esto supuesto” (S.A.)<br />

-- se requiere de los administradores, que<br />

cada uno sea hallado fiel -- El evangelio salvador<br />

(Rom. 1:16) tiene una sola voz; a saber, la del<br />

evangelista. No le toca a él lograr resultados, ni<br />

instituir sistemas nuevos; le toca ser fiel a Cristo<br />

(ver. 1) en la proclamación del evangelio (3:6).<br />

Véanse Hech. 20:26,27; 1 Tim. 4:16; 2 Tim. 2:2; Heb.<br />

3:5.<br />

El poder para salvar está en el evangelio<br />

(Rom. 1:16), no en el predicador. (Esto lo debe<br />

tener muy presente todo predicador. Véase Rom.<br />

12:3,16).<br />

Las preferencias parciales de los hermanos,<br />

como las de los corintios del siglo primero, con<br />

respecto a los evangelistas, muchas veces se deben<br />

a que éstos no se quedan dentro del requisito de<br />

este versículo. Hay predicadores que se predican<br />

a sí mismos. Contrástese 2 Cor. 4:5.<br />

4:3 -- Yo en muy poco tengo el ser juzgado<br />

por vosotros -- El verbo aquí, ”ser juzgado”, en el<br />

texto griego es ANAKRITHO, y significa “examinar”<br />

(y así lo traduce la versión N.M.). Nótese este<br />

vocablo griego en 1 Cor. 9:3 (acusan, o como dice<br />

Lacueva, “exigen cuentas”) y en 10:25,27<br />

(preguntar).<br />

Las Escrituras nos mandan juzgar en ciertos<br />

casos y con cierto criterio (Jn. 7:24), pero aquí<br />

Pablo se refiere a las decisiones y declaraciones<br />

impacientes y de prejuicios de los hombres (como<br />

si anticiparan un juicio formal más tarde). Por<br />

ejemplo, algunos llamaban herejía al Camino que<br />

Pablo servía (Hech. 24:14), Festo “examinó” a<br />

Pablo y le halló loco (26:24), y algunos corintios<br />

“examinaron” a Pablo y le hallaron de presencia<br />

corporal débil, de palabra menospreciable, y de<br />

cartas duras y fuertes (2 Cor. 10:10).<br />

El evangelista (servidor y administrador de<br />

Cristo, los ver. 1,2) que agrada a su maestro, no<br />

hace caso de esta clase de investigaciones<br />

humanas, sino sigue en su fidelidad a él, pues esto<br />

es lo que se requiere de él.<br />

-- o por tribunal humano -- Aunque casi<br />

todas las versiones dicen “tribunal humano”,<br />

algunas tienen una nota, indicando que el texto<br />

griego dice, literalmente, “día humano”. La Ver.<br />

P.B. dice, “humano día”.<br />

Como la palabra “día”, en la frase “el día del<br />

29<br />

Señor” (1:8; 5:5; etcétera), se refiere al juicio del<br />

Señor en cierto día, así aquí: el “día humano” es el<br />

juicio, o tribunal, humano. Véase 3:13,<br />

comentarios sobre “día”.<br />

-- y ni aun yo me juzgo a mí mismo -- Con<br />

esta frase Pablo hace claro que no menospreciaba<br />

el examen que algunos corintios, u otros, hicieran<br />

acerca de él, porque no se menospreciaría a sí<br />

mismo. El punto es que el juicio humano es<br />

inferior al divino. El hecho de que algunos en<br />

Corinto exaltaran a Pablo (1:12; 3:3,4), y que otros<br />

le menospreciaran (2 Cor. 10:10), no tenía nada que<br />

ver con su condición ante su verdadero amo,<br />

Jesucristo. El destino eterno del individuo<br />

depende del juicio de Cristo, y no de alguna<br />

investigación humana, sea de otros, o sea de sí<br />

mismo. Véase 2 Cor. 10:18. La conciencia de uno<br />

no es su guía, ni tampoco su juez. El Señor lo es<br />

(Rom. 14:4,8). Todo examen humano, en conexión<br />

con el destino eterno del individuo, tiene que ser<br />

repudiado.<br />

El evangelista concienzudo no permite que el<br />

examen de otros en sí le desanime, ni le controle<br />

en sus decisiones en la obra.<br />

La razón de por qué no hacer caso Pablo de<br />

estas clases de investigaciones, o juicios, humanos,<br />

es dada en el versículo siguiente.<br />

4:4 -- Porque aunque de nada tengo mala<br />

conciencia, no por eso soy justificado -- Con<br />

referencia particular a su ministerio como apóstol<br />

de Cristo, Pablo dice que no estaba consciente de<br />

culpa en nada; tenía una conciencia limpia (a<br />

pesar de haber “sido antes blasfemo, perseguidor e<br />

injuriador”, 1 Tim. 1:13). Pero él había sido<br />

bautizado en Cristo, lavando así sus pecados<br />

pasados (Hech. 22:16; Gál. 3:26,27). Por eso pudo<br />

decir que tenía una conciencia limpia. Véase<br />

Hech. 24:16.<br />

No obstante, esa conciencia limpia no le<br />

justificaba. La conciencia es un criterio subjetivo, y<br />

por eso no puede ser guía infalible. Puede<br />

condenar a la persona, si es violada, pero no puede<br />

nunca justificar a la persona. Mientras tenía una<br />

conciencia limpia, Pablo pensaba hacer muchas<br />

cosas contra el nombre de Jesucristo (Hech. 26:9).<br />

Pablo sabía que en conexión con las divisiones<br />

en Corinto, o en conexión con cualquier otra<br />

situación, no había hecho nada malo a sabiendas,<br />

pero eso en sí no le justificaba. La razón de esto se<br />

da en seguida:<br />

-- pero el que me juzga es el Señor -- La<br />

justificación viene de Dios, y no tan sólo a<br />

consecuencia de conciencia limpia. Pablo llegó a<br />

saber que había sido el primero de los pecadores (1<br />

Tim. 1:15), aunque había pecado sin saberlo. Su<br />

conciencia no siempre le guiaba bien. La garantía<br />

para la persona de estar bien delante de Dios, es<br />

decir, de estar justificada, consiste en haber hecho<br />

la voluntad de Dios a través del evangelio.<br />

Considérese 2 Cor. 10:18.<br />

La conciencia es muy importante, y no hemos<br />

de violarla (Rom. 14:23). Nos dice si vamos bien<br />

en cuanto a la sinceridad y a la completa ausencia

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