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Cosmos del Alma - PlanetaGEA

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Considerad el mar <strong>del</strong> universo material como un cuerpo físico o, más bien, como la manifestación de<br />

la materia construida a partir de la voluntad consciente <strong>del</strong> Creador Original. Como finalmente han<br />

reconocido los físicos cuánticos, la fuente de la materia es la conciencia; es decir, vuestros científicos<br />

ahora están empezando a entender cómo se forma la materia cuando las ondas cuánticas son<br />

activadas por la conciencia.<br />

El pensamiento, el «primer motor», está más allá de la velocidad de la luz, y es sólo cuando aminora<br />

su velocidad hasta llegar a la de la luz que la materia adquiere potencia. En un sentido, entonces, os<br />

podemos decir que la materia es el resultado <strong>del</strong> pensamiento que primero reduce su velocidad hasta<br />

igualar la de la luz, y luego de la luz, que reduce aún más su velocidad, mientras se mueve de un lado<br />

a otro en patrones entrelazados hasta culminar cristalizándose en materia.<br />

En esencia, decimos que el Creador Original concibió inicialmente vuestra galaxia tridimensional<br />

como un mar receptivo de conciencia que se manifiesta a través de patrones de onda, y éstos, una<br />

vez activados, resuenan en patrones geométricos definidos. Lo que aparenta ser aleatorio o invisible<br />

es realmente una exquisita trama de forma, proporción y vibración geométrica entretejida en todo el<br />

mundo material. Podemos decir, entonces, que la arquitectura de la materia se estructura sobre ondas<br />

de energía conscientemente dirigida, y toma forma en una matriz constantemente cambiante y fluida,<br />

de proporción y armonía geométricas.<br />

La organización de estos patrones es lo que plasma la materia en sus infinitas manifestaciones y<br />

dimensiones. Si hemos de aceptar que todo el universo tridimensional existe en forma de diversas<br />

densidades de conciencia-materia, por definición, entonces, todo lo que está contenido en él habrá de<br />

describirse como tal. Aquello que parece un mar infinito de la nada, un vacío, es en realidad un ser<br />

físico que se expresa en patrones de conciencia geométricamente formados que se alteran<br />

continuamente.<br />

¿Es posible que visualicéis un universo de conexiones infinitas de patrones y ondas que son<br />

absolutamente interdependientes?<br />

Os decimos que cada uno de vuestros pensamientos afecta los mo<strong>del</strong>os de la realidad.<br />

Lo que a primera vista consideráis que es un vacío, después de una profunda reflexión es cualquier<br />

cosa menos eso. Por ejemplo, cuando contempláis el espacio, tendéis a imaginar un silencio oscuro y,<br />

sin embargo, aceptáis de buena gana que en el vacío hay cuerpos celestes, estrellas, polvo espacial,<br />

asteroides, meteoros, satélites —vuestra basura espacial—, astronautas, nubes, gases y otros<br />

elementos menores, ¡incluso la masa de vida y sus manifestaciones de vuestro mismísimo planeta!<br />

Muchos de vosotros habéis aceptado la realidad de las naves espaciales de otros mundos, naves<br />

madre de enorme configuración, y partículas de otras dimensiones aún sin definir. Puede que hayáis<br />

oído hablar de las bacterias espaciales, una creciente preocupación de la comunidad científica. No<br />

olvidemos los rayos cósmicos, los rayos gamma y los sonidos que emanan de esta materia espacial, y<br />

admitiréis que es un vacío en verdad muy lleno.<br />

Las ondas y partículas de la física cuántica son los vehículos elementales de la conciencia, la materia<br />

de la cual se forma la sustancia <strong>del</strong> universo, muy similar a lo que los aminoácidos son para las<br />

proteínas. Nada es independiente. Por muy distantes o separadas que parezcan las cosas en la visión<br />

tridimensional, toda dimensión, conciencia, oscuridad y luz son solamente aspectos polares <strong>del</strong> Uno.<br />

Por lo tanto, cuando se os dice que podéis afectar el resultado de todas las realidades, ya sea un<br />

aspecto de vuestro mundo individual o aquél de la próxima transformación que acaecerá tras la<br />

liberación de Gaia, sabed que poseéis la capacidad de alterar cualquier destino. En vuestra calidad de<br />

co-creadores, continuamente centráis vuestra conciencia para cambiar de frecuencias y, al hacerlo,<br />

alteráis la materia y afectáis el tiempo, o el tiempo futuro, como aún lo entendéis.<br />

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