Cosmos del Alma - PlanetaGEA
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que librar, ninguna dificultad que superar, ninguna decisión que tomar, ¿habría alguna razón de<br />
existir, de separarse <strong>del</strong> Yo divino? Vosotros, como chispas de la luz divina, os separáis de la esencia<br />
divina para desarrollaros como entidades individuales; para conocer vuestra propia divinidad; para<br />
existir.<br />
Y luego, una vez que habéis enfrentado los retos de esa voluntad, regresáis a la totalidad: el<br />
resplandor.<br />
En la polaridad de vuestra existencia, estáis aprendiendo que los extremos <strong>del</strong> espectro son<br />
simplemente aspectos complementarios de la totalidad: el amor y el odio, lo caliente y lo frío, lo bueno<br />
y lo malo. Éstas son expresiones dinámicas <strong>del</strong> Uno y, aunque creéis que podéis experimentar un<br />
extremo <strong>del</strong> polo sin el otro, ése es un concepto erróneo.<br />
Los polos os ofrecen la exaltación de sus reflejos. Es decir, cuando experimentáis el sufrimiento,<br />
entonces entendéis la alegría; cuando os habéis ahogado en lágrimas, entonces conocéis la<br />
absolución de la risa. El dolor es al placer lo que el error es al acierto, lo que no es a sí, cada aspecto<br />
depende <strong>del</strong> otro para su identidad.<br />
Vuestra experiencia humana es vivir estos complementos polares de vuestras emociones, y eso, en<br />
cierto modo, despierta nuestra envidia, pues nosotros no experimentamos el cuerpo emocional como<br />
lo hacéis vosotros.<br />
No captamos la intensidad de vuestros sentimientos. Aun en vuestro dolor, gozáis experimentando la<br />
emotividad <strong>del</strong> sufrimiento, pues es la intensidad de la emoción humana lo que os impulsa a mover<br />
montañas y a ir eternamente más allá de vuestras limitaciones. Lamentablemente, en el cuerpo<br />
emocional de la humanidad predomina la carga de las vibraciones más bajas, en estos momentos en<br />
que el planeta está dominado por tanto dolor y sufrimiento. Sin embargo, no tiene por qué ser así,<br />
como lo habéis averiguado vosotros, quienes estáis despertando.<br />
Estáis cambiando la música y muchos están empezando a oírla por primera vez.<br />
Y ahora, dado que os pedimos que exploréis la polaridad Dios-diablo (la dualidad bien-mal), no<br />
podemos hacer menos que dirigir vuestra atención al hecho de que, a medida que entráis en la<br />
conciencia acuariana, estáis presenciando extremos de luz y oscuridad en lo que denomináis el<br />
movimiento de la «Nueva Era». Os lo hemos dicho: hay quienes han elegido el lado oscuro, pues se<br />
trata de aquellos cuya identidad <strong>del</strong> ego no ha sido liberada, y por ello no entienden que no están<br />
separados de vosotros. Las acciones de los guerreros oscuros finalmente los vuelven en contra de sí<br />
mismos.<br />
Entretanto, ellos, en verdad, os son útiles, pues os proporcionan la polaridad que da lugar a la<br />
elección.<br />
Vosotros, quienes estáis despertando, seréis llamados para prestar asistencia a estos seres, pues<br />
todos deben ir hacia arriba. A la larga, todos os iluminaréis; éste es, sencillamente, el camino <strong>del</strong><br />
Espíritu. Aunque son muchos los que han elegido revolcarse en la negrura, debéis recordar siempre<br />
que todo ser es un reflejo de la luz de Dios.<br />
Por más tenue que sea, está allí, pues cada uno lleva la chispa de la creación. Todos los seres tienen<br />
el espectro <strong>del</strong> arco iris en su interior (el sistema de chakras), no importa lo apagado y sin lustre que<br />
sea su reflejo.<br />
Se puede llegar a ellos.<br />
Si os resulta doloroso imaginar una misión semejante, donde podríais ser convocados a hacer brillar<br />
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