julio 2010 - ANUE
julio 2010 - ANUE
julio 2010 - ANUE
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Editorial<br />
El respeto de los derechos fundamentales<br />
en una etapa de recesión<br />
En la difícil coyuntura política, económica,<br />
pero sobre todo social y humana en que<br />
hoy estamos es complicado conjugar tres<br />
vectores:<br />
- el respeto de los derechos humanos y libertades<br />
fundamentales de todos,<br />
- el mantener los derechos sociales y económicos<br />
alcanzados por la sociedad del<br />
bienestar,<br />
- conciliar todo ello con una crisis económica<br />
general y global.<br />
La respuesta a la que deberíamos llegar,<br />
apriorísticamente, sería que estas tres realidades<br />
tal vez no pueden ser resueltas a<br />
corto plazo, pero sí que deben ser, necesariamente,<br />
asumidas por toda la sociedad y<br />
no sólo por una parte de la misma. Avanzar<br />
para salir de la trágica situación y buscar caminos<br />
posibles no se puede hacer a través<br />
de una constante lamentación ni de establecer<br />
agravios comparativos a cualquier nivel<br />
como hace tiempo que se está haciendo.<br />
Construir un muro de las lamentaciones no<br />
nos conduce a ninguna parte, por el contrario,<br />
nos paraliza y nos lleva al pesimismo.<br />
La sociedad asiste como actor perjudicado<br />
a debates estériles, poco realistas e inadecuados,<br />
con la realidad del día a día, por parte<br />
de los gobernantes, dirigentes políticos, partidos,<br />
pero también por los llamados agentes<br />
sociales y económicos. Seguramente no todos<br />
ellos son culpables de la crisis o de haber llegado<br />
donde estamos, pero sí que, por acción,<br />
impericia, omisión o por miedo –a la hora de<br />
tomar decisiones– han sido directa o indirectamente<br />
los responsables. En definitiva, se ha<br />
actuado sin la razonable previsión que correspondería<br />
“a un buen padre de familia” en la<br />
gestión de los intereses públicos y comunes<br />
de la sociedad.<br />
Pero debemos advertir, como Asociación<br />
y como ciudadanos, que todas las normas o<br />
cualquier decisión o política que se adopte<br />
a partir de ahora –por muy estrictas, duras y<br />
restrictivas que sean– no deben perder nunca<br />
de vista el valor y principios normativos<br />
esenciales que se fundamentan en el respeto<br />
a los derechos fundamentales y en las<br />
libertades públicas de todos y para todos.<br />
Es el patrimonio más importante y preciado<br />
que hemos alcanzado en nuestro envidiable<br />
y envidiado Estado de derecho.<br />
Hacer una política de contención del gasto<br />
público, de evitar el lujo innecesario, de<br />
no gastar más de lo que tenemos, de llevar a<br />
cabo una arriesgada y no populista política<br />
seria y, evidentemente, de actuar como una<br />
Administración ágil, eficaz, transparente y<br />
competente es lo que requiere y demanda<br />
la sociedad para poder aceptar el sacrificio<br />
personal o familiar que la situación pide.<br />
Y también hemos de advertir y tener mucho<br />
cuidado que buscando el camino de<br />
salida no hacemos pagar los platos rotos a<br />
quien no es culpable y, sobre todo, que no<br />
limitamos los derechos individuales y colectivos<br />
de las personas que más necesitan de<br />
la solidaridad y cooperación, es decir, los<br />
que menos derechos y beneficios han tenido<br />
en el disfrute del Estado del bienestar.<br />
El respeto de los derechos humanos y libertades<br />
fundamentales no es un criterio<br />
coyuntural o un lujo de la sociedad, sino<br />
la base estructural de nuestra democracia,<br />
cuyos límites no son negociables y son irrenunciables<br />
hoy.<br />
En la <strong>ANUE</strong> todavía creemos en valores<br />
como la confianza, el esfuerzo, la transparencia<br />
y la responsabilidad considerados<br />
como la clave para ir definiendo un nuevo<br />
camino de progreso social y económico. En<br />
definitiva, recuperar los principios y valores<br />
contenidos en el Preámbulo de la Carta de<br />
las Naciones Unidas y la Declaración Universal<br />
de los Derechos Humanos, y que han<br />
orientado la mayoría de normas y constituciones<br />
vigentes.<br />
Nos jugamos mucho y todos podemos salir<br />
perjudicados.<br />
40<br />
Editorial