Cosmos del Alma - PlanetaGEA
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en otra cosa; aun así, su asunto más urgente en lo referente al manejo de la Tierra es garantizar su<br />
propia supervivencia y la de su semilla, la futura élite de Poder.<br />
No han aprendido nada. Se niegan a entender que no se puede huir <strong>del</strong> karma, pues su idolatría <strong>del</strong><br />
poder los obsesiona hasta tal punto que creen estar por encima <strong>del</strong> orden universal. Se han separado<br />
<strong>del</strong> Creador Original —de los animales, de Gaia y de todas las cosas vivas—, y no saben que es de sí<br />
mismos, de sus propias garras, de lo que tienen que liberarse.<br />
Estos individuos aún no entienden que su salto desesperado al refugio fabricado de la Biosfera Lunar<br />
será su última frontera, pues se van a quedar atrás en el proceso <strong>del</strong> viaje de la Deidad Solar por los<br />
cordones astrales, lanzados a los rincones más oscuros de la zona gris, pues ése es su destino<br />
kármico.<br />
Y así, quienes han manejado los hilos de la humanidad —manipuladores desde las primeras<br />
civilizaciones de los habitantes de Gaia— están destinados a ser lanzados al gran vacío, arrojados de<br />
su nave madre, la Luna, hasta una nube silenciosa. Allí, como renegados <strong>del</strong> universo, estarán<br />
inexorablemente atados a su otro yo, los grises, a lo largo de lo que conocéis como la eternidad. El fin<br />
<strong>del</strong> ciclo.<br />
La broma, según parece, no será sólo a vuestra costa.<br />
Capítulo XII<br />
De Lucifer y la oscuridad<br />
Los Anunnaki<br />
Los Grises<br />
El Gobierno Secreto<br />
La conspiración espacial<br />
La manipulación genética<br />
Hemos puesto <strong>del</strong>iberadamente al descubierto algunos de los elementos más oscuros de aquello que<br />
consideramos que es vuestra auténtica realidad, y lo hemos tratado abiertamente: primero, para<br />
proporcionaros información relevante, y segundo, para provocaros a que miréis aquello que despierta<br />
sentimientos de miedo en vosotros, pues, ¿de qué otra forma conquistaréis ese miedo si no estáis<br />
dispuestos a empezar por arrojarle luz?<br />
Para hacer que todo aflore en la conciencia, tenéis que mirar y experimentar los elementos de la<br />
oscuridad y luego bañarlos de luz, pues el mirar es, en sí mismo, un acto de curación y liberación de<br />
las emociones; es haceros cargo, entender y aclarar lo confuso; es daros el poder como el «primer<br />
motor» de vuestra realidad individual.<br />
Vosotros, los magos, creáis vuestro mundo conforme os desenvolvéis en él. Algunos os contentáis<br />
con sacar el conejo <strong>del</strong> sombrero; otros hacéis decididamente la Gran Obra, mediante la cual os<br />
eleváis hasta el oro de vuestro cuerpo de luz que ha despertado. Nos <strong>del</strong>eitamos al observar y<br />
experimentar los muchos núcleos de seres de luz enlazados alrededor <strong>del</strong> planeta en estos<br />
momentos, un cinturón centelleante de cuentas de oro y luces de diamante que rodea a la Diosa e<br />
irradia su luminiscencia por todos los cuerpos de la Deidad Solar y se proyecta al cosmos.<br />
Sois cada vez más numerosos, y a medida que os multiplicáis y unís, la luz de Gaia brilla más<br />
esplendorosa por los cielos.<br />
Lo que presenciamos es un espectáculo formidable.<br />
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