julio 2010 - ANUE

convicción es que de la cumbre que se celebrará
el próximo mes de septiembre debería salir
un renovado impulso de voluntad política, de
disposición de recursos y de adopción de las
medidas suficientes para hacer todo lo posible
para alcanzar los ODM.
Para concretar este impulso, el secretario
general ha presentado recientemente su informe
preparatorio de la cumbre, que ha titulado
Para cumplir la promesa: un examen
orientado al futuro para promover un programa
de acción convenido a fin de alcanzar
los Objetivos de Desarrollo del Milenio para
2015 (Documento A/64/665). En el Informe,
Ban Ki-moon formula un examen amplio de
los resultados satisfactorios alcanzados hasta
el momento, de las mejores prácticas y las
enseñanzas obtenidas, de los obstáculos y las
carencias, los desafíos y las oportunidades en
relación con los ocho Objetivos de Desarrollo
del Milenio, todo ello para intentar formular
estrategias concretas de acción que los hagan
posibles. Aun asumiendo esta orientación,
el primer anteproyecto de declaración
final de la cumbre –publicitado el pasado 7
de junio– no merece una valoración excesivamente
optimista, más allá de la retórica
diplomática y del discurso político general.
Como en tantas otras ocasiones, sigue siendo
necesario pasar de las palabras a los hechos,
del discurso a la realización práctica; es decir,
compartimos el criterio de que la música
suena bien, pero no es suficiente, porque la
situación se ha agravado y, tendencialmente,
puede agravarse más todavía. Con cinco
años por delante hasta el vencimiento del
plazo fijado en 2015, la posibilidad de no llegar
a alcanzar los Objetivos por falta de compromiso
es, desdichadamente, muy real y sería,
a nuestro juicio, un fracaso inaceptable,
tanto en sentido moral como práctico. Como
señala el secretario general en su informe, si
se fracasa se multiplicarán los peligros que
acechan al mundo: inestabilidad, violencia,
epidemias, deterioro ambiental y crecimiento
demográfico descontrolado.
Reconociendo las dificultades existentes,
desde la Asociación creemos que a las Naciones
Unidas les corresponde una función central,
rectora y de liderazgo y que los líderes
mundiales deberían asumir el próximo mes
de septiembre un compromiso claro, firme
y multilateralmente convenido para alcanzar
los Objetivos de Desarrollo del Milenio,
con la puesta a disposición de los recursos y
la adopción de las medidas necesarias. De alguna
manera, nos parece que las múltiples e
interconectadas crisis existentes (económica
y financiera, de subdesarrollo y extrema pobreza,
de seguridad ambiental, alimentaria
o sanitaria, o los diversos conflictos y áreas
de tensión internacional) hacen que la acción
multilateral que expresan las Naciones
Unidas sea hoy más necesaria y propicia que
nunca. Como indica el secretario general
Ban Ki-moon al final de su informe, “no es
posible defraudar a los miles de millones de
personas que esperan que la comunidad internacional
cumpla la promesa de la Declaración
del Milenio de crear un mundo mejor”.
En esto estamos también, desde la Asociación
para las Naciones Unidas en España.
5
Inauguración de la Cumbre del
Milenio, el 6 de septiembre de
2000.
UN Photo/Eskinder Debebe
Naciones Unidas