Cosmos del Alma - PlanetaGEA
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Refiriéndonos nuevamente a la conciencia de la superficie y a las siete direcciones sagradas,<br />
llevamos vuestra atención a la Gran Pirámide de Giza. Su forma piramidal de cuatro lados en realidad<br />
corresponde a la mitad de un octaedro; refleja la vibración masculina, por cuanto apunta al exterior,<br />
de cara al Sol. La otra mitad <strong>del</strong> octaedro, la pirámide femenina, se extiende hacia el interior,<br />
apuntando al centro de la Tierra: el reflejo etéreo de la forma de arriba.<br />
Dado que vuestra percepción de la pirámide se ha limitado casi exclusivamente al estudio de la mitad<br />
de su cuerpo etéreo —la mitad superior <strong>del</strong> octaedro—, nunca habéis podido descifrarla realmente, ni<br />
tampoco imaginar por qué o cómo llegaron los antiguos egipcios a tales extremos para crearla. El<br />
objeto de vuestra fascinación ha sido la estructura superficial, la mitad yang de la totalidad, en tanto<br />
que el misterio de los secretos más impenetrables de Egipto está en su unificación con el reflejo yin<br />
que yace debajo.<br />
Ésta es la sabiduría —como se os ha mostrado una y otra vez— expresada en vuestros símbolos<br />
sagrados: el Tai-chi Tu, la estrella de seis puntas, el sol y la luna, y el árbol de la vida.<br />
Si ahora visualizáis el reflejo de la estructura etérea que se extiende hacia dentro de la Tierra, y<br />
meditáis en la forma geométrica completa <strong>del</strong> octaedro, así como en las representaciones<br />
correspondientes de las direcciones contenidas en su interior, facilitaréis vuestra comprensión de la<br />
verdadera función de la Gran Pirámide, un prototipo de energía libre creado para prestar servicio a los<br />
seres conscientes de Gaia desde tiempos inmemoriales. Vosotros, líderes de la Era de Acuario, ahora<br />
estáis recibiendo el regalo de las claves de la geometría de Sirio, que os permitirán aprovechar la<br />
energía <strong>del</strong> acelerador en el momento que os estéis liberando para siempre de las limitaciones de<br />
vuestras jaulas tridimensionales.<br />
Es sumamente importante que reconozcáis el octaedro como una representación geométrica de las<br />
siete direcciones. El séptimo punto, la intersección epicentral en el centro —el adentro—, es el<br />
corazón y el alma etéreos <strong>del</strong> Gran Octaedro. Es el dorje tibetano puro: el diamante por excelencia, la<br />
forma geométrica interior de la estrella tetraédrica entrelazada.<br />
Tal vez nunca hayáis sabido buscar el corazón de la Gran Pirámide porque habéis estado indagando<br />
con los ojos físicos y oyendo la música equivocada.<br />
Trazamos una correspondencia entre la posición de vuestro chakra de la corona y la ubicación de la<br />
cámara <strong>del</strong> Rey, o «sala <strong>del</strong> transportador» —como la llamaremos—, dado que se requería la<br />
activación de la glándula pineal <strong>del</strong> faraón para poder finalizar la activación <strong>del</strong> Gran Acelerador.<br />
Situado en el vehículo <strong>del</strong> «sarcófago» de granito, el faraón utilizaba el principio de activación <strong>del</strong><br />
merkaba para hacer que la pirámide etérea femenina (magnética) bajo la superficie de la Tierra girara<br />
en el sentido de las agujas <strong>del</strong> reloj.<br />
Al mismo tiempo, el cuerpo etéreo de la pirámide material masculina (eléctrica) en la superficie se<br />
activaba para girar en sentido contrario a las agujas <strong>del</strong> reloj. Cuando el tono vibratorio llegaba a la<br />
frecuencia que resonaba con el wam (la nota musical) <strong>del</strong> faraón, atraía la forma piramidal magnética<br />
etérea hacia arriba, hacia la forma masculina eléctrica.<br />
Esto sucedía intradimensionalmente, con movimientos rotatorios opuestos, hasta que la fuerza de<br />
estos dos campos en interacción succionaba el fuego <strong>del</strong> kundalini de Gaia en una espiral que se<br />
elevaba desde su centro, atravesaba los canales de energía de los corredores y catapultaba al faraón<br />
a través de las barreras dimensionales de vuestro continuo espacio-tiempo; igual que vuestro propio<br />
cuerpo explota en un extático fuego <strong>del</strong> espíritu cuando la llama corre por las redes conductoras,<br />
activando vuestros chakras y luego resplandeciendo en la corona.<br />
Ésa es la verdadera función de los corredores; vuestra comprensión de estos pasillos como<br />
indicadores de niveles de iniciación es exacta sólo en parte. La palabra «pirámide», <strong>del</strong> griego pyros<br />
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