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julio 2010 - ANUE

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la zona en un peligrosísimo sarcasmo histórico.<br />

Mientras persistan tanto el derecho<br />

a veto como las diferentes varas de medir,<br />

¿cómo desautorizar a quienes pregonan<br />

que la ONU es una especie de club donde<br />

los que mandan –y pagan– anteponen sus<br />

intereses y sus compromisos a la lógica de la<br />

razón y el derecho internacional?<br />

El tercer talón de Aquiles de las Naciones<br />

Unidos estaría, quizá, en las razones de fondo<br />

que hay entre la atención y el respeto<br />

a los derechos humanos en muchos países,<br />

entre ellos algunos de sus más fervientes<br />

abanderados. Los derechos y libertades son<br />

más o menos derechos según si el país que<br />

los aplica o vulnera es aliado, amigo o enemigo.<br />

¿Cómo interpretar, también racionalmente,<br />

que hayan quedado impunes ante<br />

la comunidad internacional aquellas intervenciones<br />

que han cambiado una dictadura<br />

por otra dictadura… de signo contrario,<br />

por supuesto? ¿Cómo seguir compartiendo<br />

mesa con adalides de los derechos humanos<br />

que construyen Guantánamos o autorizan<br />

la pena de muerte?<br />

La Reforma es necesaria para una ONU del siglo<br />

XXI y para dejar a sus detractores sin sus<br />

afilados argumentos<br />

Todo esto queda expuesto desde la actitud<br />

del niño que pregunta por qué va desnudo el<br />

rey y desde el convencimiento íntimo de que<br />

la Reforma de las Naciones Unidas es una necesidad<br />

inapelable. Por una parte, para que<br />

se dote de mecanismos eficaces para afrontar<br />

la realidad –y los desafíos– del siglo XXI y,<br />

por otra, para dejar a sus detractores sin sus<br />

afilados argumentos. Y, al margen de la necesidad<br />

de la Reforma, y de la serie de contradicciones,<br />

incoherencias, discordancias –incluso<br />

paradojas–, hay que proclamar alto y claro<br />

que la respuesta a la pregunta de para qué<br />

sirve la ONU es contundente e inequívoca: la<br />

ONU sirve, y para muchas cosas. Valgan como<br />

primeros ejemplos las misiones de paz hoy<br />

presentes en 21 países, la protección de la infancia<br />

(UNICEF) o de los refugiados (ACNUR).<br />

Lamentablemente, en algunas zonas la presencia<br />

de los cascos azules no evitan la guerra,<br />

pero sí la congelan o la alejan y siempre son<br />

refugio para la población civil.<br />

La tutela de las Naciones Unidas, a través<br />

de sus numerosos organismos, está presente<br />

en nuestra vida cotidiana. Comienza de<br />

buena mañana cuando encendemos la luz<br />

(Organización de las Naciones Unidas para el<br />

Desarrollo Industrial / Agencia Internacional<br />

de Energía Atómica), cuando comprobamos<br />

qué tiempo hace (Organización Meteorológica<br />

Mundial / Programa de las Naciones Unidas<br />

para el Medio Ambiente / Convención Marco<br />

de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático),<br />

cuando desayunamos (Organización<br />

de la Alimentación y la Agricultura), y cuando<br />

nos dirigimos a la oficina o al taller (Organización<br />

Internacional del Trabajo).<br />

La mayoría de las actividades de la vida cotidiana<br />

están tuteladas, perceptible o discretamente,<br />

por organismos o servicios onusianos<br />

La lista abarca un amplio abanico de actividades<br />

imaginables: cuando encendemos el<br />

ordenador o llamamos por teléfono (Unión<br />

Internacional de Telecomunicaciones), cuando<br />

nos duele la cabeza (Organización Mundial<br />

de la Salud), cuando enviamos una carta<br />

(Unión Postal Universal), cuando cogemos un<br />

avión (Organización de la Aviación Civil Internacional)<br />

o un barco (Organización Marítima<br />

Internacional), recorremos el mundo (Organización<br />

Mundial del Turismo), o recibimos<br />

mercaderías del otro lado del planeta (Organización<br />

Mundial del Comercio).<br />

Alguien vela por nuestros derechos culturales<br />

o para que podamos disfrutar de nuestros<br />

patrimonios naturales y culturales (UNESCO),<br />

por el equilibrio financiero (Fondo Monetario<br />

Internacional, Banco Mundial, Organismo<br />

Multilateral de Garantía de Inversiones,<br />

Corporación Financiera Internacional…), por<br />

nuestro bienestar (Asociación Internacional<br />

de Desarrollo), por nuestra creatividad (Organización<br />

Mundial de la Propiedad Intelectual)<br />

y por nuestra seguridad (Comité contra el terrorismo<br />

/ Organización para la Prohibición<br />

de las Armas Químicas). Que la providencia<br />

nos libre de las desgracias, pero si no fuera<br />

así, comprenderíamos la importancia, entre<br />

otros ejemplos, de la Convención sobre los<br />

Derechos de las Personas con Discapacidad,<br />

de las Juntas de Fiscalización de Estupefacientes<br />

o de Coordinación del ONUSIDA.<br />

La lista, como hemos dicho, es infinita. La<br />

ONU no evita las guerras ni los odios, pero<br />

los atenúa y, silenciosa y discretamente,<br />

ayuda a vivir con cierta armonía y facilita la<br />

convivencia de toda la comunidad internacional.<br />

En el fondo, que la ONU sea mejor<br />

o no depende de algo tan frágil, delicado,<br />

complejo y contradictorio como la misma<br />

condición humana.<br />

17<br />

Naciones Unidas

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