julio 2010 - ANUE

denominados “en vías de desarrollo”. Todavía
figura en la memoria la dramática dictadura
de François Duvalier (1957-1971), apoyada por
Estados Unidos y sostenida por los tonton macoutes
y el vudú como elemento represivo. Le
sucedió su hijo Claude, que dimitiría en 1986.
El principal producto agrícola, el café, se
halla en regresión. El arroz se produce sólo
para el consumo interior. Lo propio sucede
con la ganadería. La peste africana diezmó la
cabaña porcina, incidiendo en el déficit alimentario.
Existen buenas perspectivas para
la pesca, pero sin instalaciones adecuadas.
Haití es altamente deficitario en fuentes de
energía. El sector industrial más importante
es el textil, que representa más del 75% del
volumen de las exportaciones y el 90% del
PIB, pero que es fuertemente dependiente
de la demanda y ayudas arancelarias exteriores,
en especial de Estados Unidos, su principal
proveedor (casi el 80% del total de las
importaciones por sólo el 62% de las exportaciones).
El segundo proveedor es Japón e
Italia el segundo cliente.
El seísmo y sus secuelas han venido a agravar
una situación social y económica bajo mínimos
desde hace décadas
La mano de obra muy barata y las exenciones
fiscales han originado algunas industrias
ligeras vinculadas al ocio y al turismo,
frenado por la situación crítica: inestabilidad
política y un aumento desbocado del
VIH/SIDA (5 por ciento de la población adulta).
Los casos de tuberculosis son diez veces
más altos que el promedio del resto de
América Latina.
En la actualidad, Haití es una república
semipresidencialista según la Constitución
aprobada en 1987, pero cuya vigencia quedó
suspendida desde entonces en varias
ocasiones por la violencia política. Así, tras
el golpe de Estado militar de 1991 y la crisis
de 2004 que forzó la intervención de las
Naciones Unidas mediante un destacamento
de Estabilización (Minustah). Tras un proceso
electoral tutelado por la comunidad internacional,
desde 2006 el jefe del Estado, elegido
por sufragio universal, es René Préval, y el
primer ministro, elegido por la Asamblea Nacional
en 2009, es Jean-Max Bellerive.
Ayuda humanitaria
Poco después de la catástrofe, la ayuda humanitaria
no se hizo esperar. Así, Estados Unidos
y países latinoamericanos encuadrados en
la OEA y europeos, la Cruz Roja Internacional,
la Secretaría General Iberoamericana, el Banco
Internacional del Desarrollo (BID), el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM), entre otros, anunciaron el envío
de dinero, alimentos, voluntarios, bomberos,
expertos y hasta perros especializados en
búsquedas para asistir al país caribeño.
En principio no se pudo implementar un
esfuerzo coordinado para retirar los escombros,
retirar los cadáveres, atender los heridos,
etcétera. Los cadáveres fueron abandonados
en las calles, debido a la escasez de
agua y combustibles, el dinero dejó de ser
útil y el agua y la gasolina fueron utilizados
como medio de cambio.
Cinco días después del terremoto, las Naciones
Unidas en Ginebra afirmaron que “el
sismo de Haití es el peor desastre que haya
confrontado la organización en términos de
logística, debido al completo colapso del gobierno
local y de las infraestructuras”. En los
días subsiguientes los asaltos a convoyes de suministros
por multitudes desesperadas fueron
constantes. Las Naciones Unidas se prepararon
para mantener el orden y garantizar la seguridad.
Algunos expertos manifestaron que la
reconstrucción de la nación podría durar una
década. Más de cinco meses después de la catástrofe
los campos de refugiados siguen formando
parte del paisaje de una isla que fue
tan bella como torturada.
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Dos imágenes de las fuerzas de
mantenimiento de la paz con la
Misión de Estabilización de las
Naciones Unidas en Haití proporcionando
asistencia médica
y alimentos a los refugiados del
terremoto.
UN Photo/Pasqual Gorriz
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